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4 de octubre de 2013

Libros de Hoffmann

Recientemente he adquirido, gracias a un seguidor del blog, un lote de las revistas monográficas que publicó en su día el fotógrafo y amigo de Hitler. Es gracias a éstas revistas que conocemos a otro Hitler, el más íntimo y, si cabe, simpático. Lo curioso es que si en su momento los alemanes conocieron a ese Hitler simpático, después de la guerra se dijo que esas revistas eran simplemente propaganda para endiosar más a Hitler. Naturalmente que las publicaciones eran propaganda y, por supuesto, un negocio. Se vendían a millones. Sin embargo nos presenta a un Hitler en todos sus entornos y de manera muy relajada. No parece que interprete ningún papel. Desde luego Hitler está más natural fotografiado en las montañas que en un mitin. De eso no cabe ninguna duda. 

De todos ellos, el libro que más me ha gustado ha sido "Wie ihn Keiner Kennt", que es una especie de biografía fotográfica del Führer. El libro contiene imágenes de Hitler como soldado de la I Guerra Mundial y de su pasaporte militar. Voy a poner las fotografías que más me han llamado la atención. Pertenecen a varias publicaciones diferentes. Muchas de las fotos de los libros son sobradamente conocidas. En este blog he puesto muchas. Pero creo que merece la pena ver las fotos. Ciertamente Hoffmann fue un gran fotógrafo. Teniendo en cuenta las técnicas de la época, sus fotografías eran muy artísticas y de una gran calidad.  Espero que os gusten. 















20 de febrero de 2013

Hitler en Polonia

Mi buen amigo Pedro, a quien debo mucho, ha tenido la amabilidad de enviarme este ejemplar de Hitler en Polonia, original, editado por su fotógrafo Heinrich Hoffmann. El libro fue editado en 1939. Contiene muchas fotos de Hitler. Como bien dice Pedro, muchas fotos son conocidas puesto que las fotografías de Hoffmann han sido muy difundidas. Muchas ya nos son conocidas pero otras no tanto. De hecho, yo mismo no conocía alguna. No he querido escanear las fotos para no deteriorar el libro pero le he sacado fotos directamente para poder compartirlas con vosotros. Espero que os guste tanto como a mi. Y nuevamente doy las gracias a mi amigo Pedro.

Como todo en Internet, he visto que se puede descargar. Así que para los interesados lo podéis ver en este enlace.








26 de julio de 2009

Bibliografía




Todos sabemos que Hitler ha sido el protagonista de miles y miles de libros desde su muerte. La mayoría son prescindibles. Por un lado están los historiadores y biógrafos consagrados que más o menos conocemos. Después están los oportunistas que escriben verdaderas tesis fantasiosas, que van desde el típico bulo a la difamación y mentira. También existen pequeñas biografías de poca monta que se incluyen en coleccionables y suplementos. Existen también libros sobre Hitler novelados, como por ejemplo "Führer" de Allan Prior. También existen novelas fantasiosas que nos sitúan a un hipotético Hitler viviendo en Inglaterra en su juventud, o novelas con supuestos hijos de Hitler. Incluso la fantasía más absoluta existe en muchas novelas cuando situaban a un Hitler superviviente de la guerra y viviendo en un país sudamericano. Y por último tenemos los testimonios de quienes trataron a Hitler directamente. Estos testimonios son de vital importancia para los historiadores y los lectores. El problema para analizar a Hitler es que muchos de estos testimonios están condicionados, y en muchos casos manipulados por otros historiadores. No obstante, hubo amigos y colaboradores de Hitler que se atrevieron a no traicionar a Hitler. No son muchos, pero existieron. Por eso, un lector no iniciado se puede extrañar de encontrar títulos como "Yo fui amigo de Hitler" o "Hitler, mi amigo de juventud".
Evidentemente son más de fiar los testimonios de quienes trataron a Hitler. Por supuesto también hay que tener reservas, pero estos libros contienen anécdotas que nos pueden resultar interesantes para conocer a Hitler. En ese contexto, si queremos conocer la infancia y juventud de Hitler, es muy importante el libro escrito por el amigo de Hitler "Adolf Hitler, mi amigo de juventud" de Kubizek. A pesar de que el testimonio de Kubizek en ocasiones parece forzado y fantasioso, Kubizek fue el único que trató a Hitler directamente durante su juventud. Ese libro es el único que existe sobre ese periodo. A menudo los analistas buscan en la infancia y juventud de Hitler las causas de su comportamiento posterior. Parece que intentan demostrar que Hitler fue una persona resentida por algo y que posteriormente cuando llegó al poder quiso vengarse de todo el mundo. A mi me parece una explicación poco convincente. Hasta ahora conseguir el libro de Kubizek era difícil. Yo mismo tengo un ejemplar de segunda mano y antiguo. Pero creo que la editorial Tempus lo va a editar, si es que no lo ha hecho ya. El libro es muy entretenido de leer y contiene abundantes historias que nos dicen mucho del carácter de Hitler. Trataré algún episodio del libro próximamente.

Ya hemos hablado también del libro de su secretaria Christa Schroeder. Lamentablemente en español no hay una edición del verdadero libro de la secretaria, sino una versión corregida, como vimos en una anterior entrada. Aún así el libro resulta muy interesante.

Otro libro muy entretenido de leer es el escrito por su fotógrafo Heinrich Hoffmann. Tuvo la valentía de titularlo "Yo fui amigo de Hitler". Ciertamente en una época en la que haber sido amigo de Hitler te podía costar muy caro, titularlo así era de una gran valentía. El libro resulta muy divertido porque Hoffmann tuvo mucha confianza con Hitler y era una de las personas que más le relajaban y divertían al Führer. El libro se reeditó hace unos años por la editorial Caralt. Es una pena que esa edición tenga una calidad muy mala en cuanto a su presentación, ya que las fotografías no tienen mucha calidad. Precisamente habiéndose tratado del fotógrafo de Hitler, creo que la edición debería tener más fotografías y por lo menos en brillo. Pero bueno, es mejor tener esa edición que ninguna.
Las memorias de Speer son una verdadera mina para estudiar a Hitler. El problema que nos surge con Speer es que no ha tenido mucho crédito entre los historiadores. Se sabe que Speer fue muy manipulado por Joachim Fest. Sin embargo yo acudo a menudo a Speer porque fue un personaje importante en la vida de Hitler. Sus testimonios son de vital importancia, a pesar de todo. Por ejemplo, la gente tiene una imagen de un Hitler histérico, que levantaba la voz y gritaba a todo el mundo. Sin embargo Speer nos dice que en contadas ocasiones vio a Hitler alterado o perdiendo los nervios. A mi eso fue lo que más me llamó la atención de sus memorias porque yo también pensaba que Hitler perdía los nervios con facilidad. Sin embargo no es verdad. Hitler siempre sabía mantener la compostura, incluso en los momentos más difíciles.
Uno de los últimos testimonios aparecidos fueron las memorias de Rochus Misch, tituladas "Yo fui guardaespaldas de Hitler". Lo que más llama la atención es el título porque Misch no fue nunca el guardaespaldas de Hitler. Misch fue radio-operador y telefonista, o un ordenanza. Misch fue testigo de los acontecimientos finales del Reich, en el búnker de Hitler. Pero nada más. Además, como sucede a menudo, la traducción del libro es de una edición francesa, con lo cual supongo que pierde mucho más que al traducirla directamente del alemán.
Otro testimonio interesante de leer es el escrito por el chófer de Hitler Erich Kempka. Se titula "Yo quemé a Hitler". Yo tengo una versión bajada de Internet. Ignoro si se puede conseguir fácilmente. Pero recomiendo su lectura.
Por último el libro que más me gusta a mi es "Conversaciones sobre la guerra y la paz" o "Conversaciones de sobremesa", que recogen las conversaciones de Hitler. Estas conversaciones fueron recogidas de forma taquigráfica por dos personas, a petición del propio Hitler. Fue Martin Bormann quien se encargó de guardarlas. Al final de la guerra el financiero suizo Genoud se hizo con las transcripciones de estas conversaciones, al conseguirlas a través de la esposa de Bormann. Este financiero suizo las tradujo al francés y de ahí se tradujeron al inglés. En alemán tenemos dos versiones, las recogidas por los taquígrafos, que fueron Heinrich Heim y Pickert.


Las versiones españolas de este libro fueron traducidas directamente del inglés. Es decir, las palabras de Hitler, en alemán, han pasado después al francés, al inglés y de esta edición inglesa al español. Un lío ¿verdad? Al final con tanta traducción muchas palabras de Hitler están equivocadas. En España la editorial Crítica editó el libro, pero sin tener en cuenta las ediciones originales alemanas, con lo cual no se trata de una buena traducción. Yo tengo dos tomos editados por la editorial Solar, de Colombia. A pesar de los errores, las conversaciones resultan de vital importancia para conocer a Hitler. Yo las tengo ampliamente subrayadas y a menudo recurro a ellas para escribir el blog.

12 de julio de 2009

Las comidas de Hitler


Las memorias de Speer, aunque muy discutidas, contienen abundantes anécdotas sobre Hitler. Speer dijo que las comidas en casa de Hitler eran una pérdida de tiempo porque siempre se alargaban hasta las cuatro y media. Decía que estar tanto tiempo era un lujo porque nadie se podía permitir eso todo los días. Él mismo acudía a comer una o dos veces por semana "para no desatender mi trabajo". Eso es típico de Speer. Escribir que estar con Hitler comiendo hasta las cuatro y media era una pérdida de tiempo, cuando yo entiendo que en aquella época eso debía de ser un honor impresionante. Además, estar junto al Führer le garantizaba a uno un buen puesto en el Reich. Eso, por ejemplo, no lo comenta Speer. Pero bueno, podemos entender al bueno de Speer, que escribió sus memorias enfrentándose a una pena de cárcel e intentando justificar su conducta. Eso sí, por lo menos nos dice que ser invitado del Führer "daba prestigio". Lo cierto es que Hitler, mientras comía o conversaba con sus colaboradores, también trabajaba. Daba directrices políticas. Hitler era una persona a la que no le gustaban las reuniones. Prefería dirigir mientras departía en esas comidas o sobremesas, lo que entiendo resultaba más ameno para todos.


A las cenas de Hitler solían asistir el personal más íntimo del Führer. Speer nos dice que acudían entre seis y ocho personas. Su asistente, su médico, el fotógrafo, algún conocido de Múnich o el piloto privado de Hitler. Según Speer, por la noche Hitler no deseaba estar con colaboradores cercanos tipo Goebbels. Las conversaciones en la cena eran más triviales. Al Führer le gustaba ser informado sobre obras teatrales o por cotilleos de la vida mundana. Se divertía mucho con las anécdotas que le contaban su piloto Baur y, sobre todo, con su fotógrafo Hofmann. Finalmente era el propio Hitler quien hablaba sobre su vida.
Nos cuenta Speer una anécdota sobre los gustos culinarios de Hitler. Kannenberg, el intendente, intentó ofrecer a Hitler un plato distinto al de sus gustos sencillos. Y le llevó un plato de caviar, cuyo sabor desconocía. Sin embargo Hitler quiso conocer el precio de ese plato y cuando Kannenberg se lo dijo, el Führer se escandalizó por el elevado precio y prohibió que se volviera a comprar. Kannenberg no dejó de insistir y en otra ocasión se presentó con un caviar más barato, pero el Führer lo volvió a considerar excesivamente caro y ya no le volvieron a servir caviar. Por otra parte, Hitler no concebía la idea de un Führer comiendo caviar, que era una comida lujosa. A Hitler siempre le gustó predicar con el ejemplo y nunca destacó por cometer excesos. En ese sentido siempre fue muy estricto.

Cuando la cena concluía, Hitler dirigía a sus invitados a la sala de estar. Entonces el Führer se relajaba y estiraba las piernas. A Hitler le gustaba entonces ver una película e invitaba incluso al personal del servicio y a los escoltas. A Hitler le gustaba mucho hablar sobre la película y sobre los actores cuando finalizaba la proyección. Después continuaba la tertulia mientras se servía vino, cerveza y algunos bocadillos. Hacia las dos de la madrugada Hitler se despedía.

Al principio Hitler invitaba a damas a sus veladas. Esas damas eran elegidas por Goebbels, aunque para evitar rumores Hitler siempre prefería que fueran damas acompañadas de sus esposos. En esas ocasiones el Führer se mostraba especialmente cordial con ellas y no paraba de ofrecerles toda clase de atenciones. Sin embargo, según Speer, hacia 1935 dejó de invitarlas. Pero hacia 1939 Eva Braun tuvo un dormitorio en el domicilio de Hitler de Berlín.

30 de abril de 2009

No quiero para mis amigos lo que no quiero para mi


Para su cumpleaños recibía el Führer muchos regalos en forma de pasteles y otras comidas. Sin embargo Hitler siempre tuvo temor de ser envenenado. Sus temores no eran infundados. En una ocasión su chófer enfermó después de haber probado un plato para él. En una ocasión llegó a la cancillería una caja repleta de golosinas en forma de frutas confitadas, chocolates, bombones etc. A Hitler le gustó el regalo pero ordenó que la caja fuera cerrada y enterrada en los jardines. Su fotógrafo dijo que era una lástima y Hitler le dijo:

- No quiero para mis amigos lo que no quiero para mi.

Sin embargo Hoffmann observó días de después que unos obreros estaban saboreando las golosinas.


El fotógrafo de Hitler recuerda que en una ocasión que viajaban por carretera vieron un coche averiado. Entonces Hitler le dijo a su chófer Schreck que se detuviera para ayudar al conductor. Solucionado el problema, partieron de nuevo. Sin embargo el conductor anotó la matricula y días después envió un regalo a Hitler. Eran tres cajas de caviar. A Hitler le encantaba el caviar. Sin embargo, devolvió el paquete aduciendo que la obligación de un viajero es socorrer a otro en apuros y que no merecía ninguna recompensa. Y Hitler añadió:

- ¡Cualquiera sabe, Hoffmann!

16 de abril de 2009

Hitler indulta a un joven pintor


Una madre escribió al fotógrafo de Hitler para informarle de que su hijo, un artista de talento, había sido condenado a muerte acusado de alta traición. Hoffmann intuyó que ante ese delito no se podría hacer gran cosa pero le pidió a su madre que le enviara alguna fotografía de las obras de su hijo. Así que una semana después Hoffmann se presentó en la Wolfschanze. "He traido algunas obras de un joven artista, ¿podría enseñárselas?" preguntó Hoffmann a Hitler. Al contemplar las obras la cara de Hitler se transformó:

- Fíjese en esto, ¡este muchacho tiene un talento que raya con lo genial! ¡ Y que haya quien no tiene esperanza en los jóvenes! ¡ Qué insensatez! Es usted el que debe descubrirlos y animarlos. ¿Qué edad tiene?

"Unos veinte años", respondió Hoffmann.

- ¿Y quiere un sueldo? ¿desea ayuda de alguna clase?

Hitler siempre estaba dispuesto a ayudar a los artistas, así que Hoffmann observó que era el momento para pedir el indulto del muchacho.

"Efectivamente, buena falta le hace que se le ayude, señor Hitler"

- ¿Qué es lo que quiere usted decir? ¿está enfermo, herido?, preguntó Hitler.

"No señor. Está condenado a muerte por haberos ofendido.

Hitler se enfureció:

-¡ No diga tonterías! ¡Demonio! Nadie ha sido nunca condenado a muerte por una cosa así.

Hoffmann le pasó a Hitler la carta de la madre del muchacho y se la guardó en su chaqueta. Entonces comenzó a caminar por la habitación sin decir nada. El joven fue perdonado. Pero por una ironía del destino desapareció en el frente, como tantos soldados.

14 de abril de 2009

El Führer bebe dos copitas de vino


Como es sabido Hitler fue abstemio durante toda su vida... justo al contrario que su fotógrafo y amigo Hoffmann. Este hecho les llevaba en muchas ocasiones a discutir el asunto. También es conocido el insomnio de Hitler así que Hoffmann le recomendaba tomarse unas copitas antes de acostarse como remedio.  Hitler le decía entonces:

- No me gusta el vino. Me da siempre la impresión de que es una especie de vinagre. No obstante, de joven, intenté algunas veces beber vino; pero, a no ser añadiéndole azúcar, nunca he podido tragarlo. 

A Hoffmann esto le parecía una auténtica aberración. 

- Estoy seguro de que tiene toda la razón. Con toda probabilidad conoce usted mi bodega mucho mejor que yo, Hoffmann.

Curiosamente en ese momento Hitler envió a buscar una botella que Hoffmann escogió. Y ante el asombro de éste se bebió dos vasos y exclamó:

- ¡Por Júpiter! Este vino es excelente.

Hoffmann se puso muy contento, sobre todo cuando el Führer anunció que tenía sueño y que quería acostarse. Al día siguiente dijo:

- He roncado como un trompo. Ahora bien, a pesar de ello, no volveré a beber vino. Usted sabe, Hoffmann, que el vino hace ver la vida de color rosa (lo pronunció en francés). Ahora bien, un juicio no puede ser imparcial de no ser concebido por un espíritu frío, el de un hombre cuyo estómago sea por completo sobrio. Ocurre que al principio el enfermo toma el vino como un medicamento; después la dosis diaria se convierte en hábito agradable. Eso puede estar muy bien para usted, mi querido amigo; pero no para mi.

Como vemos, Hitler fue una persona capaz de controlarse, muy al contrario que sus rivales Churchill o Stalin, que fueron unos grandes bebedores. 

25 de marzo de 2009

Hitler y Geli


Se ha hablado mucho sobre la relación de Hitler y Geli Raubal. Tanto que incluso se ha llegado a decir que mantuvieron relaciones sadomasoquistas y cosas peores. También se ha dicho que la muerte de la joven fue en realidad un asesinato... del mismo Hitler o incluso se Himmler. En realidad todo son mentiras puesto que el comportamiento de Hitler con Geli era extraordinario en él. Geli fue la mujer que más influencia tuvo en la vida de Hitler. Tanta que incluso era capaz de convencerlo para ir de compras, algo que Hitler detestaba. Incluso podía entrar en una tienda, revolverla a conciencia, y salirse de la misma con las manos vacías, algo que a Hitler le daba mucha vergüenza. Pero Hitler la seguía a todas partes.  Como dijo su fotógrafo Hoffmann "la seguía como un dócil corderillo". 

En muchas ocasiones, para difamar a Hitler, se afirma que Geli era su sobrina. Esto es cierto pero a medias, puesto que Geli era hija de la hermanastra de Hitler. Llevaba su sangre... pero no tanta. Por otra parte, hace años no era extraño que tíos y sobrinas se casaran. Incluso entre primos. Hoy en día esto no es tan frecuente. En todo caso, Hitler nunca quiso casarse. Así que, si bien es cierto que amaba a su sobrina, el papel que se adjudicó con ella fue el de su tutor.

Según los que la conocieron, Geli era una muchacha encantadora y muy guapa. Todos los que la trataron llegaron a sentir devoción por la muchacha. A Hitler le gustaba mucho llevarla al teatro, al cine.... pero lo que más le gustaba era llevarla a merendar a algún bosque, como en la foto de arriba.  Hacia el año 1927 Hitler era ya lo suficientemente conocido como para, cuando aparecía en un restaurante o bar, la pareja se viera rodeada de miembros del partido y admiradores.  Hitler entonces aparecía reservado y su actitud hacia Geli siempre estaba llena de cariño. 

Cuando Hitler se mudó a la Prinzregentenstrasse, instaló allí a Geli. A Hitler le gustaba mucho cómo cocinaba la joven. A Geli le gustaba mucho ir a clases de canto y ello no disgustaba en absoluto al Führer. Sin embargo, cuando Geli comenzó a sentir deseos de ir al baile, Hitler se lo prohibió. Geli insistió tanto que al final Hitler accedió, pero siempre custodiada por algún guardaespaldas o amigo. Era tal la obsesión de Hitler hacia Geli que incluso era él quien daba el visto bueno a los vestidos de Geli. Sin embargo, siempre acudía muy contenta a los bailes.  Hitler le dijo a Hoffmann:

- Ya sabe usted que tengo el deber de velar por ella. Pues bien, amo a Geli y podría casarme con ella; pero ya conoce usted mis opiniones y sabe que estoy decidido a permanecer soltero. Teniendo esto en cuenta, me reservo el derecho de velar sobre sus relaciones masculinas hasta que descubra yo al hombre que la convenga. Lo que a ella le parece una cadena no es sino una precaución. Cuidaré de ella para que no caiga entre las manos de algún aventurero indigno.

Sin embargo, Geli acabó enamorándose de un hombre, al parecer un artista de Viena. Geli sufría por los cuidados de Hitler. La vigilaba tanto que todo ello acabó por destrozarla.  Hitler la quiso tanto que terminó por agobiarla tanto. En una ocasión el chófer de Hitler estuvo bromeando con la joven y el Führer les sorprendió. Hitler se puso tan furioso que Maurice pensaba que iba a matarle allí mismo. Tuvo que pasar un tiempo hasta que Hitler pudo tolerar la presencia de Maurice.

El 17 de septiembre de 1931. Hitler tenía proyectado un viaje por el Norte bastante largo. Geli misma le ayudó a hacer el equipaje y parecía contenta.  Sin embargo no se sabe muy bien lo que ocurrió entre la pareja. Lo cierto es que mientras viajaba, Hitler tuvo un mal presentimiento. Iban por la carretera cuando Hitler se fijó en un coche que intentaba adelantarles.  Hess quería hablar con Hitler con toda urgencia. Así que fueron a un hotel para buscar un teléfono. Le explicó que Geli se había disparado un tiro. Hitler le dijo:

- ¡Pero Dios mío, eso es horrible! Hess, contésteme, ¿vive ella, si o no? ¿ha muerto, está viva aún? ¡Hess... Hess!

- Algo le ha ocurrido a Geli. ¡Tenemos que volver a Múnich a toda velocidad! Tengo que verla viva...

Según Hoffmann, solo vio a Hitler así en otra ocasión y fue en abril de 1945 en el búnker de la Cancillería.  Durante el viaje de regreso, Hitler no pronunció palabra. Estaba sumido en sus pensamientos. Cuando llegaron ya era demasiado tarde. Geli había muerto. Se había disparado al corazón con un revólver. 

De todos es conocida la reacción de Hitler. Se deprimió tanto que incluso pensó en quitarse la vida. Incluso pensó dejar el mundo de la política. A partir de ese momento dejó de comer carne. La veneración que tuvo hacia Geli fue tan grande que la habitación de Geli la convirtió en un santuario. Durante años mandó poner siempre flores frescas. Mandó hacer numerosos retratos de la joven, incluso un busto en bronce. Esas efigies de Geli aparecieron en todas sus residencias, incluso en la Cancillería del Reich.

Hay quien cree que Geli Raubal y Eva Braun no coincidieron nunca. Pero lo cierto es que en vida de Geli, Hitler ya conoció a Eva Braun. Pero esa es otra historia. Otra apasionante historia. Como todas las que conforman la agitada vida de Adolf Hitler. 

17 de marzo de 2009

Hitler, la Iglesia y su intuición


Es conocido que Hitler, a pesar de haber nacido bajo el seno de una familia católica, nunca practicó la religión. Sin embargo a Hitler le encantaba visitar las iglesias. Siempre se fijaba entusiasmado en su arquitectura, las pinturas, esculturas... Incluso admiraba la organización de la Iglesia Católica, por haber perdurado durante tantos siglos. Impulsado por su amor al arte, visitó un gran número de iglesias, capillas y conventos. En una ocasión, al salir de una Iglesia, Hoffmann le fotografió bajo una cruz dorada del pórtico. Al fotógrafo le pareció una instantánea interesante y la publicó dentro de su libro "Hitler desconocido". Entonces Hoffmann fue acusado de haber presentado a Hitler como católico practicante. Como es sabido, dentro del partido existía toda una corriente en contra de la religión. El propio Hess le pidió a Hoffmann que retirara la foto de su libro. Sin embargo, Hoffmann era amigo íntimo de Hitler y le explicó al Führer lo ocurrido. Hitler le dijo:








- Es cierto que visito la iglesias. Lo que en ese día eran mis pensamientos, su foto no podría decirlo, ni es usted quien ha colocado la cruz por encima de mi cabeza. Déjelo, por tanto, tal como está; si el pueblo cree que soy devoto, eso no me ocasionará perjuicio alguno...



Hoffmann explica que, aunque Hitler se refiriera en muchas ocasiones a la Providencia, no era un hombre religioso. Dijo que ciertamente parecía que el Führer estaba protegido por la Providencia puesto que fueron muchas las ocasiones en que salvó la vida. Antes de la llegada al poder, arrojaban a Hitler cientos de piedras a la cabeza y ni una le rozó. Según Hoffmann, que viajó con él miles de kilómetros, Hitler se libró de la muerte "por un pelo" muchas veces.

Hitler sin embargo, creía en sus intuiciones. Así pues, antes del suicidio de su sobrina Geli Raubal, Hitler se mostró muy inquieto. También decidió en una ocasión variar sus planes: durante un discurso en la Bruergerbrauekeller presintió algo extraño y se marchó. Poco después explotó una bomba.

Al término de la guerra se suscitó una discusión en torno qué estadista moriría primero.

- Roosevelt caerá el primero -dijo Hitler- y esta muerte no hará cambiar nada.

Quince días después Roosevelt murió.

15 de marzo de 2009

Hitler sale de la cárcel


Cuando Hitler salió de la cárcel, a finales de 1924, fue llamado su fotógrafo Hoffmann para inmortalizar el suceso. Sin embargo cuando llegó a la fortaleza se encontró con que las autoridades no le permitieron fotografiar. Hoffmann pensó que nunca tenía suerte con Hitler puesto que en los principios políticos a Hitler no le gustaba que le fotografiaran. El fotógrafo esperó a que Hitler saliera. El Führer fue hacia él y le dijo que había tenido suerte y que podía hacer todas las fotos que quisiera. Cuando Hoffmann le contó lo ocurrido Hitler tuvo la idea de hacer las fotos en el exterior de la cárcel. Las fotografías dieron la vuelta al mundo.

¿Qué piensa usted hacer de momento? Preguntó Hoffmann.

- Voy a empezar otra vez desde el comienzo. Pero lo primero que quiero es tener una oficina. ¿Sabe usted algo que sirva para eso, Hoffmann?

Hoffamnn le dijo que conocía un piso con trece habitaciones libres que se alquilaba.  Hitler no se lo pensó dos veces y le dijo:

- Muy bien, eso es precisamente lo que necesito: trece habitaciones. Alquilaré doce.

Según Hoffmann, Hitler era supersticioso. Y así es como nació la famosa Casa Parda, sede del partido. 

                                        

15 de febrero de 2009

¿Es Hitler el de la famosa foto?


Munich, 2 de Agosto de 1914. Según Ian Kershaw Hitler comentó que había estado en la plaza al día siguiente de la declaración de guerra a Rusia. Hoffmann, que fotografió el momento estuvo buscando sus fotografías y ampliándolas para encontrar a Hitler. Y lo encontró. Y así es como esta fotografía se hizo muy popular. Joachim Fest nos dice sin embargo que la foto se ha conservado "por casualidad". Según él se reconoce claramente su cara. Pero, ¿se trata realmente de Hitler? Podemos comparar un poco los retratos del joven Adolf de esa época:


El retrato es del propio Hitler. La segunda fotografía es durante la I Guerra Mundial. En la supuesta foto de Hitler observamos que ya tiene su característico bigote. Sin embargo posteriormente vemos que Hitler no llevaba el bigote recortado sino más al estilo de la época. Parece ser que Hitler se recortó el bigote al término de la I Guerra Mundial puesto que antes del conflicto no existen fotos con ese estilo. Por otra parte, la ampliación de la famosa foto tampoco nos aclara muy bien el estilo del bigote. ¿Es realmente Hitler?

8 de febrero de 2009

Hitler y Stalin


Trato el tema de las relaciones entre Hitler y Stalin. No es fácil, desde luego, tratándose de dos encarnizados enemigos. Si tenemos en cuenta que los orígenes del nacionalsocialismo se basan en una oposición clara al bolchevismo y que uno de los puntos fundamentales de la ideología nacionalsocialista es la conquista de territorios del Este para los colonos alemanes llegamos a la conclusión de que el choque entre los dos dictadores era inevitable. Dos personalidades tan inteligentes como Hitler y Stalin debían saberlo. Ocurre que la política previa a la IIGM resulta a veces tan complicada de entender que el pacto entre los dos dictadores hace correr ríos de tinta. Como la IIGM y Hitler se nos ha explicado de forma cada vez más ininteligible por la gran cantidad de suposiciones y nuevas teorías a mi me gusta buscar explicaciones sencillas a los hechos. 

Que Hitler y Stalin se admiraban mutuamente es un hecho constatado. En las Conversaciones de Hitler abundan los halagos:

- Stalin es una de las personalidades más extraordinarias de la historia mundial.

- Poseo un libro consagrado a Stalin. Hay que reconocer que es una personalidad extraordinaria, un verdadero dictador. 

Hitler siguió admirando a Stalin, más cuando al final de la guerra se lamentó de no haber sido tan duro como lo fue Stalin con sus militares. Esto se constató especialmente tras el atentado del 20 de Julio. Por otra parte la obsesión de Stalin hacia Hitler es evidente. Cuando conquistó Berlín su mayor anhelo era capturar a Hitler vivo. Al no conseguirlo su obsesión fue manifestar su desconfianza sobre su muerte o capturar su cadaver. Ya escribí sobre ello anteriormente.

Hitler le dijo a Hoffmann, su fotógrafo, antes de enviarlo a Moscú en agosto de 1939:

- Le pido a usted que me traiga una opinión objetiva sobre Stalin y los que le rodean. Me interesan las cosas que pasan con frecuencia inadvertidas, que otros encuentran insignificantes, pero que muchas veces proyectan luz sobre un hombre, una luz más clara que las de los funcionarios del Ministerio con sus inconformes inconformistas y estúpidos. De modo que a Moscú, Hoffmann, y abra bien los ojos. 

Cuando Hoffmann regresó de Moscú, Hitler le bombardeó a preguntas sobre Stalin: ¿Cuál es su impresión? ¿Qué piensa usted de su salud? ¿Fuma tanto?...

El pacto que firmaron ambos dirigentes resulta increíble. Pero no debemos olvidar que los aliados también firmaron un pacto con Stalin tras el ataque alemán de Junio de 1941. Tan chocante fue el pacto de Hitler como el de Churchill o Roosevelt, quienes odiaban el comunismo. Churchill se excusó diciendo que se aliaría con el mismísimo diablo. ¿Hicieron eso Hitler y Stalin? ¿se aliaron ambos con el diablo? Evidentemente lo hicieron para ganar tiempo. No debemos olvidar las ideologías de ambos dictadores. Hitler no solo quería expandirse hacia el Este sino exterminar el bolchevismo. Y tampoco debemos olvidar que el fin de bolchevismo tenía sus miras a una revolución a escala mundial que fue, por cierto, el origen de las futuras guerras tras el fin de la contienda mundial. Por lo tanto, el enfrentamiento era inevitable.

He buscado en boca de Hitler sus opiniones al respecto:

- La evolución de nuestro conflicto co Rusia demuestra que un jefe de Estado debe saber asumir responsabilidades y comprometerse a fondo cuando una guerra le parece inevitable. En una carta que le encontramos encima al hijo de Stalin, escrita por un amigo suyo, figuraba textualmente la siguiente frase "Deseo ver una vez más a mi Anuschka antes del paseo por Berlín" Si, conforme con su proyecto, a los rusos les hubiera sido posible adelantarse a nuestra acción, es probable que nada hubiera podido detener a sus tropas blindadas ya que la tupida red de carreteras de la Europa central no hubiera hecho más que favorecer su avance. 

- Los rusos hubieran barrido Polonia, y  Alemania, con un ejercito de cien mil hombres, hubiese corrido la misma suerte antes de que nadie se diese cuenta de nada. En París de todas formas hubiesen izado la bandera roja. Europa se ha librado de todo ello, por puro milagro, con un ojo o la funerala. 

A su fotógrafo y amigo Hoffmann le dijo:

- Las circunstancias me han arrastrado a dar el primer paso hacia lo que yo llamo una guerra preventiva. No, déjeme, esto debe ser explicado claramente al pueblo alemán. Era necesario que asestase yo el primer golpe, para impedir que los rusos lo diesen antes. Los otros (los ingleses) no tienen el menor deseo de buscar la paz. He esperado, bien lo sabe Dios, tanto como era posible. Pero hoy, no tenía elección: debía correr el riesgo de una guerra en dos frentes. Ahora bien, fíjese; necesitamos gasolina para nuestra aviación y para nuestro ejército: el ataque a los terrenos petrolíferos en Rusia debe tener éxito a todo precio.

Finalmente le dijo Hitler a su fotógrafo:

- No podía obrar yo de otro modo.

Más opiniones de Hitler en sus Conversaciones:

- Estoy tan poco inquieto en lo relativo a la lucha en el Este,  porque todo lo que allí ocurre se desenvuelve exactamente dentro del marco que me ha parecido siempre deseable.  Son muchos los que pensaban, después de la guerra mundial,  que debíamos mirar hacia las riquezas mineras del Oeste, hacia las materias primas coloniales. Yo he considerado  siempre la posesión del suelo del Este como indispensable para nosotros, y no tengo ninguna razón  para modificar mi punto de vista. (28 de Julio de 1941)

- Nuestro pacto con Rusia no implicó nunca que tuvieramos que adoptar una actitud diferente en consideración al peligro interior. Tomados por sí mismos, nuestros comunistas me son mil veces más simpáticos.  Eran naturalezas robustas. Es una pena que no se quedaran más tiempo en Rusia. Hubieran vuelto completamente curados. 


24 de noviembre de 2008

El Aguila de Hitler






























A Hitler, en el Berghof, le gustaba contemplar a dos águilas mientras hacían círculos en el cielo. Las contemplaba con sus prismáticos durante varias semanas. Sin embargo cierto día Hitler no vio a sus águilas. El Führer parecía angustiado con la ausencia de las aves. Durante varios días no se hablaba de otra cosa. Hitler estaba muy preocupado.

Tiempo después viajando en coche Hitler observó una gran ave disecada , con las alas abiertas, que estaba en la parte de atrás de otro coche que se cruzó con el de Hitler. Inmediatamente hizo parar la comitiva.

- Creo que es mi águila, gritó.

Un miembro de la escolta tuvo que dar la vuelta y alcanzar al coche.

- Si estoy en lo cierto, dijo Hitler, les prometo que esos miserables van a sufrir un castigo ejemplar, lo mismo que el destinatario del regalo.

Una hora después el escolta regresó y le comunicó al Führer que efectivamente era su águila. Hitler se interesó por el comprador. Se quedó de piedra cuando le comunicaron que el regalo iba destinado a él. Por supuesto, quien hizo el encargo de semejante regalo, ignoraba por completo que Hitler era un amante de los animales y detestaba la caza.

Fuente: Yo fui amigo de Hitler, Heinrich Hoffmann

4 de noviembre de 2008

La oratoria de Hitler




Estas fotografías se han utilizado en muchas ocasiones para desacreditar a Hitler diciendo que era una especie de payaso o de histérico. Pero lo cierto es que, a pesar de la promesa de Hoffmann, su fotógrafo, los negativos no fueron destruidos. Hitler está haciendo mímica ante el espejo para ensayar sus arengas tan famosas. Lo cierto es que Hitler fue uno de los grandes, quizá el mejor, comunicador de todos los tiempos. Es muy probable que nadie le haya igualado. Hitler recibió enseñanza teatral. Ensayó todos sus gestos famosos y hasta las expresiones faciales. Tuvo un profesor, Paul Devrient, que fue cantante de ópera. Le enseñó técnicas para su puesta en escena y también le enseñó a educar su voz. Pocos políticos se habían tomado esas molestias. Pero Hitler sí. No dejó nada al azar. Solía quedarse afónico tras sus discursos y terminaba absolutamente agotado. Después de cada aparición pública solía preguntar a sus colaboradores sobre cómo había estado. En 1931 la revista norteamericana Vanity Fair lo incluyó entre los mejores oradores de la época. Ciertamente Hitler fue un genio de la oratoria.

Más sobre la oratoria de Hitler

14 de octubre de 2008

Hitler y la Niña Bernile


Hitler adoraba a los niños. Siempre que estaba de buen humor, hacía salir a los niños de la multitud que le aclamaba y les obsequiaba con pasteles. Su fotógrafo publicó un libro llamado "Hitler entre los niños". De entre todos esos muchos niños una niña llamó la atención del Führer. La niña se llamaba Bernile y Hitler pidió permiso a su madre para que la volviese a llevar alguna vez. La pequeña se convirtió en la preferida de Hitler. Hoffmann les fotografió a menudo. Las fotografías son ciertamente encantadoras. En ellas se ve a un Hitler entusiasmado con la pequeña, en los jardines y la pequeña también parece disfrutar en compañía del poderoso líder. Sin embargo un miembro celoso del partido que conocía a la familia de la niña le contó a Bormann que la niña no era de raza aria pura. Así que Bormann se encargó de decir a la madre de la niña que no debían volver más a ver al Führer. Además Bormann comunicó a Hoffmann que la niña debía desaparecer de las fotos publicadas junto a Hitler. El fotógrafo se enojó tanto que terminó por contar el asunto a Hitler. Al Führer le apenó mucho no poder disfrutar de sus inocentes placeres. David Irving también cuenta esta anécdota en su web. Puedes verla pinchando aqui. En las fotografías de abajo, Hitler junto a la pequeña Berneli.
Fuente: "Yo fui amigo de Hitler" de Heinrich Hoffmann