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24 de diciembre de 2012

Feliz Navidad

Hola, muy buenas a todos. Desear a todos una feliz Navidad y un feliz año 2013. El año que entra será el 80 aniversario de la subida al poder de Hitler. La prensa siempre celebra los aniversarios de Hitler y del nacionalsocialismo. Supongo que se tratará de una estrategia comercial para vender libros pero lo cierto es que no se dejan pasar los aniversarios. Curiosamente en las últimas semanas apenas hemos tenido novedades de Hitler. 

 A continuación, fotografías de Hitler en torno a la navidad. Muchas de ellas están sacadas del álbum de Eva Braun y de su lugar favorito, Berchtesgaden. En cierta forma, Hitler también tenía una familia con la que se sentía cómodo. Su familia eran sus colaboradores más cercanos. 

Un abrazo a todos los lectores!








25 de diciembre de 2011

La Navidad de Hitler antes de la toma del poder

Ya conocemos que a Hitler la Navidad no le gustaba especialmente. Poco antes de la toma de poder, Hitler cayó en una depresión. Esas fechas le producían melancolía, como a mucha gente le ocurre. Según Toland, Hitler confesó a uno de sus ayudantes que no soportaba los adornos navideños, ya que su madre murió cerca de un árbol de Navidad iluminado. El Führer escribió a Frau Wagner:

- He renunciado a toda esperanza; nada bueno saldrá de mis sueños. Tan pronto como tenga la seguridad de que todo está perdido, usted sabe lo que haré. Siempre he estado decidido a hacerlo. No puedo aceptar la derrota. Seré fiel a mi palabra y pondré fin a mi vida con una bala.

Bien, pocas semanas después Hitler se convirtió en Canciller del Reich.

Hans Frank escribió unas impresiones sobre la toma de poder de Hitler:

- Dudo que Alemania encuentre a otro hombre capaz de despertar tanta confianza y amor como hizo Hitler en ese momento.

Aun y todo, Hitler tenía la sensación de haber llegado al poder demasiado tarde. Es curioso esto, ya que cuando Hitler llevó al poder era un hombre muy joven, de tan solo 43 años. También le escribió a Winifred Wagner:

- Si el Putsch no hubiera fracasado, todo sería distinto; yo tendría la edad adecuada. Ahora soy demasiado viejo. He perdido mucho tiempo y debo trabajar a doble velocidad.

¡Y vaya si lo hizo! En Hitler y el III Reich todo se desarrolló a un ritmo vertiginoso. 

Aprovecho para desearos unas Felices Fiestas a todos.




20 de diciembre de 2010

Primera Navidad en Obersalzberg

Lo primero, desear una feliz navidad a todos. Esto me recuerda que ya son varios años escribiendo el blog y, como vemos, Hitler nos da para mucho. Es una fuente inagotable de escrituras. Esta vez, y dado que nos encontramos en estas fechas, transcribo las palabras de Hitler contando con mucha ilusión sus primeras navidades en el Obersalzberg, el lugar donde el Führer se encontraba mejor.

- En 1928 supe que se alquilaba la casa Wachenfeld. Pensé que era una solución excelente y me decidí a ir a verla. No había nadie. El viejo Rasp, con quien tropecé, me dijo que las dos señoras acababan de irse. Winter, que hizo construir la casa había sido un industrial de Buxtehude. Le había dado el nombre de soltera de su mujer: Wachenfeld. 

Las dos señoras volvieron. "Perdonen, señoras: ¿son ustedes las propietarias de esta casa? He sabido que la querían alquilar.

- ¿Es usted el señor Hitler? Somos miembros del partido.
-Esto viene a las mil maravillas.
-Entre, venga a tomar una taza de café.

Entonces visité la casa y quedé seducido, sobre todo por el cuarto grande. Nos pusimos de acuerdo en seguida. Las propietarias estaban encantadas de alquilar toda la casa por un año, en el precio de cien marcos por mes. Consideraban que les hacía un gran favor no dejando la casa vacía. Tuvieron a bien añadir que en caso de venta, lo que no era probable, me darían preferencia.

Anuncié inmediatamente la noticia, por teléfono, a mi hermana de Viena, pidiéndole que hiciera el favor de venir a desempeñar el papel de ama de casa. Nos instalamos en seguida. La primera Navidad allí arriba fue maravillosa. Como mi hermana se quedaba a menudo sola, con una criadita joven, le proporcioné dos perros guarda. Nunca le pasó nada.

¡Hay muchos lazos entre Obersalzberg y yo! ¡Tantas cosas nacieron y fueron realizadas allí! He pasado allá arriba las horas más bellas de mi vida. Mi pensamiento permanece fiel a mi primera casa. Fue donde todos mis proyectos maduraron. Entonces tenía ratos libres y ¡cuántos amigos encantadores! Ahora, es el embrutecimiento y la esclavitud. Ya no me queda más que estas pocas horas que paso con ustedes cada noche. 

A pesar de todo, Hitler siempre se refirió a los años 20 como la época más feliz de su vida:

- Aquella unión con el pueblo que sentía entonces, no me ha abandonado. Gracias a los lazos que me unen con él, soy capaz de compartir su penas y sus alegrías. Me coloco espontáneamente en su lugar.


Acompaño este post con unas fotografías de Hitler poco conocidas. Espero que os gusten, ya que son ciertamente curiosas. Por cierto, que he podido comprobar que este blog es muy visitado gracias a las fotos raras de Hitler. Un saludo a todos los lectores del blog y muchas gracias por vuestra fidelidad.


24 de diciembre de 2009

Navidad

Bueno, estamos en época de Navidad. El año pasado ya vimos un episodio de Hitler de Navidad. Este año nos vamos hasta el año 1937.  Nunca le gustó la Navidad pero ese año estaba muy satisfecho. Según cuenta Toland en Nochebuena se mostró jovial. Estaba junto a su ayudante Krause. Estaban en el apartamento de Hitler envolviendo regalos.  Curiosamente mientras lo hacían, su ayudante anudó un dedo de Hitler. Al Führer le hizo mucha gracia y después decidió celebrar la Navidad de una forma curiosa. Cogieron sus chaquetas, evitaron a los guardias de las SS y salieron a la calle, donde cogieron un taxi.  Durante dos horas el taxista dio vueltas por Múnich, cambiando de rumbo varias veces, hasta que Hitler le indicó el destino: el café Luitpold.

El taxista no tenía ni idea de quién era su ilustre pasajero y pareció aliviado cuando se fue. Seguro pensó que se trataba de dos chiflados. Sin embargo, en vez de entrar en el café Hitler caminó hacia la Königsplatz. El ayudante se asustó, pero Hitler le tranquilizó, "No tema. Nadie se creerá que Adolf Hitler, en Múnich, camina solo por la calle." Sin embargo, cada vez que pasaba alguien, Hitler agachaba la cabeza.  De pronto, comenzó a llover. Hitler llevaba unos zapatos de charol muy resbaladizos y caminaron sin parar hasta que regresaron al apartamento. Cuando llegaron, Hitler se mostró muy satisfecho de su travesura. Al parecer, caminar como un ciudadano más le proporcionó un gran placer. Al día siguiente, el mismo Himmler reprendió a Krause por no informar a las SS.

2 de marzo de 2009

Hitler y los artistas


 Hitler fue un gobernante muy preocupado por el arte. De la misma forma que persiguió a los artistas que no encuadraban en su universo cultural, alentó y protegió a otros muchos. El tiempo que dedicó a la arquitectura y al arte en general nos da una idea de cuáles eran los objetivos de Hitler. Veía la política como un incordio y en cuanto podía se reunía con artistas, entre los cuales se encontraba más cómodo que entre militares y políticos. No hay que olvidar que el mismo Hitler fue un artista, frustrado o no, pero un artista al fin y al cabo. Hitler siempre aprovechaba la más mínima ocasión para pintar o garabatear algo. Hoy vamos a ver su relación con dos artistas muy conocidos de su régimen: Leni Riefenstahl y Arno Breker. Su relación con el arquitecto Albert Speer merece, por supuesto, un apartado especial.
La actriz, bailarina y cineasta Leni Riefenstahl cayó también hipnotizada por el influjo del Führer incluso antes de la llegada al poder de este. Son de sobra conocidas sus obras, El Triunfo de la Voluntad y Olympia. Sin duda esas obras han pasado a la historia del cine. Cualquier aficionado o estudiante de cine ha de conocer sus revolucionarias técnicas. La Riefenstahl sufrió una terrible persecución al término de la guerra. Tanto que ya no pudo ejercer como directora. Difamada y calumniada, tuvo que huir a África para poder expresar su arte. ¿Fue legítima su difamación y su censura sin descanso hasta su muerte? Imaginaos si el nazismo y Hitler nos llaman la atención en la actualidad lo que debió arrastrar en su momento a millones de personas. Leni Riefenstahl no fue diferente del resto de hipnotizados alemanes. Y mantuvo una relación de amistad con Hitler. La pobre Leni tuvo que padecer la persecución durante el resto de su larguisima vida. No hubo día que no le recordaran su amistad y colaboración con Hitler. Supongo que para ella vivir en África fue toda una vía de escape, en donde los nativos desconocían su pasado. En los años 80 escribió sus memorias, en donde abundan vivencias con Hitler. Veamos alguna de ellas:

Navidades de 1935. Leni Riefenstahl es invitada a casa de Hitler, en Múnich:

 Hitler vestía de paisano. Se mostró campechano. La habitación estaba modestamente amueblada y era poco confortable. Había una gran estantería con libros, una mesa redonda con un tapete de encaje y unas sillas.

- Como usted ve, señorita Riefenstahl, no doy valor al confort y a las posesiones. Cada hora que pasa la necesito para resolver los problemas de mi pueblo. Por esto cualquier posesión es una carga para mi, incluso mi biblioteca me roba tiempo, y leo muchísimo. 

- Si uno "da", también debe "tomar" y yo tomo de los libros lo que necesito. Tengo que recuperar mucho. En mi juventud no tuve medios ni oportunidad de crearme una cultura. Cada noche leo uno o dos libros, incluso cuando voy a acostarme tarde. 

- Y ¿cuál es su lectura favorita?, pregunto Leni.

- Schopenhauer.. él fue mi maestro.

- ¿Y no Nietzsche?, preguntó Leni.

- No, con Nietzsche no se qué atenerme. Es más artista que filósofo. No tiene la inteligencia tan clara y transparente como Schopenhauer. Naturalmente, aprecio a Nietzsche como genio; escribe quizá el lenguaje más bello que puede mostrar hoy la literatura alemana, pero no es mi modelo. 

- ¿Cómo pasó usted la Nochebuena? preguntó Leni

- Viajé con mi chófer de un lado para otro por carreteras y pueblos, hasta que me entró sueño. Es lo que hago cada año por Nochebuena. No tengo familia y estoy solo.

- ¿Por qué no se casa?

- Sería un acto de irresponsabilidad por mi parte atar a una mujer a mi. ¿Qué podría ofrecerle? Casi siempre tendría que estar sola. Mi amor pertenece por entero a mi pueblo... Y si tuviera hijos ¿qué sería de ellos si un día la suerte se aleja de mi lado? Ya no tendría ni un solo amigo, y mis hijos tendrían que soportar humillaciones y quizá incluso pasar hambre. 

- Trato de mostrarme agradecido siempre que puedo, porque la gratitud es una virtud que no se practica lo bastante. Tengo a mi lado personas que me ayudaron en años malos y a quienes debo lealtad, aunque no siempre poseen las capacidades que su posición requiere.

Finalmente, en un alarde de sinceridad Hitler le confesó:

- Le confié a usted que nunca me casaría. Esa joven -dijo señalando el busto- es Geli, mi sobrina. La he amado mucho. Es la única mujer con la que habría podido casarme. Pero el destino no lo quiso. 

Arno Breker fue uno de los escultores favoritos de Hitler. Aquí podéis ver alguna de sus obras. Lamentablemente los americanos destruyeron toda su obra. A veces nos quejamos de que los nacionalsocialistas destruyeron obras y quemaron libros. También lo hicieron los americanos. Personalmente la destrucción de la obra de Breker me parece abominable. 


Tengo un libro de gran formato con fotografías de la obra de Breker y con entrevistas con el autor. Al término de la guerra sufrió una persecución y censura similar a la de Leni Riefenstahl.

Veamos alguna opinión de Breker sobre Hitler:

- Hitler había dado la orden incluso de hacer regresar del frente a las personas con talento fuera de lo común, para que pudiesen trabajar en las obras de arte. Y yo, ya era el hombre que debía descubrirles. Él deseaba que la vida artística no se detuviese. Lo quiso hasta el final. Ví a Hitler por última vez en 1944. Me hallaba como de costumbre sentado frente a él Me miraba detenidamente, sin pronunciar una sola palabra. Yo sentía que sus ideas se detenían en los planes gigantescos que deseaba realizar, la transformación de las ciudades... y frente a él se hallaba el hombre capaz de terminar aquello que soñaba. Su cara traslucía una expresión realmente trágica, tanto que parecía transformado. 


31 de diciembre de 2008

Las Últimas Navidades de Hitler









Hitler pasó el 31 de Diciembre de 1944 en el Cuartel General Occidental, desde donde dirigió la ofensiva de las Ardenas, en un valle solitario cubierto de prados en Bad Nauheim. Estaba situado en el bosque y camuflados con casas prefabricadas y búnkers bien protegidos. Hitler pasó aquella noche entre asistentes, médicos, secretarias y, como no, su inseparable Bormann. Todos bebieron champaña menos Hitler. Según las memorias de Albert Speer Hitler hizo pronósticos optimistas para el nuevo año. Seguía conservando su mágico poder.

Durante esos días Hitler procuró irradiar entre sus colaboradores optimismo. Sin embargo, el Führer se encontraba envejecido, a pesar de tener solo 55 años. Tenía la espalda encorvada, su cara era macilenta por estar siempre expuesto a la luz artificial, su cabello se había encanecido. Después de las reuniones del mediodía Hitler tenía que dormir tres horas por prescripción de sus médicos. Solía dar paseos por la nieve alrededor de su búnker. A pesar de que fue operado de la garganta semanas antes, el Führer quiso grabar un discurso de Nochevieja a la nación. 


25 de diciembre de 2008

Las Navidades más tristes de Hitler


Como es sabido, Hitler sintió verdadera adoración hacia su madre. Hasta el final de su vida siempre le acompañó un retrato de ella, del que no se separaba. A Hitler nunca le gustaron las Navidades porque le recordaban uno de los episodios más tristes de su vida: la muerte de su querida madre, en diciembre de 1907. El 21 de diciembre Hitler, que se encontraba en Viena, volvió a Linz porque su madre se encontraba gravemente enferma. Como era habitual en esa época, la ciudad estaba totalmente cubierta de nieve. El único amigo de Hitler, August Kubizek fue a visitar a la familia Hitler. Clara Hitler se encontraba en el lecho de muerte y le dijo al chico:

- Sea usted el buen amigo de mi hijo, aun cuando yo no esté ya. No tiene a nadie más.



La escena era realmente triste. Kubizek se lo prometió con lágrimas en los ojos. Bastaba ver el rostro de Hitler para saber que su madre había fallecido al día siguiente. A pesar de todo el joven Hitler supo conservar la serenidad aunque su rostro reflejaba todo lo que sufría.  Con el fallecimiento de su madre, Hitler perdió todo lo que la palabra amor significaba en su vida. Durante el entierro Hitler caminaba detrás del ataúd vistiendo un abrigo largo y negro de invierno, guantes negros y un sombrero.

Al día siguiente era Navidad y Hitler fue a casa de los Kubizek. Estaba muy abatido. "Todo en él parecía vacío y sin consuelo, sin la menor chispa de vida". Confesó a la madre de Kubizek que no había dormido en varias noches. Ésta le preguntó dónde se proponía pasar la velada de Navidad. Hitler respondió que había sido invitado en casa de su hermana, los Raubal, pero que aun no se había decidido. Finalmente se decidió a no ir. La Nochebuena de 1907 Hitler la pasó caminando durante muchas horas. Cuando Hitler, ya convertido en Canciller, recibió a su amigo Kubizek, recordaba perfectamente aquella Navidad triste. Finalmente, Hitler volvió a casa de su madre y se durmió.

Así pues, a Hitler nunca le gustaron las Navidades. Siempre procuró estar en compañía puesto que no le gustaba estar solo.