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7 de junio de 2013

El caso Rauschning

Son muchos los lectores que me preguntan por Rauschning. Recientemente desde el blog Filosofía Crítica , se me preguntó también sobre este personaje.

Rauschning es un personaje con muy poco crédito en la historia. Ningún  historiador actual da crédito a sus libros. De hecho todas las afirmaciones de Rauschning son inventadas. Es absolutamente imposible retener en la memoria párrafos enteros que este hombre atribuye a Hitler. Prueba tu a mantener una conversación con alguien y después de unas horas intenta escribir lo que ha dicho: es imposible. Pero bueno, el historiador suizo Wolfgang Haenel investigó el libro y llegó a la conclusión de que era un fraude total. Para ese historiador, "el libro solo tiene valor como propaganda de guerra aliada". 

 Al principio este hombre fue tomado en serio, incluso por Trevor-Roper, pero incluso éste quedó en entredicho por haber bebido de las fuentes de Rauschning. El libro "Conversaciones sobre la Guerra y la Paz" , las famosas conversaciones de sobremesa de Hitler, tuvo una introducción de Trevor-Roper en 1953 que tituló "La mente de Hitler". Pues bien, la mayor parte de las fuentes de Trevor-Roper están totalmente desacreditadas, en especial las que se refiere a Rauschning.

En una segunda edición publicada en los años 80, Trevor-Roper reconoció su error al usar fuentes de Rauschning pero se justificó diciendo que, aunque inventadas, eran veraces, lo que constituye un engaño a todas luces al lector. 

El conocido libro de Rauschning "Hitler me dijo" se puede descargar de Internet con facilidad. 


Rauschning no fue un jerarca del nazismo. Solamente cuando vio que no pudo ascender, despotricó del régimen convirtiéndose en un enemigo. Es natural que no haya que fiarse de sus declaraciones, a todas luces fantasiosas. Se trasladó a Suiza, Francia, Reino Unido, para mudarse finalmente en 1942 a EEUU donde adquirió la ciudadanía. Allí colaboró con Henry Morgenthau,  a quien ya conocemos por sus planes contra el pueblo alemán. 



Poseo el libro que veis arriba, "Confesiones íntimas". Curiosamente en la introducción el editor advierte:

"El título que presentamos ha sido centro de un áspero debate: algunos estudiosos lo han señalado como un documento apócrifo, nacido al calor de la propaganda aliada. Según palabras del autor, es el resultado de diversas reuniones y conversaciones que el líder nacionalsocialista mantuvo con su círculo más cercano, y de las que él mismo, en compañía de otros dirigentes del entorno hitleriano, fue testigo directo y partícipe. Siguiendo sus opiniones, fue en esos encuentros donde Hitler dio a conocer sus ambiciones y planes secretos, que exponen sin tapujos sus ideas verdaderas, ideas que siempre ocultó.... sin eludir la controversia de su origen, la presente edición tiene por objeto rescatar un documento vivo, escrito por un protagonista inmerso en una época terrible....."

Así que si el editor mismo del libro admite controversia, nosotros no tenemos más que añadir: las declaraciones de Rauschning son falsas a todas luces.

En todo caso, voy a poner ejemplos que aparecen en el libro y que a cualquier aficionado en la materia deberían provocar la carcajada:

Por ejemplo, en el capítulo "El Anticristo" nuestro  Rauschning asegura que en una ocasión se reunió en la Cancillería con el "flamante canciller del Reich" Hitler. Incluso se atreve a citar a destacados líderes del nacionalsocialismo que estuvieron presentes en la reunión. Cita  a Julius Streicher, el gauleiter Wagner, la señora de Goebbels...  Rauschning nos asegura que Hitler llegó en ese momento del cine y que el príncipe Augusto Guillermo de Prusia hizo el siguiente comentario "Es una cinta muy endeble y mala, ¡Ah! , nos queda aún una misión educadora por cumplir". La cita del príncipe viene acompañada de una anotación en la que hace una pequeña biografía del aristócrata y, tranquilamente, nos dice que vivió entre 1864-1927, con lo cual es muy difícil que el príncipe susodicho hubiera asistido a la reunión, ya que Hitler solo fue canciller a partir de 1933. Naturalmente, suponemos que se referirá a  Augusto Guillermo Heinrich Günther, que falleció en 1949 y que sí colaboró con Hitler. En todo caso, es sonrojante que citen una reunión de Hitler con alguien que ya estaba muerto. 

En el libro nuestro Rauschning cita a menudo a otro embustero y mentiroso con respecto a Hitler: el conocido Ernst Hanfstängel. Con lo que ya tenemos otra prueba más de la falsedad de las conversaciones de Rauschning. 

Fest, el biógrafo que más crédito dio a Rauschning

Curiosamente John Toland ni menciona a Rauschning. Sin embargo Joachim Fest lo menciona a menudo en su biografía de Hitler. Comienza mencionando la obra de  Rauschning "La revolución del nihilismo". En esa obra, nos dice Fest,  Rauschning asegura que "Hitler y su estrecho círculo de seguidores no eran más que falsos revolucionarios que ni tenían ni luchaban por ninguna ideología concreta, sino que utilizaban varias ideologías con un único fin: la conquista, afianzamiento e incrementación del poder personal". Más adelante Fest da credibilidad a las fantasías de  Rauschning y pone en boca de Hitler semejante frase: "Debemos ser crueles. Debemos reconquistar para la crueldad a la buena conciencia. Sólo de esta forma podremos extirpar de nuestro pueblo la blandura y el sentimentalismo burgués, esta 'calma idílica', esta beatífica felicidad. No hay tiempo para los bellos sentimientos. Debemos obligar a nuestro pueblo a la grandeza, si queremos que cumpla con su cometido histórico." No contento con que nos traguemos semejante embuste, más adelante Fest sigue dando crédito a  Rauschning con actitudes impropias de Hitler con frases como "Yo no quiero descender otra vez. Usted quizá pueda esperar. ¡Usted no está sentado sobre el fuego! ¡Hombre, escúcheme, sin trabajo! Antes de volverlo a ser, me convertiré en delincuente. Yo me mantendré arriba, aunque tenga que hacer lo imposible. ¡No volveremos a atacar otra vez para alcanzar esta cima!". Sorprende mucho que Fest de crédito a este tipo de frases descabelladas.
Kershaw, uno de los mayores difamadores de Hitler
Ian Kershaw (de quien volveré a hablar en breve) no menciona a  Rauschning en su biografía de Hitler. Y lo cierto es que incluso dijo que la obra de Rauschning no merecía credibilidad. Es de esperar, que  si el mayor oportunista sobre Hitler que es Kershaw, quien no desaprovecha ocasión alguna para difamarle, no pudo utilizar las citas de Rauschning, la sentencia absoluta es que Rauschning es uno de los mayores bulos.

Pero curiosamente, si  Rauschning fue un hombre al que Hitler se manifestó de manera tan íntima, Hitler no lo menciona si quiera en sus conversaciones privadas, lo cual es muy sospechoso. 

3 de abril de 2013

¿Se dedicó Hitler a la política para hacerse millonario?

- Me dediqué a la política contrariando mis aficiones. Por lo demás, solo veo en ella un medio que conduce a un fin. Hay gentes que creen que me sería duro quedarme sin la actividad que tengo ahora. Se engañan enormemente, ya que el día más hermoso de mi vida será el que deje detrás de mí la política, con sus disgustos y su esclavitud. Cuando concluya la guerra, tendré la sensación de haber cumplido mi deber y me retiraré. Querría entonces consagrar cinco o diez años a dar lucidez a mi pensamiento y objetivarlo en forma de obra escrita. Las guerras pasan. Sólo subsisten los testimonios del genio de los hombres.

- Si hubiera existido alguien capaz de realizar la obra a la que me he consagrado, no habría emprendido nunca el camino de la política. Me atraían más las artes o la filosofía. La preocupación que siento por la existencia del pueblo alemán me obligó a esta actividad. Sólo a partir del momento en que las condiciones de vida están aseguradas, puede florecer la cultura. 
(Hitler, Conversaciones)

Pongo estas palabras de Hitler porque en los últimos tiempos está habiendo un ataque nuevo hacia el Führer: que entró en política para enriquecerse.

Estoy leyendo el libro "Secretos del Tercer Reich" de Guido Knopp. El título ya nos indica a las claras, que no nos va a ofrecer ningún secreto, por lo menos los que hemos leído algún libro sobre el Tercer Reich. El libro (también podríamos llamarle "basura" pero bueno, para entendernos le llamaremos "libro") contiene un capítulo entero llamado "El dinero de Hitler". Tratándose de un libro de "secretos" uno puede pensar que contendrá alguno importante. Pero no. El autor nos quiere presentar a un Hitler ávido de dinero cuyo único fin en la vida fue enriquecerse. Incluso se atreve a decir que la mentira de que Hitler fue un hombre sencillo, sin apego a lo material, es un bulo que ha pervivido desde el III Reich. Desde 1945 se propusieron aniquilar a Hitler de todas las formas posibles y, mira por dónde, descubren ahora que aún quedan bulos del III Reich sin desmontar.

Decir que Hitler fue un avaro millonario es muy sencillo. Basta recurrir a los coches que tuvo, a su casa de montaña, al arte que coleccionó y a los regalos que hacía a Eva Braun. Es muy fácil. Con esos tópicos ya tienen su libro, se desarrollan convenientemente y listo.

Veamos qué nos dice el amigo Guido Knoop en su pastiche. Lo primero, que Hitler ya era millonario antes de llegar al poder. Todos sabemos que Hitler vivió holgadamente con las ventas de su libro Mein Kampf, como no podía ser de otra manera. Por cierto, que en un principio Mein Kampf no se vendió muy bien. No fue hasta 1932 o 1933 en que el libro comenzó a venderse. El autor recurre a la demagogia diciendo que lo que ganaba Hitler era setecientas cincuenta veces más que el sueldo de un obrero de la época. Incluso dice que "al escritor de éxito en que se había convertido Hitler no le resultaba difícil  realizar donaciones que causaban un gran revuelo en los medios de comunicación". Pero, ¿esto no nos suena a algo? ¿No está nuestra sociedad abarrotada de famosos, futbolistas y políticos haciendo supuestas obras sociales que anuncian a bombo y platillo?

"El estilo de vida de Hitler, que de puertas para fuera parecía espartano, y su celebrada modestia personal no eran sino parte de una escenificación que tenía poco que ver con la realidad. El multimillonario Hitler podía ser un asceta en lo que a comida y vestido se refiere: el biógrafo Ian Kershaw lo asegura en su obra fundamental, Hilter, 1889-1936", aunque añade que la vida del dictador transcurría "en el marco de un lujo desorbitado". Es evidente que el Führer del Tercer Reich disfrutó de los frutos que le proporcionaba el poder. En qué medida lo hizo es uno de los secretos de la dictadura nazi".

Para tratarse de un libro llamado "Secretos del Tercer Reich" y que el propio autor afirme que no puede responder a su propia pregunta y que lo solucione con un vergonzoso "es uno de los secretos de la dictadura nazi", nos viene a demostrar que este libro no solo es una tomadura de pelo sino que es una estafa. Por otra parte, que tenga a Ian Kershaw como referente ya nos dice por dónde van los tiros.

En el mismo capítulo Knoop hace un esbozo biográfico de Hitler en donde llega a llamarle "muerto de hambre insignificante", un estilo aprendido de su idolatrado Kershaw, por supuesto. Ya lo he dicho muchas veces, un libro escrito mediante insultos no merece ningún crédito. Pero con Hitler estamos más que acostumbrados.

No merece la pena perder tiempo con este libro pero voy a transcribir algunas perlas para que os hagáis una idea. Más que descrédito o pena, producen risa:

- Hitler se olía que la política le daría ocasión de ganarse la vida, ascender en la escala social y convertirse en alguien.

- Hitler se convirtió en uno de aquellos beneficiados por la inflación a los que permanentemente censuraba, implacable, en sus discursos.

El libro apenas contiene fuentes y las frases "se sospecha que.." son habituales. Por otra parte,  achacar que Hitler ganó en 1931 40.780 marcos en concepto de derechos de autor es tan mezquino como achacárselo a cualquier escritor de éxito.

Un capitulo del libro se llama "Lujo y Ostentación" pero ¿cuál es el lujo del que se rodeaba Hitler? Nada más que Berchtesgaden, que por otra parte era una casa modesta. No creo que la residencia de Hitler haya sido más lujosa que la de cualquier otro mandatario de la época, o incluso de nuestra época. El autor incluso aprovecha para llamar a Hitler "chapucero" porque la casa le parece digna de ser rechazada en "cualquier curso de la Escuela Técnica Superior".

Pero el autor va más allá y se atreve a asegurar que para edificar el Berghof hubo que hacer una presión brutal sobre los dueños y que algunos incluso fueron enviados a campos de concentración. Sin embargo, se le olvida al autor mencionar una fuente que lo acredite. Si alguien sabe algo al respecto que informe por favor, aunque me temo que se trate de un bulo.

Después la traducción es una chapuza. Por ejemplo de Göring dice que fue "delegado del plan trimestral". Sin palabras.

Por supuesto que Hitler ganó dinero. Por supuesto que vivió como un pequeño burgués. Pero la realidad es que Hitler fue una persona de gustos muy sencillos. Nunca hizo ostentación de riqueza.  Me resulta curioso que en estos días se afanen en convertir a Hitler en un avaricioso y codicioso cuyo único fin por dedicarse a la política era convertirse en millonario. Hace falta ser retorcido. Sobre todo en la época en que vivimos, cuyos políticos democráticos se han llenado los bolsillos de dinero público. Éste es el escándalo. Y no que Hitler fuera millonario, como por otra parte, no podía ser de otra manera. Sin embargo la única preocupación del Führer en su testamento fueron su familia, sus empleados, el partido y el Estado, a quienes cedió sus bienes. Aquí la única realidad es que Hitler ha hecho millonarios a quienes hablan mal de él. El resto es una patraña. 

18 de abril de 2011

Hitler, comedor de alfombras, El Pacto de Munich

Fue el autor del famoso "Historia del Tercer Reich" Willian L. Shirer quien popularizó el bulo de que Hitler mordía alfombras cuando se ponía nervioso e histérico. Sin duda, este tipo de autores popularizaron este tipo de comportamiento alocado en Hitler, cuando en realidad Hitler se solía comportar siempre correctamente y con mucho dominio de sí mismo. Veamos el famoso pasaje de Shirer:

- Hitler se hallaba en un estado de nerviosismo intenso. Aquella mañana yo le había visto pasar, caminando a grandes zancadas, para ir a inspeccionar su yate, amarrado a la orilla del río. Me pareció agitado por un tic nervioso. Su hombro derecho subía y bajaba de manera mecánica y continua, mientras su pierna izquierda se distendía bruscamente. Tenía los ojos orlados de enormes ojeras y parecía estar al borde de un derrumbamiento nervioso. "Teppichfresser", murmuró mi compañero alemán, un director de periódico que detestaba en secreto a los nazis. Me contó que, desde hacía varios días, Hitler se encontraba en tal estado de frenesí a causa de la cuestión checa, que más de una vez había perdido el dominio de si mismo tirándose al suelo y mordiendo el borde de la alfombra, de donde procedía la expresión de "comedor de alfombras" que yo había oído aplicada al Führer (en voz baja naturalmente), la víspera, en el hotel Dreesen, durante una conversación con algunos chupatintas a las órdenes del Partido.

Bien, Shirer fue uno de los primeros historiadores que difundieron rumores como si se trataran de hechos. Es revelador que Shirer acepte sus impresiones como si fueran pruebas. Es absolutamente impensable que una persona como Hitler, que sentía pánico al ridículo, que detestaba desnudarse en público y que tenía una educación y unos modales muy correctos, fuera capaz de lanzarse al suelo a morder alfombras. Cuesta mucho imaginar una situación así y de haber existido tendríamos pelos y señales de semejantes escenas contadas por testigos. Si Hitler, en privado y en solitario fuera capaz de morder alfombras, nunca lo sabremos. Pero en público jamás.


Bien, centrados en el Pacto de Munich, comenzamos con la descripción que nos ofrece Joachim Fest:

- Hitler había hecho hincapié en una reunión conjunta inmediata, por cuanto pretendía irrumpir el 1º de octubre en el país de los Sudetes, con más decisión que nunca. Con el fin de ponerse de acuerdo con Mussolini, le salió al encuentro en Kufstein; y parece ser que en aquellos momentos estaba todavía indeciso de si hacer o no fracasar la conferencia prevista, con el fin de conseguir por la fuerza el triunfo total. En todo caso, sobre un mapa facilitó a Mussolini todas las explicaciones necesarias respecto a la guerra relámpago que pretendía desencadenar contra Checoslovaquia y la siguiente campaña militar contra Francia. Solo esforzándose mucho se mostró dispuesto a postergar tales intenciones, por el momento, pero no dejó que quedasen dudas flotando:

- O bien la conferencia resulta un éxito en un espacio de tiempo corto, o bien la solución será conseguida mediante las armas.



Para David Irving, Hitler no estaba tan seguro de querer una guerra contra Checoslovaquia:

- A las once de la mañana -tres horas antes de la hora tope fijada para Hitler en su ultimátum- Mussolini telefoneó a su embajada berlinesa para anunciar que acababa de recibir un mensaje de los británicos y quería tiempo para considerarlo, ¿estaría dispuesto Hitler a ampliar veinticuatro horas más el plazo del ultimátum?

El Forschungsamt se adelantó a anunciar esta petición. Ribbentrop puso mala cara. Göring, intensamente consciente de la debilidad de su fuerza aérea contra Gran Bretaña, le acusó de desear la guerra. Hitler los hizo callar a los dos.

- ¡Nadie desea la guerra! -gritó, tal vez el único indicio que dejó escapar de que todo había sido una baladronada desde el primer momento.


El pacto devolvía a Alemania los ex territorios alemanes de los Sudetes, en los que casualmente se hallaban situadas las más importantes defensas fronterizas de Checoslovaquia, que de ese modo se quedaba prácticamente indefensa. Pero el asunto de Munich dejó a Hitler con mal sabor de boca y acusó a Göring de cobardía a sus espaldas.

- La próxima vez -amenazó- actuaré tan rápido que ninguna viejecita tendrá tiempo de protestar.

El biógrafo Ian Kershaw, en su afán de desprestigiar a Hitler, prefiere dar crédito a William Shirer, a quien cita en su biografía. Evidentemente no cita la cuestión de las alfombras, pero sí cita el estado de nerviosismo de Hitler en la crisis checa. Por otra parte, Kershaw es más partidario de la corriente belicista de Ribbentrop y da crédito a la tesis de que Hitler prefería la guerra que el famoso pacto:

- Ribbentrop había abogado por la guerra hasta el último minuto. Se le había robado su ocasión de humillar a los ingleses... y aumentaba su indignación el hecho de que Chamberlain hubiese sido vitoreado en su recorrido a través de Munich en un coche descubierto como si se tratase del héroe del momento, el verdadero salvador de la paz en Europa. El estado de ánimo de Hitler se había modificado de un día para otro. La impresión que había dado de estar gozando de su triunfo sobre las potencias occidentales se había desvanecido la mañana siguiente. Parecía pálido, cansado y enfermo cuando Chamberlain le visitó en su apartamento de Prinzergentenplatz para presentarle una declaración conjunta en la que Alemania e Inglaterra acordaban que no habría más enfrentamientos bélicos entre ellas.


Para Kershaw "Munich no fue ningún gran motivo de celebración. Tenía la impresión de que le habían arrebatado el triunfo mayor que estaba seguro que habría logrado con una guerra limitada con los checos, que había sido su objetivo todo el verano.

Sin embargo, Hitler dijo en 1942:

- Recibo actualmente de Hacha los más efusivos testimonios de simpatía. No los publico para no dar la sensación de que necesitamos del apoyo de un vencido.

John Toland hace referencia en su biografía sobre el asunto:

- En el Dreesen, corrió la voz entre varios periodistas de que el Führer estaba tan perturbado por la crisis de Checoslovaquia que se dejaba caer al suelo y mordía el borde de la alfombra. El rumor surgió a raíz del comentario de un ayudante de Hitler que dijo que el jefe estaba tan furioso que "se comía la alfombra". Esta expresión popular alemana fue tomada al pie de la letra por algunos corresponsales norteamericanos, que habrían tenido que traducirla por "se subía por las paredes". Semejante ingenuidad divertía  a los ayudantes de Hitler, que pocas veces habían visto a Hitler fuera de control. Cuando perdía los estribos, lanzaba ocasionalmente peroratas de una media hora; pero, por lo general, sus estallidos eran de corta duración. "Yo estuve presente e unos cuantos de esos arranques -escribió Wiedemann-, y todo lo que puedo decir es que no eran diferentes de las crisis de cólera de otros hombres con mal genio y poco autocontrol".

23 de mayo de 2010

Hitler en Argentina

La historia absurda de un Hitler que huyó al final de la guerra y se trasladó a un país sudamericano, ha vuelto a la actualidad. Se ha tratado en numerosas ocasiones. Pero la próxima aparición de un nuevo libro ha devuelto esa historia a la actualidad.

En numerosas ocasiones Hitler habló sobre la muerte. Nunca le tuvo miedo, de hecho, para Hitler la muerte significaba una liberación. A sus colaboradores se lo expresó en muchas ocasiones. Göring dijo en Núremberg:





Pregunta.: ¿Cree usted que el Führer ha muerto?

Respuesta.: Absolutamente, no me cabe la menor duda.

P.: ¿Por qué lo cree?

R.: Bueno, es que es incuestionable. Siempre supimos que el Führer se suicidaría si las cosas salían mal. Lo supimos siempre. No cabe la menor duda al respecto.

P.. Pero, ¿había algún acuerdo o compromiso en ese sentido?

R.: Sí, se lo dijo a diversas personas muy claramente, y todos lo sabíamos muy bien.

Hace muchos años leí un libro de Werner Brockdorff, desfasado por completo, titulado "La evasión de los dirigentes nazis". Por ejemplo, afirma el autor que consideraba perfectamente capaz a Martin Bormann  "de haber atizado y enconado en Hitler la obsesión mesiánica, la conciencia fanática  de una misión providencial suficiente para persuadirle de que debía sobrevivir para cumplirla." Hubo un tiempo en que se podía achacar a Bormann cualquier historia, ya que no se supo hasta mucho después que había muerto en el asedio a Berlín. Por otra parte, Hitler no era una persona que se dejara influenciar una vez que tomaba una decisión, por mucho que Bormann lo intentara.

El esbozo biográfico que hizo Brockdorff es el típico de la época de posguerra, pero hoy en día sonroja un poco.  Ya por aquel entonces el autor se hizo eco de la supuesta homosexualidad de Hitler, aduciendo la homosexualidad de Röhm para sostener la idea.  El autor mostró una obsesión enfermiza por la sexualidad de Hitler, lo que resulta extraño cuando se quiere demostrar su huida de Berlín. 

Lo que Brockdorff afirmó en su libro  es el hecho de que Hitler utilizaba dobles que le suplantaban en actos públicos de menor importancia. El supuesto doble más famoso de Hitler ha sido Ferdinand Beisel, al que se conocía también con el nombre de "Ferry". Los famosos supuestos cambios de humor de Hitler se explican, según el autor, por la existencia del doble de Hitler. Más absurda parece la idea de que Bormann hacía actuar al doble de Hitler para presentar al Führer "sano y rebosante de energías".  Pero lo más increíble en el estudio de Brockdorff es cuando afirmó que durante el atentado del 20 de Julio Hitler no estaba allí, sino su doble.  Ni siquiera conviene discutir sobre los hallazgos del autor, la cuestión es que el supuesto doble de Hitler fue encontrado muerto en los jardines de la Cancillería y los rusos pensaron que se trataba de Hitler. Sin embargo, al examinarlo, se dieron cuenta de que no era el cadáver de Hitler. Mientras, Hitler y Eva Braun salían de Berlín junto a un grupo de SS de paisano. Un hidroavión trasladó al grupo hasta un submarino. Después de diversos periplos, el submarino llegó hasta Argentina. 

Ignoro si el nuevo libro que se va a publicar se basa en las investigaciones que en su día hiciera Werner Brockdorff, pero es fácil imaginar que sí. Sin embargo, la idea de un Hitler superviviente a la guerra, por muchos visos de verosimilitud que pueda tener, se desmorona por completo conociendo un poco la personalidad de Hitler. Publicar de nuevo esta historia es un despropósito y un insulto al lector. 

8 de febrero de 2010

Hitler, el personaje más difamado de la historia

La odontóloga Menevse Deprem-Hennen ha realizado un trabajo sobre las actas del dentista de Hitler. Lo primero que debemos analizar es qué interés histórico puede tener semejante trabajo. Una vez que llegamos a la conclusión del absurdo, podemos criticar a la autora, sobre todo viendo las conclusiones que obtiene. Veamos:

 "Adolf Hitler padecía halitosis, parodontosis y tenía miedo al dentista". ¿El título del libro? También muy bonito: "El dentista del diablo". Lo curioso viene después. Si bien el titular afirma que Hitler padecía halitosis etc, la investigadora dice "es muy probable que Hitler padeciera una fuerte halitosis". Pero la desfachatez continua: "Es probable también que, como muchas personas, Hitler tuviera miedo al dentista". Como vemos, la coletilla "es probable" aparece antes de la información. Esta técnica es tan habitual en los estudios de Hitler que nos indica claramente que el estudio ES UNA MENTIRA. Nos indica simplemente que una nueva persona desea lucrarse con Hitler y, a falta de novedades, escribe algo medianamente original. Yo es que ya estoy esperando los siguientes trabajos: "A Hitler le olían los pies" acompañado de un informe secreto de su callista. Tampoco podemos descartar un sesudo estudio titulado "Hitler se tiraba pedos" aunque me temo que este ya existe, puesto que algunos están empeñados en sacar a relucir los problemas estomacales de Hitler.

Lo que debemos analizar es lo siguiente. Empezando por el título "El dentista del diablo", lo realmente curioso es que todos estos rasgos de Hitler que se empeñan en sacar a relucir, pertenecen precisamente a los de una persona normal, y máxime a los de una persona que vivió durante una época en la que era normal tener una dentadura deteriorada. En aquella época la odontología no estaba tan estandarizada como en nuestra sociedad, aunque por cierto, Hitler sí que lo pretendió. Lo que quiero decir es que una dentadura deteriorada hace de Hitler un personaje humano, y no precisamente un diablo, como sugiere el título. Por otra parte, si tan pestilente resultaba su aliento, me sorprende mucho que ningún colaborador, de los que tenemos cientos de testimonios, no haya dicho nada al respecto.

La siguiente noticia del día tampoco tiene desperdicio: "Hitler consumió Viagra primitivo". Evidentemente hay una malicia manifiesta en la declaración. Según un libro de próxima aparición, del que ignoro título y autor, el doctor Morell inyectaba a Hitler un preparado a base de testosterona. Nada nuevo. Todos los que hemos leído sobre Hitler sabemos que el doctor Morell le inyectaba cosas muy raras. Pero desconocíamos que fuera para "no fallarle a Eva Braun".  Conociendo a Hitler un poco, que fue una persona muy recatada con su intimidad, que nunca se mostró en bañador en público, que al mismísimo Morell le costaba verle con una simple camiseta interior, que no quiso exhibirse en público montando a caballo como hacía Mussolini etc...  se me hace muy difícil que el Führer se presentara ante su médico y le dijera "Morell inyécteme una dosis ahora que voy a empotrar a Eva". Perdón por la vulgaridad. Tratándose de Hitler, me parece absolutamente imposible. Se puede ver la noticia en este link, Es de muy mal gusto especular con la vida sexual de nadie.
Lo cierto es que en los últimos tiempos estamos viendo cómo aparecen nuevas y disparatadas difamaciones. Es como si alguien se hubiera dado cuenta de que contando que Hitler fue un asesino no basta para que no se extienda su sombra. Hay que decir a la masa que Hitler no solo fue un asesino, también fue homosexual, sufría de halitosis, era impotente etc.   En muchas ocasiones me han pedido que escriba un libro sobre Hitler. Ciertamente no soy la persona más indicada para hacerlo pero se me ocurre un titulo: "Hitler, el personaje más difamado de la historia".  Eso sí fijaos en la imagen de la izquierda lo mucho que le divierten a Hitler estas historias.

12 de enero de 2010

Hitler, chivo expiatorio

Recuerdo una escena de la película "Hitler el Reinado del Mal" en donde el protagonista que encarna a Hitler golpea con sadismo a su perrito indefenso. Esa escena es inventada y falsa a todas luces. Hitler nunca maltrató a ningún animal, es más, no solo estaba en contra de ello sino que fue un gran amante de los animales durante toda su vida. La escena es ciertamente inverosímil, puesto que Hitler fue un vegetariano ético, pero sirve para demostrar lo calumniado que está el personaje. Este ejemplo es ilustrativo de que contra Hitler todo vale. Y ciertamente al final el público cree que Hitler fue un sádico salvaje. Curiosamente hoy, un director de cine tan conocido como Oliver Stone ha sido noticia porque se ha atrevido a decir que "Hitler fue un chivo expiatorio". Las declaraciones del director resultan muy interesantes, aunque habrá que esperar a ver su documental, ya que como sabemos, la prensa nos ofrece las noticias muy sesgadas. En todo caso, lo cierto es que el hecho de que Oliver Stone haya nombrado a Hitler, entre otros personajes, le ha servido para hacerse publicidad gratis. Porque si no lo hubiera nombrado no habría resultado escandaloso.

Hitler no fue un sádico y nunca obtuvo placer con el sufrimiento de sus enemigos. En contra de lo que apuntan muchos historiadores, Hitler no vio las películas de las ejecuciones de los conspiradores del 20 de julio. Aunque aún existen historiadores que, a falta de pruebas, prefieren decir que no se sabe si las vio o no. John Lukacs asegura que no las vio. Conociendo un poco a Hitler, uno no se lo imagina disfrutando mientras ve ejecuciones. Por otra parte, tampoco está claro si existen esas filmaciones. ¿Alguien las ha visto? Al parecer durante la guerra los aliados hicieron una película falsa en las que se veían las supuestas ejecuciones. De lo que no me cabe ninguna duda es de que si hubiera testigos presenciales nos lo habrían relatado. Pero nadie del círculo íntimo de Hitler ha dicho que el Führer ni nadie vio la famosa filmación. Me resulta del todo inconcebible que nadie que haya visto la película junto a Hitler no lo pudiera recordar tras la guerra, sobretodo sabiendo que el público demandaba historias como esas.

Otra mentira difundida también por el cine, es la famosa frase "¿Arde París?" y que atribuye a Hitler la intención de destruir la capital francesa. París era una ciudad muy admirada por Hitler. De hecho, Hitler dio órdenes precisamente de lo contrario, de no destruir ni París ni Roma. Aunque no es menos cierto que no le importaba en absoluto la destrucción de otras ciudades, como Moscú. En un principio se negó a bombardear Lóndres. Es más, Hitler siempre fue muy titubeante cuando tenía que tomar una decisión de esas características. La ironía del destino ha querido que la imagen de una Europa apocalíptica sea atribuida a Hitler, cuando fueron sus enemigos quienes la bombardearon con mayor intensidad.



En 1940, en el apogeo de su poder, Hitler se encontró con su amigo de juventud Kubizek. La escena me resulta sobrecogedora. Precisamente es una escena muy cinematográfica. Hitler le dijo a su amigo:

- Tengo todavía infinitas cosas por hacer. ¿Quién va a hacerlas si no? Y aquí me ves, cruzado de brazos, observando cómo la guerra me roba mis mejores años... Nos hacemos viejos, Kubizek. Dentro de no muchos años, será tarde para hacer lo que queda por hacer.


8 de octubre de 2009

David Solar


No he leído nunca un libro de David Solar. Ni tengo pensado hacerlo. Confieso que tampoco debería perder el tiempo leyendo sus entrevistas ni sus artículos. Pero como apasionado de Hitler que soy, me pica la curiosidad. También es importante conocer la opinión de una de las personas que más escribe sobre Hitler en España. No es la primera vez que se habla de D.Solar en este blog. El historiador se encuentra promocionando su último libro, que no recuerdo el título, algo así como "La venganza de Hitler" o algo parecido. El título del libro le lleva a Solar a disertar sobre el asunto allá donde vaya. Lo primero que llama la atención es la palabra "venganza". Personalmente creo que tratar de entender a Hitler bajo el prisma de la venganza es un error garrafal. Porque, aunque nos disguste la política de Hitler, bien pudo tener razón en sus motivos. Lo uno no quita lo otro.  Veamos lo que dice el diccionario sobre la palabra "venganza":

"Satisfacción que se toma del agravio o daño recibidos"

Evidentemente los triunfos de Hitler le proporcionaban satisfacción personal. Pero Hitler no se caracterizó por la venganza. Pudo imponer un armisticio mucho más duro a Francia y no lo hizo para no herir el orgullo francés. Según Solar, "Hitler soñaba su venganza". Pero yo añadiría: ¡estaba en su derecho! En una época en que las potencias europeas, Estados Unidos y Japón se expandían, Alemania tenía también todo su derecho. Hoy en día nos sorprende mucho ver que Hitler "devoraba" países. Pero es que el contexto ha cambiado mucho. En aquella época existía la colonización. Precisamente Gran Bretaña era el país que más colonias tenía en el mundo. Rusia siempre fue un país expansionista. Así que, de entrada, no me parece justo criticar a Hitler por querer expandirse, máxime cuando las potencias vencedoras de la Primera Guerra Mundial obligaron a Alemania a ceder vastas extensiones de suelo. Criticar a Hitler por su política expansionista es demagogia pura.

Uno de los aspectos sobre los que más se incide a la hora de hablar sobre Hitler es la famosa "puñalada por la espalda" tras la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial. No solo se dice que no existió, sino que "Hitler se la tragó". Según Solar "la puñalada por la espalda" es una tesis falsa. Y Hitler era tan tonto que se la tragó. Esto es un reduccionismo absoluto. No solo Hitler se tragó la farsa sino que convenció a todo un país para que se la tragara a su vez. Es decir, Solar está explicando la historia según la óptica aliada de la época, lo cual reduce el entendimiento de la misma historia.

David Solar tiene una forma de explicar a Hitler muy anticuada. No se abona a los nuevos tiempos en absoluto. Escribe como lo hacían los historiadores hace décadas. Claro, que para el poco exigente público español, con eso basta. Sin embargo una nueva hornada de historiadores han surgido que se plantean el "fenómeno Hitler" desde otra óptica más imparcial. Lo que menos necesitamos a la hora de entender a Hitler son historiadores de ese tipo. Necesitamos historiadores más arriesgados que no tengan miedo de llamar a las cosas por su nombre y no nos vendan a un Hitler "que se traga países" movido por su sed de venganza. Eso está bien para un público conformista e infantil. Pero con esas tesis pasadas de moda no se avanza nada en absoluto.

La noticia de la conferencia de Solar aquí.

4 de marzo de 2009

El mito de Hitler y el atleta Jesse Owens













































Se ha comentado mucho el triunfo de Jesse Owens en las Olimpiadas de 1936. Ello dio origen al mito de que Hitler no le quiso dar la mano tras su triunfo. Sin embargo esto no es cierto. Es una leyenda más en torno a Hitler y una falsedad. Veamos lo que dijo Leni Riefenstahl al respecto:

" Karl Ritter von Halt, miembro del Comite Olímpico Internacional Alemán, que ostentaba la dirección general de las competiciones de atletismo ligero, me contó cómo había ocurrido realmente. El primer día de las competiciones, Hitler recibió a los vencedores en la tribuna de honor. Pero le prohibió seguir haciéndolo el presidente francés del Comité Olímpico, el conde Baillet-Latour, porque iba contra el protocolo olímpico. Por ello ya no hubo después ningún apretón de manos con ningún atleta. "

De hecho, Hitler manifestó en muchas ocasiones las cualidades físicas de los atletas negros. Los pseudo-historiadores han echado su imaginación al asunto. Pretenden que Hitler se malhumoró por el triunfo de Owens cuando no es cierto. De hecho, el triunfo de Owens no va en contra de la doctrina racista de Hitler, quien siempre dijo que cada raza tenía sus cualidades. Una cosa es que Hitler fuera racista, y otra muy distinta que fuera tonto. Aunque debemos reconocer que una fotografía de Hitler dando la mano a un hombre negro sí que sería una fotografía curiosa. De todas formas, todos los presidentes de todos los países del mundo se muestran orgullosos cuando sus atletas ganan en las Olimpiadas. Y Hitler no era menos. 

18 de febrero de 2009

Hitler era un maleducado en la mesa


























Con Hitler no hay día que no tengamos una noticia. ¿Por qué no ocurre otro tanto con Churchill?  Es una cuestión para los psicólogos.  Los medios de comunicación son una lacra, qué le vamos a hacer. Aceptemos que Hitler es el personaje favorito de la prensa de todos los tiempos. ¿Qué toca hoy? Pues que Hitler era un maleducado en la mesa, que se mordía las uñas y se tocaba el bigotito mientras comía. Aquí os dejo la noticia. Son siempre las mismas bobadas. Lo único que puedo decir es que para ser un informe secreto, vaya gilipollez que acaban de publicar.

28 de enero de 2009

David Solar


La revista del historiador David Solar, La Aventura de la Historia, dedica un especial a la Segunda Guerra Mundial con el poco original título "Como nunca se la habían contado". El número está dedicado a Adolf Hitler. Bien, como es de esperar no aporta nada nuevo. La II GM es la única guerra que se celebra cada cierto tiempo de forma pomposa. Siempre he recordado celebraciones. Siempre hay alguna excusa válida: el 50 Aniversario, el 60, el 65... ahora el 70...  y así de forma infinita, supongo. Yo no conozco guerra más conmemorada. ¿Por qué se celebra tanto esa guerra y no la I Guerra Mundial? Supongo que porque resulta más atractiva precisamente por Hitler y los nazis. Y porque fue la guerra que configuró en cierta forma el mundo en que vivimos. En todo caso, al final se ha convertido en una guerra tan comercial que resulta aún un negocio muy rentable. 

Bien, el prólogo de la revista lo titula David Solar "Hitler quería la guerra". Pero ¿fue realmente así? La idea de un Hitler revanchista por la derrota de la IGM hace tiempo que esta más que desmontada.  Hitler, no es que deseara la guerra, es que la necesitaba para cumplir sus principios, que es completamente diferente. Hitler nunca habló de hacer la guerra con Occidente.  Es más que sabido que sus planes expansionistas fueron dirigidos siempre hacia el Este, como finalmente ocurrió. Pero para David Solar Hitler soñaba con la guerra desde la Paz de Versalles. ¿Para qué quería una guerra revanchista Hitler en 1939 si ya hacía años que había hecho pedazos el famoso Tratado de Versalles? Es bien sabido que Hitler en 1939 no deseaba la guerra. No por lo menos como sucedió. Sí le doy la razón a Solar en que Hitler "tentó la suerte desde la remilitarización de Renania" Efectivamente a partir de entonces su política exterior consistió en golpes de suerte que le salieron muy bien. Solar dice que Hitler tenía pensado el ataque a Polonia desde siempre. Desde esta perspectiva David Solar anuncia en su revista que irá contando la guerra en 12 entregas durante los próximos 12 meses. 

El próximo artículo de la revista lleva un título a todas luces simple y vulgar: "Hitler El Monstruo". El error de Solar consiste en considerar que Hitler tenía dos caras. Por un lado tenemos al monstruo y por el otro al ser humano amable con sus secretarias y amante de los niños a quienes recibía en su residencia. Solar insiste en que esa doble personalidad existió hasta el fin de la vida del Führer cuando recibió a un grupito de adolescentes de las Juventudes Hitlerianas.  Estoy convencido de que el Hitler humano fue real. Se ha escrito hasta la saciedad que los encuentros de Hitler con niños o que su lado más humano estaba siempre destinado a la propaganda. Esto es una falsedad. Hitler era así: amaba la música, el arte, los animales, la vida sencilla... pretender lo contrario es ponerse una venda en los ojos. Nunca he pretendido defenderle en absoluto de los crímenes de guerra.  Pero tratarle como al mayor monstruo de la historia y pretender que el lado humano de Hitler era falso es, sencillamente, mentir. 

David Solar, en sus infinitas ganas de difamar a Hitler, pone en duda el valor de éste en la I Guerra Mundial  y deja caer en forma de pregunta (sin respuesta, por cierto, como es habitual) que su hoja militar fue mejorada por los nazis. Precisamente no existe duda al respecto sobre el valor de Hitler, no solo durante la I Guerra Mundial sino a lo largo de toda su vida. Lo dicen la mayor parte de sus biógrafos. Hitler recibió en la IGM la Cruz de Hierro de Primera Clase, que como se sabe fue una condecoración de muy difícil consecución. En aquella época precisamente Hitler era un gran desconocido como para tener influencia para recibirla. 

Nos dice también Solar que Hitler poseía una cultura "primaria". Vamos que no se entiende cómo una persona con una cultura primaria devorara libros y más libros (su biblioteca personal contenía miles de volúmenes) y fuera capaz de recordarlos perfectamente y dar hasta los más mínimos detalles de muy diversos aspectos de la vida. 

Al final del artículo David Solar vuelve a poner en boca de Hitler una frase que yo no encuentro por ningún lado: "Que se hunda Alemania porque no es digna de mi". ¿De dónde la ha sacado y, sobre todo, en qué contexto fue pronunciada? Yo estoy más que harto de leer frases que se atribuyen a Hitler y no encontrar por ningún lado la fuente fiable. 

El siguiente artículo que publica Solar en la revista lleva también su característico título "Hitler quiso la guerra". En David Solar tenemos al historiador patrio que escribe sobre Hitler de la manera más manida y facilona, al estilo de los historiadores que surgieron tras la II Guerra Mundial. Escribe a base de clichés y estereotipos. Al punto es esto cierto que incluso se atreve aún hoy afirmar que el incendio del Reichstag fue provocado por los nazis o que ese suceso no esta bien aclarado, algo que ningún historiador serio pone ya en duda. Así que si pretende enseñar la II Guerra Mundial a lo largo de un año con esas premisas... que Dios nos coja confesados. 

25 de enero de 2009

Hitler y la Astrología























Con ocasión del lanzamiento de la Biblioteca Osprey de la II Guerra Mundial el diario El Correo publica un artículo titulado "El tiempo del Hierro" escrito por Manuel Lucena Giraldo. Entre otros interrogantes que parece que la citada biblioteca va a responder (no es así, por cierto) el escritor pregunta: 

"¿Qué podía pensar un mariscal del Reich como Rommel, cuando los delirios de Hitler dictados por sus astrólogos le obligaban a desarrollar una costosa ofensiva en hombres y recursos que sabía condenada de antemano al fracaso?" 

En esta pregunta observamos un respeto absoluto hacia la figura de Rommel y un desprecio total hacia la de Hitler. Bien, esta es la línea oficial que se sigue con Hitler desde su muerte. Lo normal es que se publiquen aspectos sobre Hitler que siempre son mentiras, tópicos y sin contrastar en absoluto. Los que lo escriben saben que nadie les va a molestar. 

Esta vez el bulo trata sobre la astrología y Hitler. Y yo me pregunto: ¿cómo es posible que Hitler perdiera tanto tiempo en reuniones tan largas con su Estado Mayor si confiaba únicamente en sus astrólogos? ¿Cómo es posible que pudiera conducir una guerra durante 6 años solo con los dictados de sus astrólogos? En definitiva, ¿cómo es posible que una persona que confía en los astrólogos pierda tanto el tiempo con reuniones diarias de varias horas? La respuesta es que Hitler no era tan absurdo y tonto como para dejar la guerra en manos de charlatanes astrólogos. 

Si bien es cierto que existe un lado esotérico del nazismo, en donde las SS tienen su máximo exponente, no es menos cierto que Hitler no creía en absoluto en las predicciones de los horóscopos. Reconozco que no he estudiado en profundidad el esoterismo en la SS y no se cuánto hay de mito y de verdad en ello. Pero si sabemos por boca del mismo Hitler que él no creía en absoluto en esas cosas:

- Tampoco hay que dejar de tener en cuenta la influencia de los horóscopos, ese cuento en el cual tanta gente, particularmente los anglosajones, cree a pies juntillas. ¡Hay que ver el daño que causó al Estado Mayor general británico que un astrólogo inglés muy conocido publicase un horóscopo anunciando la victoria final de Alemania! Fue preciso, para calmar la inquietud así suscitada, que los periódicos desenterrasen todos los horóscopos de aquel astrólogo que se habían revelado erróneos, y que los publicasen. Para enjuiciar todo cuando atañe a la superstición, hay que partir de la base de que basta con que un pronóstico sea confirmado casualmente por los acontecimientos, para que el ser crédulo retenga esta única coincidencia, olvidando los cien otros ejemplos en que una predicción no se ha cumplido. La predicción realizada se convierte en artículo de fe y su recuerdo se transmite de generación en generación.

23 de enero de 2009

El Mito del origen judío de Hitler




















Maria Anna Schicklgruber fue la abuela paterna de Hitler. El 7 de Junio de 1837 dio a luz a Alois, padre de Adolf Hitler. Se mantiene en duda quién fue el padre de Alois, citándose a dos posibles padres y a un tercero, que podría haber sido judío y en cuya casa podría haber prestado servicios como criada la abuela de Adolf Hitler. Hans Frank, el abogado de Hitler y posterior gobernador de Polonia, lo testificó así en Nuremberg. Investigaciones posteriores acabaron por invalidar esas teorías y ya no existe ningún biógrafo "serio" de Hitler que asegure que tuvo un antepasado judío.

El mito del origen judío de Hitler se extendió mucho después de la guerra. Ian Kershaw dice que toda esa historia "carece de credibilidad". Kershaw tiene razón cuando asegura que no hay que dar credibilidad a las memorias de Hans Frank porque fueron escritas "mientras estaba esperando al verdugo y pasando claramente por una crisis psicológica".

Sin embargo existen biografías de poca monta, generalmente ediciones baratas que van acompañadas en coleccionables, se regalan en diarios etcétera, en donde el origen judío de Hitler se sigue tomando en serio. Por ejemplo, hace poco compré por muy poco dinero el libro "Adolf Hitler, una vida en imágenes" escrito por María J. Martínez.  A pesar de que los grandes biógrafos ya han abandonado el mito del origen judío de Hitler, asegura que "existe una enorme controversia en cuanto al origen judío de Hitler, no se sabe muy bien si por su carácter de hijo ilegítimo o su posible ascendencia judía".

En muchos estudios sobre Hitler se asegura que el origen del antisemitismo de Hitler se debió precisamente a su ascendencia judía. Tampoco creo que la comunidad judía acepte tener entre los suyos al "mayor monstruo de la humanidad", como ha sido descrito Hitler. Así que con el tiempo esta teoría se está desvaneciendo. 

18 de enero de 2009

Falsificaciones


Existen muchas memorias y libros sobre Hitler que se sabe a ciencia cierta que son falsos y sin embargo continúan vendiéndose y con un cierto crédito. Existe un libro, muy difundido, de Hermann Rauschning llamado 'Hitler Confesiones Íntimas 1932-1934' que se sabe perfectamente que es una falsificación.  Rauschning emigró de Alemania en 1936 y después a Estados Unidos. Su libro es un ajuste de cuentas con Hitler, digamos que una venganza. No lo hizo solo para ganar dinero sino para desacreditar a Hitler internacionalmente. El régimen nazi hizo lo posible para impedir su publicación. No existe hoy ningún historiador que afirme la autenticidad de las frases atribuidas a Hitler en el libro. Todo fueron invenciones de Rauschning. No se trataba de conversaciones auténticas sino de ficciones del autor. Todo se lo inventó Rauschning. Sin embargo ese libro tuvo una importancia en las futuras biografías de Hitler realmente importante.  Yo me compré el libro por curiosidad porque incluso está reeditado no hace mucho por una editorial llamada "Círculo Latino". Incluso en la contraportada del libro la editorial afirma que existe "controversia" en cuanto a su autenticidad y tienen la desfachatez de decir que el libro supone "un documento valioso". Bien, el libro dio pie a numerosas frases atribuidas a Hitler que mucha gente conoce. Veamos algunas de estas falsas frases:

- No capitularemos jamás. Sucumbiremos, quizá, mas arrastraremos a todo un mundo en nuestra caída. 

- En Brasil edificaremos una nueva Alemania. Allí tendremos cuanto necesitamos.

- ¡Qué me importan a mi la ventura o la desgracia de los otros!

- Si el judío no existiera, habría que inventarlo. Necesitamos un enemigo visible, y no sólo un enemigo invisible. 

En fin, confieso que no pude terminar el libro. Con Hitler ocurre un hecho impensable en el mundo de la historia y de las editoriales: que aún a sabiendas de que existen muchas falsificaciones y obras muy dudosas, se siguen publicando con normalidad. También es cierto que existen muchas publicaciones sobre el periodo nazi y, sobre la II Guerra Mundial en particular, que aparecen de forma muy periódica, escritos por supuestos historiadores que apenas han leído nada y están llenos de prejuicios y escriben acerca de Hitler con entera libertad. Y es que con la historia y, con la historia de Hitler en particular, ocurre un hecho innegable: que las mentiras se van acumulando hasta formar una montaña en donde ya es muy difícil aclararse. 

8 de diciembre de 2008

Frase atribuida a Hitler




Una lectora me pasó una frase supuestamente atribuida a Hitler:


- Si el pueblo alemán nos defrauda, no merece que luchemos por su futuro; en ese caso podríamos prescindir de él con toda justicia

Este tipo de frases se han popularizado en boca de Hitler, más aún desde la película El Hundimiento. De hecho, en la película se incluye la frase,  "Podemos hundirnos. Pero nos llevaremos un mundo con nosotros". Naturalmente las palabras de Hitler o, mejor dicho, sus supuestas frases, siempre son descontextualizadas y malinterpretadas. He estado investigando un poco este tipo de frases apocalípticas de Hitler y creo que son falsas. Además, existe un caos con respecto a su fecha exacta. No obstante, existe un consenso en afirmar que fueron pronunciadas al final de la guerra cuando Hitler supuestamente echaba pestes sobre todo el mundo, incluido el pueblo alemán. Me extraña mucho, puesto que Hitler habló muy a menudo, prácticamente todos los días, sobre lo mucho que amaba al pueblo alemán. Incluso en su testamento, escrito solo horas antes de morir, Hitler agradecía al pueblo alemán su heroísmo. En el testamento dijo:

- Muero con el corazón tranquilo gracias al conocimiento que tengo de las grandes empresas y servicios de nuestros soldados en el frente, de nuestras mujeres en casa, del trabajo de nuestros campesinos y obreros y de la contribución, sin precedentes en la historia, de la juventud que lleva mi nombre.

- Los esfuerzos y los sacrificios del pueblo alemán han sido tan grandes en esta guerra que yo no puedo creer pudiesen resultar inútiles.

No parece pues lógico que quien pronuncia esa frase precisamente en el momento de su muerte opine que el pueblo alemán le haya fallado y que es mejor que se pudra por ello.

Por otra parte, he visto que en las Memorias de Rommel, el hijo de este, Manfred, aseguró que Hitler dijo:

- Si el pueblo alemán es incapaz de obtener la victoria, no importa que se pudra.

Según el hijo de Rommel, la frase la pronunció Hitler en una fecha tan temprana como finales de julio de 1943. Teniendo en cuenta que Manfred tuvo sobrados motivos para detestar a Hitler, tampoco se le debería atribuir mucho crédito.



26 de noviembre de 2008

Hitler mordedor de alfombras


Una imagen que se tiene de Hitler es la de una persona histérica que perdía los nervios con facilidad y gritaba siempre a sus colaboradores. Se hizo famoso el bulo de que cuando algo no le salía bien, se tiraba al suelo y se dedicaba a morder las alfombras. Incluso le llamaron mordedor de alfombras. Nada más lejos de la realidad. Hitler siempre puso mucho interés en cuidar su imagen y ponía mucho cuidado en no caer en ridículo. Se negaba a montar a caballo o a nadar en público por miedo al ridículo. Sabía que Mussolini era muy dado a esos números pero a él no le gustaban en absoluto. Así que no era partidario de hacer esos numeritos en público como para pensar que era capaz de lanzarse como un histérico a morder alfombras. Albert Speer, que le trató mucho, dijo:

- En general Hitler destacaba precisamente por su autodominio. En mi presencia perdió los estribos raras veces.

En una ocasión el Führer dijo:

- Siempre me las arreglo de la forma mejor en todo y de manera tal que siempre estoy preparado para afrontar lo peor. 

En esta frase encontramos el carácter de Hitler. Incluso en los peores momentos supo mantener la compostura. Prácticamente todos sus colaboradores nos lo han corroborado. La imagen del Hitler histérico es una de las muchas mentiras que se extendieron ya antes de la guerra. 

22 de noviembre de 2008

El Testículo de Hitler


Hitler suele ser noticia cada poco tiempo. La prensa internacional siempre acoge con agrado una noticia sobre él, sea verídica o no. Normalmente los rumores más absurdos suelen circular sobre su persona y siempre se publican aspectos de su vida que no tienen ningún fundamento, incluso aspectos carentes totalmente de interés histórico. Pero ocurre que el personaje de Hitler es tan atractivo que cualquier noticia es expandida como la pólvora. Y como con Hitler todo vale, al final los rumores sobre el Führer se convierten en cotilleos generalizados que el público tiende a creer. Porque no es lo mismo lanzar un rumor sobre personajes políticamente correctos que sobre Hitler. Siempre lo he dicho, Hitler es una diana en la que todo el mundo puede lanzar sus dardos. Nadie te lo va a recriminar. Es más, cuantas más difamaciones lances sobre su persona, mejor quedas. En el fondo me recuerda un poco a los aplausos fáciles en los platós de televisión.

Aparece en prensa estos días la noticia de que Hitler tenía solo un testículo. No es una noticia nueva. Ya durante la II Guerra Mundial los soldados ingleses cantaban canciones tipo "Hitler has only one Ball". Pero esto es normal durante un conflicto bélico. No se si el rumor se originó en este tipo de mofas. Los soviéticos ya advirtieron de ese detalle en las autopsias a los restos del cadáver de Hitler. Otra cuestión que deberían explicar es cómo diablos se puede saber si un cuerpo humano, absolutamente calcinado y en el que solo encuentras huesos, si solo tiene un testículo, dos o cuatro.... pero bueno, yo no soy un experto en huesos humanos. 

El médico alemán Johan Jambor, confesó a su sacerdote  Franciszek Pawlar, en secreto de confesión que atendió a Hitler en 1916 por unas heridas de guerra durante la batalla de Somme. En aquella batalla hubo miles de heridos. Cómo este médico, entre tantos heridos pudo recordar para el resto de su vida a un hombre como Hitler, que era un perfecto anónimo por entonces, no lo sabemos. Según él como Hitler no paraba de gritar por su dolor le apodó "El Gritón". A mi esto no me parece serio. Que un médico, en plena Guerra Mundial, recuerde a UN soldado que gritaba me parece como una broma porque entiendo que miles y miles de soldados heridos griten de dolor cuando estén heridos, incluido Hitler. Pero el médico parece creer tener ahí su coartada. 

Veamos qué le ocurrió a Hitler en 1916, durante la batalla de Somme. Según el biógrafo Joachim Fest "a principios de octubre de 1916, Hitler fue LIGERAMENTE herido en el muslo izquierdo" ("Hitler, Una Biografía", página 111). Ian Kershaw, en "Hitler 1889-1936" nos dice que "Hitler resultó herido en el muslo izquierdo al explotar un obús en el refugio subterráneo de los correos, que mató e hirió a varios de ellos". Kershaw dice que Hitler pasó dos meses de baja.  Yo dudo mucho que si las heridas fueron tan graves como para arrancarle un solo testículo Hitler pasara solo dos meses de baja y no le dejaran de por vida huellas visibles de semejante impacto, como una cojera o molestias en la zona. Hitler no solo se reincorporó a la guerra perfectamente sino que jamás tuvo ninguna molestia física desde entonces. 

A mi todo esto me suena nuevamente a explotar la gallina de los huevos de oro (nunca mejor dicho claro) que es Hitler. Es ganar dinero fácil a costa de su personaje, explotado ya hasta la saciedad. Yo me pregunto, ¿qué importancia tienen éstas noticias? ¿qué sentido tienen ? 

Hoy existe una obsesión por hacer pública la vida sexual, algo que contrastaba con la moral y las costumbres de la época, que aun  cuando librasen al sexo de la esfera pecaminosa de la religión, no por ello dejaban de mantener a éste en la más estricta intimidad. De ahí que no podemos sino conjeturar, y la verdad es que conjeturar sobre algo que en principio tampoco es muy relevante, por mucho que hoy se pretenda dar al sexo un protagonismo inusitado, no merece la pena, sobre todo por el riesgo de caer en un espacio que va del mal gusto a lo ridículo, pasando por lo cotilla.