23 de mayo de 2010

Hitler en Argentina

La historia absurda de un Hitler que huyó al final de la guerra y se trasladó a un país sudamericano, ha vuelto a la actualidad. Se ha tratado en numerosas ocasiones. Pero la próxima aparición de un nuevo libro ha devuelto esa historia a la actualidad.

En numerosas ocasiones Hitler habló sobre la muerte. Nunca le tuvo miedo, de hecho, para Hitler la muerte significaba una liberación. A sus colaboradores se lo expresó en muchas ocasiones. Göring dijo en Núremberg:





Pregunta.: ¿Cree usted que el Führer ha muerto?

Respuesta.: Absolutamente, no me cabe la menor duda.

P.: ¿Por qué lo cree?

R.: Bueno, es que es incuestionable. Siempre supimos que el Führer se suicidaría si las cosas salían mal. Lo supimos siempre. No cabe la menor duda al respecto.

P.. Pero, ¿había algún acuerdo o compromiso en ese sentido?

R.: Sí, se lo dijo a diversas personas muy claramente, y todos lo sabíamos muy bien.

Hace muchos años leí un libro de Werner Brockdorff, desfasado por completo, titulado "La evasión de los dirigentes nazis". Por ejemplo, afirma el autor que consideraba perfectamente capaz a Martin Bormann  "de haber atizado y enconado en Hitler la obsesión mesiánica, la conciencia fanática  de una misión providencial suficiente para persuadirle de que debía sobrevivir para cumplirla." Hubo un tiempo en que se podía achacar a Bormann cualquier historia, ya que no se supo hasta mucho después que había muerto en el asedio a Berlín. Por otra parte, Hitler no era una persona que se dejara influenciar una vez que tomaba una decisión, por mucho que Bormann lo intentara.

El esbozo biográfico que hizo Brockdorff es el típico de la época de posguerra, pero hoy en día sonroja un poco.  Ya por aquel entonces el autor se hizo eco de la supuesta homosexualidad de Hitler, aduciendo la homosexualidad de Röhm para sostener la idea.  El autor mostró una obsesión enfermiza por la sexualidad de Hitler, lo que resulta extraño cuando se quiere demostrar su huida de Berlín. 

Lo que Brockdorff afirmó en su libro  es el hecho de que Hitler utilizaba dobles que le suplantaban en actos públicos de menor importancia. El supuesto doble más famoso de Hitler ha sido Ferdinand Beisel, al que se conocía también con el nombre de "Ferry". Los famosos supuestos cambios de humor de Hitler se explican, según el autor, por la existencia del doble de Hitler. Más absurda parece la idea de que Bormann hacía actuar al doble de Hitler para presentar al Führer "sano y rebosante de energías".  Pero lo más increíble en el estudio de Brockdorff es cuando afirmó que durante el atentado del 20 de Julio Hitler no estaba allí, sino su doble.  Ni siquiera conviene discutir sobre los hallazgos del autor, la cuestión es que el supuesto doble de Hitler fue encontrado muerto en los jardines de la Cancillería y los rusos pensaron que se trataba de Hitler. Sin embargo, al examinarlo, se dieron cuenta de que no era el cadáver de Hitler. Mientras, Hitler y Eva Braun salían de Berlín junto a un grupo de SS de paisano. Un hidroavión trasladó al grupo hasta un submarino. Después de diversos periplos, el submarino llegó hasta Argentina. 

Ignoro si el nuevo libro que se va a publicar se basa en las investigaciones que en su día hiciera Werner Brockdorff, pero es fácil imaginar que sí. Sin embargo, la idea de un Hitler superviviente a la guerra, por muchos visos de verosimilitud que pueda tener, se desmorona por completo conociendo un poco la personalidad de Hitler. Publicar de nuevo esta historia es un despropósito y un insulto al lector.