Mostrando entradas con la etiqueta Hitler y las mujeres. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Hitler y las mujeres. Mostrar todas las entradas

13 de enero de 2013

Hitler y las mujeres

En sus conversaciones privadas Hitler dijo en 1942:

- Lo peor del matrimonio es esto: crea pretensiones legales. Es mucho más práctico tener una amante.

Claro, que según él, esa regla "sólo se rige para hombres relevantes". 

- Si una mujer empieza a pensar en cuestiones existenciales, mala cosa es. Puede atacarle a uno los nervios. 

- El mundo del hombre es grande, comparado con el de la mujer. El mundo de la mujer es el hombre. Sólo de vez en cuando piensa en otra cosa. La mujer puede amar más profundamente que el hombre. La inteligencia no le importa demasiado.

- Cuando una mujer se embellece lo hace a menudo impulsada por el secreto deseo de irritar a alguna otra. Las mujeres poseen una capacidad que nos falta a los hombres para dar un beso a una amiga y al mismo tiempo pincharla con una aguja. Es completamente inútil querer mejorarlas en este aspecto. ¡Dejémoslas con sus pequeñas debilidades! Si con ellas una mujer puede sentirse dichosa, tanto mejor. Es mil veces preferible que se ocupe de semejantes pequeñeces que no que empiece a dedicarse a cosas metafísicas. 

Sin embargo, a pesar de la tosquedad de esas palabras, encontramos con que Hitler siempre resultó encantador con las mujeres. Es más, podemos hablar perfectamente de un Hitler completamente diferente en el trato a hombres y a mujeres. Hitler jamás gritaba a una mujer, es más, incluso las tranquilizaba si cometían un error. Un claro ejemplo lo encontramos en sus secretarias. Hitler era un jefe muy amable y simpático con ellas. Quizá por eso sus secretarias le fueron fieles hasta el final. 

Muchas mujeres se sorprendían al tratar con Hitler. Esperaban encontrar al hombre fuerte, casi violento y rudo. Pero se encontraban con un hombre amable y simpático, que las agasajaba constantemente. Si Hitler se encontraba con una mujer, cambiaba incluso el tono de voz, que tenía entonces un tono más suave. Incluso se daba el caso de que si una mujer se encontraba indispuesta Hitler le permitiera incluso fumar en su presencia (documentado en Werner Maser).  Según el historiador, Hitler toleraba a las mujeres aspectos que a sus colaboradores les hubiera costado el puesto. 

Por otra parte, y a pesar de las declaraciones de Hitler (no olvidemos que expuestas en un tono privado y relajado) lo cierto es que Hitler admiró y respetó a mujeres que eran trabajadoras e independientes. Su relación con Winifred Wagner, Leni Riefensthal o Hanna Reitsch le alejan de toda sospecha de menospreciar a la mujer. 

También se ha especulado mucho sobre si Hitler fue capaz de amar. La respuesta no puede ser más clara: ¡por supuesto! Su relación con Eva Braun lo deja perfectamente a las claras. Por no hablar del abatimiento que Hitler sufrió tras el suicidio de Geli Raubal. Hitler sufrió una profunda depresión que le llevó incluso a la idea de apartarse de la política y de querer quitarse la vida. Se dice que a raíz de ese acontecimiento Hitler decidió no comer nunca más carne. La habitación de Geli solo la podía visitar él y su ama de llaves. Incluso encargó un busto de Geli que colocó en la nueva Cancillería. Ninguna de las suposiciones sobre las relaciones de Geli Raubal con Hitler, en donde se ha llegado a afirmar que Hitler maltrataba a su medio sobrina, han podido ser demostradas. Incluso se llegó a afirmar, en un alarde de "historia-ficción" impresionante, que Hitler practicaba el masoquismo con Geli. 

Su relación con Eva Braun está más que demostrada y ya hemos hablado de ella aquí en muchas ocasiones. No creo que sea necesario añadir más. En todo caso, Hitler hablaba de mujeres muy a menudo:

- ¡Cuántas mujeres hermosas hay! Estábamos sentados en el Ratskeller de Brema. Entró una mujer: ¡habría podido creerse que descendía del Olimpo! ¡Sencillamente deslumbradora! Los clientes soltaron cuchillos y tenedores. Y todos clavaron sus ojos en ella. ¡Y luego en Braunschwieg! Entonces me hice los más amargos reproches. A todos mis compañeros les pasó como a mi: una criatura rubia se acercó al coche dando saltitos para ofrecerme un ramo de flores. Todo el mundo se acordó del incidente, pero a nadie se le ocurrió preguntarle su dirección para que luego pudiera yo escribirle unas palabras de agradecimiento. ¡Rubia y alta y maravillosa! Pero así ocurren las cosas; aglomeraciones por todas partes. Y, además, teníamos prisa, todavía hoy me duele recordarlo. 

   En el Bayerischen Hof estuve una vez en una fiesta a la que asistían muchas hermosas mujeres con deslumbrantes brillantes. Pero he aquí que entró una tan bella que a su lado desaparecían todas las demás (no llevaba joyas). Era la señora Hanfstaengl. En casa de Erna Hanfstaengl la vi luego otra vez en compañía de Mary Stuck. Tres mujeres a cual más bella: ¡aquello si que era un cuadro!

A su piloto Hans Baur le dijo Hitler en una ocasión:

- Yo no puedo permitirme otra cosa. Las mujeres me hacen propaganda, y como hombre que continuamente tiene que enfrentarse a la opinión pública tengo que ser precavido. Si usted se desvía un poco del camino recto, nadie dice nada, pero si yo hiciera una cosa así, no podría dejarme ver nunca más. Las mujeres son incapaces de mantener la boca cerrada.

Werner Maser concluye en su biografía que en la vida de Hitler solo hubo 3 mujeres: su madre, Geli Raubal y Eva Braun. Acabo este post con la conclusión que saca este historiador:

"En Hitler, los sentimientos, de los que sabía servirse con gran maestría en su favor, estaban detrás del deseo que gobernaba toda su existencia. Solo los aceptaba cuando podían serle de alguna utilidad. En muy raras ocasiones "los golpes del destino", las graves enfermedades, las desgracias personales, los desengaños y los obstáculos le impulsaron  a modificar los objetivos que se había impuesto y a sustituir las personas a las que había otorgado su confianza. En este aspecto era sumamente obstinado e incorregible. Ni la temprana muerte de sus padres, ni sus fracasos de 1907 y 1908 en la Academia de Bellas Artes de Viena, ni el intento de golpe de estado de noviembre de 1923, que produjo un balance de 20 muertos y pudo suponer muy fácilmente el final de su carrera política, ni la prisión en Landsberg, ni otros momentos negativos de su vida posterior le hicieron dudar nunca de que alcanzaría su meta. Prácticamente siempre consiguió lo que se había propuesto, venciendo sin hacer caso de los consejos de los demás y sin tener que modificar sus convicciones. Solamente en dos ocasiones estuvo a punto de lanzar por la borda su ideología y de quitarse la vida que, en su opinión, encarnaba el destino alemán de la época: tras el fracasado golpe de Estado de 1923 y tras el suicidio de su gran amor Geli Raubal en 1931".

9 de enero de 2011

El hombre y la mujer según Hitler

Todos conocemos las ideas del nacionalsocialismo con respecto a la familia y la mujer. Hitler hablaba a menudo de ello en sus conversaciones. En ocasiones Hitler puede parecer, bajo nuestra visión actual, un machista redomado. Sin embargo existen declaraciones del Führer a favor de la emancipación de la mujer y en contra de la violencia machista. Veamos sus opiniones sobre la mujer y el hombre:

- La envidia es en la mujer una reacción de defensa. Tiene seguramente un origen ancestral, y debe remontarse a la época en que la mujer no podía en absoluto prescindir de la protección del hombre. En principio es una reacción de mujer grávida, causa por la que necesita aún más protección. Se siente entonces frágil, miedosa, por sí misma y por el niño que lleva dentro. Y este niño ¡cuántos años necesitará para adquirir su independencia! Sin la protección del hombre, la mujer se ve expuesta a todos los peligros. También es natural que se sienta especialmente unida al héroe, al hombre que le asegura el máximo de protección. Ante esta seguridad, se comprende que defienda reciamente su bien; de ahí el origen de los celos. 

- El hombre está animado por un sentimiento análogo con respecto a la mujer que quiere pero el reino de los celos femeninos es infinitamente más vasto. Una madre tiene celos de su nuera, una hermana de su cuñada.

- El universo del hombre es vasto, comparado con el de la mujer. El hombre se concentra en sus ideas, en sus ocupaciones. Sólo incidentalmente dedica todo su pensamiento a una mujer. Por el contrario, el universo de la mujer es el hombre. Se puede decir que no ve más que a él, por eso es capaz de amar tan profundamente.

- La inteligencia no es en la mujer una cosa esencial. Por ejemplo, mi madre habría hecho muy triste figura en la sociedad de nuestras mujeres cultivadas. Mi madre vivió rigurosamente para su marido y para sus hijos. Era su único mundo. Pero le dio un hijo a Alemania.

- Juzgo inadmisible que una mujer pueda ser llamada  a declarar en un juicio, sobre cuestiones de orden íntimo. He hecho suprimir esto. Tengo horror de la inquisición y del espionaje.

- En mi juventud. yo era un solitario y prescindía muy bien de la sociedad. He cambiado mucho, ya que ahora no puedo soportar la soledad. Lo que prefiero es cenar en compañía de una mujer bonita. Y antes que encontrarme solo en casa, iría a comer a la Hostería. 


Hitler se encuentra con Eva Braun por primera vez
- Una boda dichosa solo puede realizarse más que entre seres verdaderamente atraídos el uno hacia el otro; me hallo íntimamente convencido de ello... por otra parte, quede bien sentado que tan solo pueden dejar de ser solteros lo seres físicamente sanos  y sin taras raciales.

- Resulta absolutamente comprensible, según mi modo de ver, que un hombre busque en una mujer cualidades complementarias a las suyas y la posibilidad de realizar un ideal de vida. Pero no existe regla a este respecto; no hay más que casos particulares. Acabo de hacer alusión a casos en que uno se halla dispuesto a ponerse de parte del hombre, pero existen asimismo muchos otros en que resulta abusivo exigir que la mujer se sacrificase sistemáticamente ante el vínculo matrimonial. Puedo decir que no experimento simpatía alguna por los esposos que maltratan a sus mujeres, que les infligen torturas morales y las confinan al exclusivo desempeño de los quehaceres materiales.