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22 de enero de 2010

Hitler y sus chóferes

En esta rara foto vemos a Hitler con su fusta en un acto del partido durante los años 20. Por aquella época era habitual verle con su fusta. Esto no nos debe extrañar, ya que era una costumbre de la época. Sin embargo, después ya no se le vio posteriormente con la fusta. Pero hoy quisiera detenerme en un aspecto poco conocido del Führer. Se trata de la relación que tuvo con sus distintos chóferes.  Como sabemos, Hitler fue un amante del automovilismo y disfrutaba enormemente viajando. Nada había más placentero para él que relajarse mientras contemplaba el paisaje, paraba en medio del campo a merendar o charlaba animadamente con su chófer. Cuando Hitler salió de la prisión de Landsberg lo primero que hizo fue subir a un coche junto a su impresor Adolf Müller y su fotógrafo Hoffmann. Hitler estaba emocionado y dijo, ¡Qué alegría siento al viajar de nuevo en automóvil ! Poco después el Führer se permitió un viejo capricho, la compra de su propio coche. Se trataba de un Mercedes rojo. Principalmente lo utilizó para recorrer la campiña bávara con sus amigos. Emil Maurice, que compartió prisión con el Führer, fue uno de sus chóferes. Hitler siempre le tuvo en gran estima. Maurice era un jóven deportista que se afilió al partido en una fecha tan temprana como 1919. Desde 1921 fue el chófer de Hitler y uno de sus íntimos. Tanto quería Hitler a su chófer que incluso vestían de forma similar y se divertían mucho estando juntos. Les gustaba ir con pantalones de cuero, camisas blancas y chaquetas tirolesas azules. Para los no bávaros esa ropa era poco habitual. A Goebbles ese atuendo le parecía divertido. Maurice divertía mucho a Hitler cuando iban con ese atuendo. Su amistad era tan grande que incluso utilizaban motes entre ellos. Hitler le llamaba con el diminutivo "Maurizl" y Maurice llamaba a Hitler "mi querido Hitler". Tal era el grado de confianza de Hitler hacia él que incluso tenía llaves del piso del Führer. En las imágenes posteriores vemos a Hitler junto a Maurice con ese atuendo, en la prisión de Landsberg. En la otra foto, Maurice con uno de su primeros vehículos.
 Quizá el incidente más conocido de Maurice fue cuando Hitler le sorprendió en la habitación de Geli Raubal. Precisamente Hitler llevaba su fusta de montar y amenazó a su chófer con ella. Este incidente les alejó por un tiempo. Pero Hitler no se mostró muy duro con su amigo. Años después, cuando Maurice se casó, Hitler puso a disposición de Maurice su piso para la celebración y le entregó 1000 marcos como regalo de boda.

El siguiente chófer, y miembro fundador de la guardia personal de Hitler, fue Julius Schreck. Desde 1928 no se separó de Hitler. Para el Führer, Schreck fue mucho más que un chófer. Se trataba de un hombre con una imponente fuerza física y muy astuto. Tenía una habilidad al volante que complacía mucho a Hitler. En 1936 Schreck contrajo meningitis y murió el 16 de mayo. Su fallecimiento resultó un trauma para Hitler. Tanto es así que Hitler apenas pudo hablar durante su entierro y después colocó un retrato de su fiel chófer en su casa, junto a otro de su madre y el de Geli Raubal.

En la imagen superior vemos a Hitler junto a Schreck al volante. En la imagen posterior, durante el entierro de su chófer.

El siguiente chófer de Hitler, quizá el más conocido, fue Erich Kempka. Comenzó a trabajar para Hitler en el año 1932, a pesar de su juventud, ya que solo contaba con 22 años. Kempka fue elegido tras una breve selección en donde demostró sus dotes como conductor. El mismo Hitler seleccionaba a su personal, algo impensable en cualquier otro jefe. Al Führer le gustaba preguntar directamente a los aspirantes y siempre sorprendía por su alto grado de conocimientos: "¿qué marcas de coches ha conducido usted hasta ahora?... ¿conoce usted el Mercedes con motor de compresor de ocho litros? ¿cuántos caballos tiene? ¿cómo procedería usted en una curva en ese, sin visibilidad, cuando el cuentakilómetros marca ochenta y aparece otro vehículo en dirección contraria? Como vemos, Hitler se involucraba enormemente en esos detalles. Finalmente, Hitler se decidió por contratarlo. Desde entonces, hasta la muerte de Hitler, Kempka no se separó de su Führer. Durante ese año de 1932 recorrió más de ciento veinte mil kilómetros junto a Hitler:

"Día y noche rodábamos por todas las regiones de Alemania y en el transcurso de estos viajes viví muchos momentos gratos. Nunca tuve la sensación de viajar con un jefe, sino más bien con un buen amigo mayor que yo y paternal en su trato. Casi nunca me hablaba Adolf Hitler de sus problemas políticos, pero yo sabía  que podía y debía contarle mis dificultades y preocupaciones de orden personal. Me escuchaba con la máxima atención y siempre estaba dispuesto a hacerlo. Constantemente se preocupaba de que los conductores fuésemos bien alojados y atendidos en ruta, y muchas veces le oí decir que sus conductores y sus aviadores éramos sus mejores amigos y que a nuestras manos confiaba su vida."

La posición de Kempka cambió una vez que Hitler se hizo con el poder. Le acompañaba en todos sus viajes, dentro y fuera de Alemania y siempre figuraba en el séquito del Führer como invitado particular. Kempka se convirtió también en el jefe del Parque Móvil del Führer y fue ascendido a Sturmbannführer. Bajo su inspección se construyeron muchos coches para Hitler y colaboró directamente con la casa Daimler Benz. Kempka ha pasado a la historia por ser quien se encargó de la incineración de los cadáveres de Hitler y Eva Braun. Tal era el grado de confianza que solo a él le encomendó esa tarea tan importante. Al finalizar la guerra, Kempka escribió sus memorias con el sugerente título de "Yo quemé a Hitler".  Se trata de un interesante librito lleno de anécdotas.

4 de diciembre de 2009

Un coche de Hitler

En los últimos meses se viene hablando de un coche que perteneció al Führer, un Mercedes 770 K de edición limitada, que un multimillonario estaba dispuesto a comprar. Un comerciante alemán llamado Michael Fröhlich se ha encargado de localizarlo (en la imagen junto al vehículo). Este hombre asegura que el vehículo se ha localizado en un garaje a las afueras de Düsseldorf. En el mismo garaje había otros cinco vehículos, uno de ellos el utilizado por el ministro de asuntos exteriores Ribbentrop. El comerciante asegura que no hay duda de que ese coche era el del Führer pues dispone de una carta del fabricante Mercedes.

La historia del vehículo es la siguiente: al terminar la guerra el coche fue a parar a Austria, después estuvo en un museo del automóvil en Las Vegas y de allí fue a parar de nuevo a Alemania comprado por un millonario magnate de la cerveza.  Cuando este millonario murió en 2008 su viuda lo vendió, pero se ignora el comprador.


El nuevo propietario es un multimillonario ruso que esta dispuesto a pagar por el vehículo entre 4 y 10 millones de euros. Así pues, el coche de Hitler puede que acabe en Rusia, ya que la operación aun no está cerrada.

El Mercedes de Hitler se fabricó en Alemania durante los años 30 y 40. Sólo se fabricaron 300 unidades y en su momento fue el coche más caro de Alemania.

16 de noviembre de 2008

Hitler y los coches


El medio de transporte favorito de Hitler fue siempre el coche. Nunca condujo uno pero se preocupaba mucho de conocer los detalles de los coches y, por sus conversaciones, sabemos que entendía hasta de mecánica. Tuvo varios chóferes a lo largo de su vida y con todos ellos tuvo una relación muy estrecha, tanto que varias etapas cruciales de su vida transcurrieron junto a sus chóferes. Emil Maurice, su chófer antes de la subida al poder, parece que flirteó con su sobrina Geli Raubal. Es conocida la adoración de Hitler hacia su sobrina y parece ser que el Führer toleró esa relación. Pero el chófer con el que mejor se sintió Hitler fue Erich Kempka y fue a éste a quien el Führer le pidió incinerar su cadaver. Años después Kempka escribió un libro titulado "Yo quemé a Hitler". Como sabemos, una de las primeras medidas del gobierno Hitler fue la creación de las famosas autopistas. Hitler estaba realmente orgulloso de ellas y en una ocasión dijo:

- He querido construir algo perdurable. Las propias bombas no han ocasionado grandes daños en nuestras autopistas. Pero la guerra desgraciadamente nos ha obligado a modificar su aspecto. Hemos tenido que pintarlas de negro para hacerlas invisibles a la aviación enemiga. 

- Los que saben hasta qué punto estoy encariñado  con las autopistas pueden imaginarse lo doloroso que es para mi no poder circular por aquellas hermosas y amplias superficies blancas. 

Hitler solo se fiaba de sus chóferes pero en una ocasión Adolf Müller le pidió que viajara con él en su coche. En un primer momento el Führer no quiso saber nada pero después accedió. Y quedó absolutamente encantado por la forma de conducir de Muller. "Al contrario que la mayor parte de la gente, estoy siempre dispuesto a recibir lecciones" dijo Hitler tras el viaje. Dijo que Müller "le abrió los ojos sobre infinidad de pequeños detalles que se escapan a la mayor parte de los conductores." Hitler se dio cuenta de que debía enseñar a conducir a sus chóferes. Sin embargo confiaba ciegamente en Kempka. Decía que todos sus conductores habían sido muy divertidos y pasó con ellos muchos momentos emocionantes antes de la subida al poder, como cuando iba junto a su chófer Schreck y se toparon con un grupo de comunistas en bicicleta y al chófer no se le ocurrió otra cosa que pasar por encima de las bicicletas que acababan de dejar en la carretera. A menudo se topaban con muchos enemigos por las carreteras. Hitler apreciaba tanto a sus chóferes que  no los miraba como tales, sino como camaradas.
 

Fuente: Conversaciones sobre la Guerra y la Paz
Imágenes: detalle de las Autobhan.

30 de octubre de 2008

Eva Braun y Volkswagen



Como es bien sabido Hitler fue el impulsor y casi creador del famoso coche del pueblo, Volkswagen. La idea de este vehículo fue suya y participó muy activamente en su diseño. El Führer estaba decidido a que cualquier ciudadano pudiera acceder fácilmente a la compra de este coche. Él mismo era un fanático de los coches y disfrutaba mucho viajando en coche. Sólo la guerra impidió que el proyecto se llevara a cabo puesto que la industria automovilística se puso a trabajar para la maquinaria bélica. No obstante cualquier alemán podía ir pegando unos sellos en un carnet para asegurarse su Wolkswagen. Lo que es menos conocido es que una de las primeras en disfrutar del famoso coche fue Eva Braun. La amante del Führer ya disfrutaba de un Mercedes con chófer incluido para sus desplazamientos. Uno de los primeros prototipos de Volkswagen se lo regaló Hitler a Eva Braun. Sin embargo el coche era muy llamativo y Eva no podía salir a la calle con él así que el vehículo permaneció casi siempre en un garaje. En su testamento Eva dejó el vehículo a su hermana Ilse.

Después de la guerra el Volkswagen, llamado Escarabajo, se hizo muy popular en todo el mundo. Aún se siguen fabricando. Quizá sea el coche más popular de todos los tiempos. Poca gente conoce que su diseño e impulso se debe a Hitler. Y que probablemente su primera usuaria fue Eva Braun.