19 de abril de 2012

Semblanza de Hitler según Joachim Fest


Hace poco comenté que se había publicado en edición de bolsillo la biografía de Toland. Fue un error. El libro publicado ha sido la biografía de Fest. La portada como vemos, es espantosa. Con la cantidad de fotos de Hitler que existen tan buenas.

Un capítulo entero de la biografía de Fest está dedicado a hacer una semblanza de Hitler que, ciertamente, deja mucho que desear. En muchas ocasiones Fest se deja llevar por extrañas conclusiones sexuales. 

Fest considera que Hitler no era un amante de la música, "equivocadamente creía ser un amante de la música, pero en realidad significaba muy poco para él" llega a decir. La razón es porque a Hitler no le gustaba la música sinfónica o de cámara. Pero ¿es indispensable que te guste toda la música para poder afirmar que te gusta la música? Personalmente me parece una estupidez su argumento. Es de sobra conocido que Hitler no podía vivir sin música y que ésta desempeñó un papel muy importante en su vida desde niño. Y conocida es su gran colección de discos. Como la mayoría de los biógrafos, Fest incurre en contradicciones porque un poco más adelante pone en boca de Hitler "Sí, estoy muy solo, pero me consuelan los niños y la música".  Bueno, si no eres amante de la música, difícilmente puedes consolarte con la música.

Pero eso no es todo. Después Fest se supera a si mismo y llega a afirmar que Hitler apenas leía " y que a su alrededor solo toleraba la presencia de admiradores o de quienes contestaban a todo con un sí". Bueno, no se si es necesario recordar lo mucho que leyó Hitler durante toda su vida. De hecho, es imposible imaginarse a Hitler sin libros. He intentado buscar un contexto a la afirmación de Fest y no lo encuentro. Decir que Hitler no leía es como decir que no tenía bigote. Un absurdo.

Otra obsesión de Fest en su obra es la sexualidad. Así pues, cuando nos habla del círculo de Hitler dice que "una parte del acompañamiento lo constituían efebos -según un observador- de cabellos ligeramente rizados, ordinarios, toscos, con gestos afeminados". Esta afirmación parece indicar que Hitler tenía inclinaciones homosexuales. Como sabemos, no es la primera vez que se habla del asunto. En su momento ya traté este tema en este post. En todo caso, me parece una estupidez decir que Hitler estaba rodeado de efebos puesto que sabemos que no es verdad. A no ser que Fest considere efebos al fotógrafo Hoffmann o al doctor Morell. Seguro que los miembros de las SS eran jóvenes y efebos, perfectos miembros de la raza aria, pero el personal de escolta de Hitler nunca intimó con él.

Fest afirma que "todos los informes y recuerdos que poseemos de quienes le rodeaban no nos ayudan a conocer mejor al Führer. Según él Hitler ocultaba "bajo una máscara su total falta de personalidad, en una escenificación cuyos resortes dominaba de manera magistral, como todos los testimonios coinciden en reconocer". No estoy de acuerdo con esta afirmación. Básicamente porque existen muchos testimonios de personas que convivieron con Hitler, y estos testimonios, son la base del conocimiento que tenemos sobre Hitler. Un poco más adelante Fest afirma que "no han quedado anécdotas sobre Hitler". Tenemos mil anécdotas sobre Hitler. En este blog se han publicado muchas.


Otro aspecto que resalta Fest es la supuesta obsesión de Hitler con la muerte. Al parecer Hitler escribió una carta en julio de 1928 en la que Hitler decía que contaba ya con treinta y nueve años de forma que "en el mejor de los casos, solo me quedan unos veinte años aprovechables" para cumplir sus trascendental misión. "El tiempo empuja. No me queda mucha vida por delante... Debo poner los cimientos sobre los que puedan seguir construyendo los otros. Yo ya no veré terminada la obra".

"Se servía de un aparato policíaco y de las sopas de harina. No fumaba, no bebía, evitaba incluso el café o el té, contentándose, en su lugar, con inocuas infusiones de hierbas medicinales. En los años posteriores, por influencia de su médico personal, el profesor Morell, recayó en el vicio de los medicamentos; constantemente tomaba remedios o, por lo menos, tenía pastillas disolviéndose en la boca. Se observaba a sí mismo con una preocupación de hipocondríaco. Unos simples espasmos de estómago los consideraba como un inmediato síntoma de cáncer. Cuando, durante la primavera de 1932, en el transcurso de la campaña electoral para la reelección de presidente del Reich, uno de sus correligionarios le visitó en el hotel donde se hospedaba, le manifestó, sin dejar de comer su plato de sopa de verduras, que no podía esperar demasiado tiempo; 'no puedo perder ni un solo año, tengo que estar en el poder cuanto antes, con el fin de llevar a cabo misiones gigantescas en el plazo de vida que todavía me resta. ¡Es preciso, es preciso!' Numerosas manifestaciones hechas en años posteriores, incluso algunos discursos aislados, contienen referencias similares. En el círculo íntimo del Führer, observaciones tales como 'ya no me queda demasiado tiempo por delante' 'marcharnos pronto de aquí' o 'pocos años de vida' se convirtieron en frases hechas, constantemente utilizadas".

Sin embargo, Fest no cita fuente. Así que no podemos fiarnos de estas declaraciones de Hitler.

En muchas ocasiones he mencionado la biografía de Fest. Es indudable que ocupa un peso pesado entre los biógrafos de Hitler. Se me antoja menos malicioso de Kershaw. Pero lamentablemente creo que Fest en ocasiones divaga con pensamientos de tipo sexual o psicológicos que dejan mucho que desear.

"Hitler, Joachim Fest, Una biografía" Planeta.





1 de abril de 2012

Novedades Hitler


En China se ha comparado al Dalai Lama con el nazismo. Normalmente en Oriente guardan distancias con respecto al nazismo por cuestiones históricas y culturales. Sin embargo, parece que han aprendido que en Occidente, cualquier comparación con Hitler funciona muy bien. Es un anzuelo que aquí conocemos bien. Incluso en Turquía se ha tenido que retirar un anuncio de un champú en donde aparecía Hitler. 

Se ha hecho público en Dallas la existencia de dos álbumes de fotografías y obras de arte que pertenecieron a Hitler y que dos soldados americanos robaron de la residencia de Hitler. Tiene guasa el asunto ya que siempre que se habla de arte y Hitler, se menciona el hecho de que Hitler robó obras de arte. Y digo que tiene guasa, porque los americanos robaron todo lo que pudieron en Alemania. No solo robaron, sino que destruyeron muchas obras de arte. Y más irónico es que se diga que Hitler robó obras de arte cuando, precisamente estos dos volúmenes de Hitler fueron a su vez robados. El fotógrafo de Hitler, Hoffmann, dijo en su biografía que Hitler pagaba puntualmente por todas las obras que adquirió.

La noticia estrella esta semana es el desmantelamiento de las tumbas de los padres de Hitler en la localidad austriaca de Leonding, cerca de Linz. Oficialmente se ha dicho que una familiar de Hitler ha ordenado su eliminación, sin especificar quien, aunque se especula que pudiera ser una descendiente de la primera esposa de Alois Hitler. En todo caso, es evidente que lo que se ha pretendido con ello es evitar la peregrinación de grupos de neonazis a la localidad. Me resulta llamativo que dichas tumbas siguieran en pie después de la guerra, con la terrible ola de odio que sacudió Alemania tras la guerra. Pero allí han estado los últimos casi 70 años. Me parece una falta de respeto hacia dos personas ajenas a la 2 Guerra Mundial. Y, si lo que se pretende es evitar peregrinaciones, lo que creo que fomentan estas medidas es precisamente todo lo contrario. Porque ahora la noticia es bien conocida y más gente se interesará por el asunto. De hecho, apenas era conocido por el gran público la existencia de estas tumbas. Algo parecido sucedió con el cadáver de Rudolf Hess, hecho que no disminuyó en absoluto la fama del lugarteniente de Hitler. Siempre diré que la oportunidad de enterrar a Hitler y el nazismo la tuvieron los aliados en 1945. Pero no lo hicieron. 70 años después, Hitler sigue siendo tan conocido o más que entonces. Algo habrán hecho mal.

Se acaba de publicar "La primera guerra de Hitler" de Thomas Weber. El libro pretende desmontar la idea generalizada de que Hitler fue un soldado valiente. Se dice que ese mito fue elaborado en el III Reich para ensalzar más la figura de Hitler. Lo que me resulta increíble es que ese mito no fuera desmontado inmediatamente después de la guerra. ¿Cómo ha podido sobrevivir un supuesto mito del III Reich hasta la aparición de este libro? Bueno, no es la primera vez que se pone en entredicho el comportamiento de Hitler durante la I Guerra Mundial. Ya en 1943, Walter C. Langer publicó un trabajo llamado "La mente de Hitler" en donde decía que Hitler no era popular entre sus compañeros de armas y que permanecía apartado de ellos. También se puso en entredicho por aquella época la forma de conseguir la Cruz de Hierro de Primera Clase de Hitler. Así pues, este libro de Weber no supone ninguna novedad. Simplemente, se hace eco de lo que ya se ha hablado en muchas ocasiones. El "gancho" del libro de Weber es la aportación de cartas de soldados inéditas. Bien, yo la verdad, no voy a comprar el libro. No tengo ganas de perder dinero ni tiempo. Creo que el valor de Hitler y el compañerismo que demostró durante la I Guerra Mundial está más que demostrado y no merece la pena perder el tiempo con estas basuras. La mayor parte de los biógrafos oficiales de Hitler resaltan el valor de Hitler en la Gran Guerra. A modo de ejemplo, tenemos la biografía de John Toland que, por cierto, acaba de salir en edición de bolsillo a precio reducido. Toland relata hechos indiscutibles sobre el comportamiento de Hitler:

"A pesar de sus peroratas contra el fumar y beber, Adi era apreciado por la mayoría, pues se podía contar con él en los momentos críticos. Jamás abandonaba a un camarada herido ni se fingía enfermo cuando llegaba el momento de emprender una misión peligrosa. Además, era un buen compañero durante las largas y tediosas horas que pasaban esperando a entrar en combate. El hecho de ser artista aumentaba su popularidad entre los camaradas del cuartel. Dibujaba postales que ilustraban momentos cómicos de la vida que llevaban. Una vez, por ejemplo, un soldado mató un conejo para llevárselo a casa cuando estuviese de permiso, pero partió con un paquete que contenía un ladrillo que alguien había cambiado por el animal. Hitler envió a la víctima de la broma una postal con dos dibujos: uno representaba a un soldado desenvolviendo un ladrillo en su casa,  y el otro a su amigos del frente comiéndose el conejo."


Yo tengo tantos libros pendientes de lectura que la cuestión empieza a abrumarme. He comenzado "Anatomía del Tercer Reich" de Álvaro Lozano, que promete ser interesante. Ya lo comentaré cuando lo finalice. También tengo pendiente de lectura "Guerra Absoluta" de Chris Bellamy sobre la guerra en el Frente Oriental entre 1941 y 1945. "El Día D" de Antony Beevor, "Y siguió la Fiesta" de Alan Riding sobre la vida cultural en el París ocupado. "Un Mundo en Guerra" de Richard Holmes sobre la historia oral de la Segunda Guerra Mundial. También tengo pendiente una biografía de Goebbels escrita por Toby Thacker que compré a un precio muy asequible.

 Y estoy leyendo a su vez "Después del Reich" de Giles Macdonogh sobre el destino de los alemanes después de la guerra. Este libro me está resultado muy dramático y sobrecogedor. Es ciertamente terrible leerlo, pero creo que ocupa un lugar importante para dar a conocer el sufrimiento del pueblo alemán en manos de las fuerzas de ocupación aliadas.
Así que tengo una "labor" tremenda. Teniendo en cuenta que uno no dispone de todo el tiempo del mundo para leer, tengo lectura para mucho tiempo.