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5 de enero de 2010

¿Fue Hitler un inconsciente al declarar la guerra a Rusia y a Estados Unidos?

La cuestión es muy peliaguda porque la historia acepta que la mayor locura de Hitler fue su declaración de guerra a la Unión Soviética primero y a Estados Unidos después. Es habitual el tener una imagen de Hitler de megalomanía sin control. La imagen de un Hitler jugando con un globo terráqueo es muy conocida. ¿Pero realmente era Hitler un loco? Existen muchas evidencias que demuestran que Hitler no tuvo otro remedio que declarar la guerra a estos dos países. Voy a exponer la tesis de nuevo del historiador John Lukacs, del que hablé hace poco:

"Sólo fue detenido a las puertas de Moscú. No todos los errores de la estrategia militar alemana en Rusia se le pueden atribuir. Si la decisión de conservar Stalingrado fue un error, su a menudo criticada orden de no dirigirse directamente a Moscú en julio de 1941, haciendo caso omiso a sus generales, es al menos discutible, y su firme orden de prohibir una retirada general en diciembre de 1941 demostró ser sorprendentemente efectiva."

El mismo Hitler explicó en sus conversaciones de sobremesa su decisión de atacar a la Unión Soviética:

" Puesto que el tiempo -y siempre es el tiempo, como habrás notado- se habría vuelto cada vez más en nuestra contra. A fin de convencer a Gran Bretaña  de que recogiera sus cosas, para obligarla a firmar la paz, era esencial privarla  de su esperanza de ser todavía capaz de enfrentarnos, en el propio continente, a un adversario de igual talla que nosotros. No teníamos otra elección, teníamos que borrar el elemento ruso del balance europeo a cualquier precio. Había otra razón, igualmente válida, para nuestra acción: la amenaza mortal que suponía Rusia para nuestra existencia, puesto que era absolutamente cierto que un día u otro nos atacaría. "

Una conclusión que saca Lukacs es que dentro de los motivos que nos ofrece Hitler para atacar a Rusia, no aparece para nada la palabra "Lebensraum". Según el historiador, es absolutamente equivocado pensar que fue únicamente el Lebensraum el motivo de la invasión hitleriana. Para Lukacs la invasión de Rusia se debió a que Hitler quería demostrar a Gran Bretaña y a Estados Unidos"la inutilidad de la guerra contra él".

La declaración de guerra a Estados Unidos ha sido catalogada como una locura por parte de Hitler. Lukacs se detiene en este particular. Antes de la declaración de guerra, ya existía entre Alemania y Estados Unidos un estado de guerra. Sin embargo fue Hitler quien ordenó evitar cualquier acción hostil contra unidades norteamericanas. Hitler estaba ligado a un pacto con los japoneses y fue ese pacto quien decidió la declaración de guerra de Hitler.

Es habitual oír que Hitler desconocía por completo la realidad norteamericana y que desconocía su potencial. Para Lukacs esto es falso. Hay muchas pruebas de lo contrario:

"Hitler estaba interesado en los Estados Unidos y todo lo estadounidense desde su primera juventud. Era un ávido lector de las historias del Oeste y los indios del escritor alemán Karl May, a cuya última conferencia y a su funeral asistió en Viena. También hemos visto que Hitler expresó a menudo su afición y hasta admiración, por la industria norteamericana y sus técnicas. En suma, no estaba desinformado sobre los Estados Unidos, incluidas algunas tendencias políticas norteamericanas. Leía con asiduidad , en 1940, los informes de uno de los pocos agregados militares alemanes en Washington, el general Von Boetticher. Prestaba atención a todo tipo de indicios de opiniones contrarias a Roosevelt o "aislacionistas" por parte de los nacionalistas radicales estadounidenses. Él y Stalin fueron los primeros hombres de estado extranjeros que quisieron incluir el calendario electoral estadounidense en su cálculos (Stalin al decirle a Molotov que no viajara a Berlín hasta después de las elecciones presidenciales de noviembre de 1940; Hitler al decirle a Mussolini que debería haber retrasado su ataque a Grecia hasta después de esas elecciones). A lo largo de la guerra, y bastante después de diciembre de 1941, Hitler estuvo informado sobre ciertas corrientes de opinión estadounidenses... En sus últimas conversaciones de sobremesa dijo que la guerra contra los Estados Unidos era "una tragedia"  y hasta el último momento albergó esperanzas de una ruptura entre Washington y Moscú de la que podría beneficiarse después."

Para Lukacs, Hitler ya sabía en una fecha tan temprana como noviembre de 1941, que ya no podía ganar la guerra:

"El retrato de un Hitler cegado por su fanatismo, que creyó hasta el final que la guerra no se perdería, porque no podía perderse, es en el mejor de los casos una excesiva simplificación y, en el peor, falso."

18 de diciembre de 2009

El Hitler de la historia


El Hitler de la Historia - John Lukacs

Un libro interesante de leer es "El Hitler de la Historia" de John Lukacs. Para los que no lo sepan, Lukacs es uno de los historiadores más enfrentados con David Irving, así que viene bien recordarlo ya que hay muchos que piensan que  solo me abono a los historiadores partidarios de Hitler, como David Irving, o que  intento defender a Hitler.  El libro en cuestión es un repaso a los historiadores de Hitler y contiene reflexiones muy interesantes que hay que tener en cuenta a la hora de hablar sobre Hitler. Vamos a repasar alguna.

En primer lugar Lukacs advierte que "la historia, en sentido amplio, es revisionista; la historia implica enfrentarse múltiples veces a las acusaciones, vuelve una y otra vez a juzgar a las personas y los acontecimientos, sin una ley que lo impida". El término "revisionista" hablando de Hitler parece que ha sido apropiado por los defensores de Hitler, pero yo creo que el revisionismo es siempre importante porque la historia es muy susceptible y cambiante. Lo que durante años resulta un credo para los lectores, es desmontado años después.

Lukacs dice que existen más de cien biografías de Hitler "y sin embargo no puede asegurarse que la ciento uno no vaya a aportar algo nuevo y válido". Mientras Hitler vivió no permitió que se escribiera una biografía suya mostrando sus alabanzas. Nunca me canso de repetirlo: Hitler nunca tuvo ningún interés en que su figura fuera venerada. Se tiende a ver en la figura de Hitler a una persona llena de ansias de poder y gloria. No es cierto. Se puede decir en ese sentido que Hitler fue siempre más modesto que contemporáneos suyos como Churchill o Mussolini, quien sí permitió que se escribieran biografías suyas. También nos dice Lukacs que Hitler "hubiera estado poco dispuesto a escribir o dictar sus memorias". Eso nos da una idea de por qué  es tan fácil verter responsabilidades en Hitler y tan complicado no hallarle culpable de muchos hechos. En una ocasión Hitler dijo que "me tiene sin cuidado lo que diga la historia de mi". Claro que estoy seguro de que cuando pronunció esa frase (muy avanzada la guerra) no se pudo ni imaginar los ríos de tinta que su nombre iba a correr.

Sobre el por qué Hitler resulta un personaje tan atrayente Lukacs dice que "Hitler era más interesante que Stalin, y los nazis que los comunistas... el interés popular por Hitler está tan extendido como antes, en muchos lugares del mundo y en muchos niveles." Esto es perfectamente palpable. No hay día en que no se nombre a Hitler. Incluso es utilizado como arma arrojadiza, casi siempre de manera ignorante y vergonzosa. El más reciente ha tenido lugar estos días tras el debate sobre las corridas de toros en Cataluña. Los taurinos han acusado a los animalistas de ser como Hitler. Esto supone una ignorancia tremenda, por cuanto Hitler ha sido quizá el mandatario más radical por los derechos de los animales que ha tenido la historia. Pero en general se usa el nombre de Hitler como arma arrojadiza.

Interesante resulta el hecho de que Lukacs defienda, al igual que otros historiadores, el hecho de que Hitler "no fue un fenómeno demoníaco sino una figura histórica, que poseía  atributos humanos y estaba dotada de talentos reconocibles."

Para Lukacs la mejor biografía corta sobre Hitler la escribió Ernst Deuerlein y la mejor biografía larga es la de Fest.  Lukacs dice que si tuviera que recomendar una biografía breve recomendaría la de Deuerlein. Yo no he tenido la ocasión de leerla puesto que creo no existe en el mercado español. Corregidme si me equivoco. Sin embargo durante un tiempo he recomendado la biografía de Fest, a falta de una mejor, puesto que Fest incurre en ciertos errores. El problema de las biografías de Hitler es que en ocasiones resultan excesivamente largas. Son verdaderos ladrillos si tenemos en cuenta que Hitler gobernó durante un periodo relativamente breve en la historia. Como sabemos Fest recurre a Albert Speer en muchas ocasiones para estudiar a Hitler. No cabe duda de que Speer representa una parte importante en el estudio de Hitler ya que estuvo muy unido a Hitler, en especial durante la guerra. Sin embargo Speer no resulta en absoluto aclaratorio ya que, tras la guerra, quiso lavar su imagen y quedó a merced del juicio de la historia, lo que le inhabilita en parte. El aspecto que menos me gusta de Fest es la manipulación evidente que tuvo con Speer.

Otro historiador del que habla Luckacs es el ahora muy conocido John Toland, ya que su biografía se ha reeditado hace poco. Yo mismo me encuentro inmerso en su larga lectura. Lukacs dice que Toland estaba fascinado por Hitler. Según Luckacs la novedad de Toland estriba en que Toland hizo numerosos viajes y entrevistas para realizar su biografía. Para hacer su biografía Toland entrevistó a ciento cincuenta y nueve personas entre los que se encontraban secretarias, cocineros, criados y guardaespaldas de Hitler. Sin embargo Luckacs reprocha a Toland el  no haberse involucrado apenas en los archivos históricos. También dice que Toland "tampoco presentó documentación para algunas de su afirmaciones, a menudo sorprendentes." A modo de defensa,  diré que me resulta más relajado leer a un Toland que a un Kershaw, ya que por lo menos trata de no involucrarse personalmente en su biografía y no nos da tantas lecciones de moral innecesarias como acostumbra Kershaw.

Sobre David Irving, Luckacs dice que publicó la primera obra de rehabilitación parcial sobre Hitler. Sin embargo Luckacs no niega que no puede pasarse por alto la contribución de Irving al estudio de Hitler. De hecho, Irving pudo reunir una mayor cantidad de información que Toland para su estudio sobre Hitler.

Con todo, el libro de Luckacs contiene frases que merece la pena recordar:

" El definir a Hitler como loco lo releva de toda responsabilidad, en especial en este siglo en el que una declaración de enfermedad mental exime de una condena judicial. Hitler, sin embargo, no estaba loco. Hitler era un ser humano normal. "

"Hitler no solo poseía un talento intelectual muy considerable, también era valiente, seguro de sí, tenaz en muchas ocasiones, leal con sus amigos y con quienes trabajaban con él, autodisciplinado y frugal en sus necesidades materiales. "

"Una verdad a medias es peor que una mentira puesto que no tiene en ningún caso un cincuenta por ciento de verdad; es la mezcla de una verdad y una mentira al ciento por ciento. En matemáticas, con unos números rígidamente fijados e inmóviles, cien y cien suman doscientos; en la vida humana cien y cien suman otra forma diferente de cien. "

"Puede que Hitler haya sido el líder revolucionario más popular de la historia del mundo moderno. Él era absolutamente distinto, fue capaz, más que ninguno, de estimular a la mayoría de un gran pueblo... los condujo a la prosperidad y al orgullo, inspirándoles una confianza con la que conquistaron casi toda Europa y logrando una hegemonía alemana que se perdió pronto porque se sobrepasó a sí mismo. "

"Hay historiadores que describen a Hitler como un típico hombre de clase media baja, un pequeñoburgués convertido en fanático. Esa imagen es totalmente incorrecta: sí que había unos pocos elementos pequeñoburgueses en sus gustos y modales (cómo no iba a haberlos: nadie puede despojarse por completo de sus orígenes o su infancia); sin embargo, era mucho más importante su aversión a la burguesía."

"Sin embargo, Hitler fue un oponente tanto del capitalismo internacional como del socialismo internacional. De hecho, apreciaba algo más a los comunistas e incluso a ciertos socialistas que a los capitalistas. "

En esta última afirmación encontramos la causa del fracaso de Hitler: él combatió al mundo entero, a los capitalistas y a los comunistas. Una apuesta tan arriesgada como esa estaba ciertamente condenada al fracaso. Sin embargo, Hitler lo intentó. Todo lo que conocemos después de Hitler, han sido añadidos (si se me permite la expresión) y disculpas a la segunda guerra mundial. En los crímenes atribuidos a Hitler la historia moderna encuentra su justificación. Sin embargo, cuando el mundo declaró la guerra a Hitler, no fueron sus crímenes el motivo. El motivo fue que Hitler representaba un peligro para casi todo el mundo.