30 de abril de 2011

Aniversario de la muerte de Hitler

Si uno coge un periódico o lee las noticias habitualmente en Internet, las fechas 20 y 30 de abril se encontrará fácilmente con un nombre: Hitler. No solo eso, casi todas las efemérides del periodo del III Reich son puntualmente recordadas: el 30 de enero, la quema de libros, la noche de los cuchillos largos, la noche de los cristales rotos, el Pacto de Múnich... año tras año la prensa nos lo recuerda con puntualidad. ¿Por qué? Debe de haber alguna misteriosa asociación puesto que ¿conocemos otros periodos de la historia con la misma precisión? La "popularidad" de Hitler es tan inmensa que no hay día que no aparezca en la prensa por algún motivo. Doce años de la historia que han sido estudiados hasta el mínimo detalle. Ningún periodo de la historia ni ningún personaje histórico han vertido tantos ríos de tinta... y de controversia. 

A la vez que se prohíbe el famoso libro de Hitler, Mi Lucha, le habla de él de forma absolutamente desmesurada. ¿Qué sentido tiene la prohibición si se habla de Hitler constantemente? Muchas personas querrán leer sobre Hitler, querrán leer su libro, mientras se les recuerde constantemente su figura. El peligro que supuestamente representa Hitler y el nacionalsocialismo queda en tela de juicio ante tanta información. Nuestro actual modelo de sociedad se basa, casi como una religión, en la derrota de Hitler. El Führer es una de las únicas personas del mundo en la que, si se le compara a alguien con él, puede ser llevada a los tribunales. A buen seguro que eso encantaría a Hitler.

A menudo nos confunden con defensores de Hitler. Simplemente porque no nos conformamos con los libros de historia. Hay lectores que se conforman con lo que leen. A otros, sencillamente no nos gusta que nos tomen por tontos. En el caso de Hitler es tan claro que a veces sonroja leer sobre él.

Una de las falacias más populares a la hora de difamar a Hitler es decir esa tontería de que la historia se repite si no la recordamos etc. Eso es una idiotez. La historia no se repite jamás. Además, Hitler es absolutamente inimitable. Nunca habrá nadie como él, no se si afortunada o desgraciadamente. Los grupos llamados "neonazis" no tienen nada que ver con Hitler. Más bien parecen una burla que la prensa utiliza para desacreditar más a Hitler.


Se dice que Hitler fue un cobarde por suicidarse. Pero ¿qué otra alternativa tenía? Su muerte fue un hecho perfectamente coherente. Podemos criticar su política, sus crímenes si se quiere, pero su muerte le engrandece. Porque, a pesar de las difamaciones, con su muerte creo un halo mágico y de misterio que siempre le rodeará. En sus últimas horas declaró:

- No quiero que mi cuerpo se exhiba en un museo de figuras de cera o algo parecido. Quiero que los rusos sepan que he estado aquí hasta el último instante. 

En su testamento privado dijo:

- Puesto que creí, en mis años de lucha, que no debía asumir la responsabilidad de contraer matrimonio, me he decidido ahora, a punto de terminar esta mi vida terrena, a tomar por esposa a la muchacha que, tras largos años de fiel amistad, entró voluntariamente en la ciudad, ya casi sitiada, para compartir su suerte con la mía. Por deseo suyo va a la muerte conmigo y como esposa mía y la muerte nos resarcirá de lo que mi labor al servicio de mi pueblo nos ha robado a los dos. Lo que poseo pertenece, en lo que pueda valer, al Partido. Si éste dejase de existir, al Estado. Y si también fuese destruido el Estado, ya no será precisa una ulterior decisión mía al respecto. Mis cuadros, integrantes de las colecciones por mi adquiridas a lo largo de los años, no los he coleccionado nunca por razones de orden privado, sino que lo hice siempre con la intención de crear una galería de pinturas en mi ciudad natal de Linz... yo mismo y también mi esposa, elegimos la muerte para evitar la vergüenza de la fuga o la capitulación. Es voluntad nuestra ser inmediatamente incinerados en el lugar mismo en que durante doce años de servicio a mi pueblo, he llevado a cabo la mayor parte de mi labor cotidiana.


28 de abril de 2011

Libros ilustrados sobre Hitler y el III Reich

Uno de los aspectos que más gustan de Hitler, el III Reich o la II Guerra Mundial son las imágenes. Cuando Hitler adoptó la esvástica como símbolo de su movimiento, sabía que se trataba de una imagen potente. No solo se trata de la esvástica, el movimiento nacionalsocialista perdura en el tiempo porque atrae incluso a personas alejadas a esa ideología. Numerosos famosos han sucumbido a los encantos estéticos del nazismo creándoles no pocos problemas. Veamos algunos libros ilustrados que atrajeron también mi atención y que considero excelentes ejemplos:

Se trata de tres tomos de la editorial Selecciones del Reader's Digest que he tenido desde pequeño. Un buen día me aventuré a abrirlos y me quedé absolutamente fascinado por lo que vi. Nunca abandoné mi afición. Contienen numerosas fotografías.













De la editorial Bruguera y de la misma época que el anterior, los años sesenta. El libro hace un repaso a aspectos del III Reich como la Justicia, el Frente Alemán del Trabajo, la Propaganda, el cine, la literatura, la música, la Iglesia, la ciencia... y está profusamente ilustrado.
















Típico libro, en inglés, que te podías encontrar en los VIPS de Madrid a un precio irrisible. Con fotografías a gran tamaño en blanco y negro y en color.


















Esta inmensa colección de 42 tomos y 28 videos se editó en los años 90. Muchas imágenes fueron coloreadas para la ocasión. Los vídeos son bastantes prescindibles. Contiene imágenes interesantes del día a día del III Reich.













De la editorial Rialp, esta historia ilustrada de la segunda guerra mundial está muy bien maquetada. Contiene un apartado llamado "historias de la guerra" que resulta muy interesante ya que son historias breves de ciudadanos anónimos durante la guerra. Muchas imágenes están coloreadas pero el trabajo resulta muy bueno. Creo que es una de las mejores colecciones de la guerra.











Recopila todas las revistas de Historia 16 aparecidos sobre el III Reich y la Segunda Guerra Mundial. Obra que seguro tendrán los seguidores del tema que comenzaron en los 80 y los 90.














De más reciente aparición, el fuerte de esta colección son los mapas y recreaciones de los hechos más famosos de la guerra.















Uno de mis favoritos. Es una reproducción, en alemán, de un libro editado creo en 1935. Tiene una introducción escrita por Göring y un prólogo de Goebbels. El libro esta ilustrado con el día a día de Hitler. Las fotografías son muy buenas, incluso contiene acuarelas de Hitler. Se acompañaba con una traducción al inglés.












Auge y victoria de la Juventud Hitleriana. Editado por Nothung se trata de una basta y definitiva obra sobre la Juventud Hitleriana con todo lujo de detalles. Sin duda la mejor obra sobre esa organización. Podemos ver aspectos como las actividades de los miembros de las juventudes, uniformes, las famosas Napola... todo ello con fotografías muy buenas. Debido al gran tamaño del tomo, no lo he podido escanear mejor.











Para los amantes de las fotografías de Hitler y el III Reich sin duda la editorial ARNDT es la mejor. Sus legendarios tomos temáticos son excelentes. Las fotografías de gran tamaño y muchas de ellas en color resultan asombrosas. Son trabajos muy bien hechos y se pueden conseguir fácilmente. Yo tengo este del Berghof, uno dedicado a Rudolf Hess, otro de la Nueva Cancillería,  y otro del periodo 1940-1945 llamado Wolfschanze.  Ciertamente si estás interesado en el aspecto visual del nazismo y de Hitler, esta editorial es la mejor.








20 de abril de 2011

Cumpleaños del Führer

Hoy es el cumpleaños del Führer. Durante muchos años en esta fecha Hitler recibía una ingente cantidad de regalos procedentes de toda Alemania y del extranjero. Escojo como homenaje algunas de  las descripciones que hizo su secretaria personal Christa Schroeder:

- Toda la vida de Hitler no había sido si no esfuerzos y luchas. Vencedor mucho tiempo ante las más temibles adversidades, le resultaba difícil imaginar que, un día, su estrella pudiera conocer un final tan lamentable.

- Un día, tras un congreso del partido en Nuremberg, se quejó de que se encontraba cansado. Durante un desfile que duró varias horas, había permanecido bajo un sol de plomo, el brazo elevado en saludo, intentando, como me explicó luego, fijarse en cada una de las figuras que ante él desfilaban. "Cada uno debe tener la impresión de que me he fijado en él personalmente, y esto me fatiga enormemente".

- Llegó a suceder que mujeres que le vieran quedaran como paralizadas en su sitio y que fueran atropelladas por los automóviles que venían detrás.

- Hitler no sólo era duro y obligatorio con los demás, sino que lo era en igual grado consigo mismo.

- Cuando, en el curso de una conversación privada, recibía una nota informándole de alguna catástrofe, Hitler mantenía la calma.

- Solía lamentarse conmigo de no disponer del tiempo necesario para leer la bella literatura dedicada a los problemas del espíritu y de estar condenado a leer tratados técnicos, únicamente. Ese lado negativo de su formación explica los numerosos reveses que sufrió en el plano psicológico.

- Frecuentemente compraba cuadros que no le gustaban con objeto de apoyar al artista.

- Durante la guerra, me confió más de una vez que su mayor anhelo sería quitarse el uniforme y dedicarse exclusivamente a las cosas del arte.

- Se jactaba de haber dado la orden de fotografiar en color el interior y el exterior de cada monumento histórico para que, al llegar la paz, pudieran reconstruirse exactamente.

- Su necesidad de saberlo y comprenderlo todo exigía horas de explicaciones ante la menor intervención.

- Hitler tenía una verdadera animadversión a desnudarse delante de otra persona.

- Hitler estaba obsesionado por la idea de llegar hasta una edad avanzada.

-Gracias a su alimentación exclusivamente vegetariana y a su renuncia al tabaco y al alcohol, Hitler contaba con ganar unos años más de vida para terminar la obra de su misión terrestre.

- Desde su punto de vista, la nicotina era más temible que el alcohol.

- Acariciaba la idea de prohibir con una ley el tabaco.

- Prefería sobre todo los platos únicos y tenía una marcada debilidad por las alubias. A continuación venían los guisantes y las lentejas. No había ninguna diferencia entre lo que él comía y lo que se servía a los invitados, a excepción de que su comida no había estado en contacto con ninguna carne o grasa.

- Hablando sinceramente, creo poder desmentir las imputaciones de que tenía una vida sexual anormal... estoy convencida de que, en ese dominio, era perfectamente normal.

- Los deseos de dar y de recompensar le representaban un placer y una satisfacción reales.

- Estoy persuadida de que, en parte, respondía a la afectuosa amistad que sentía hacia los niños.

- En presencia de las víctimas, raramente se comportaba como un dictador intransigente.

-Cuando sitió Varsovia, lanzaba llamadas a la población invitándola a abandonar la ciudad.



18 de abril de 2011

Hitler, comedor de alfombras, El Pacto de Munich

Fue el autor del famoso "Historia del Tercer Reich" Willian L. Shirer quien popularizó el bulo de que Hitler mordía alfombras cuando se ponía nervioso e histérico. Sin duda, este tipo de autores popularizaron este tipo de comportamiento alocado en Hitler, cuando en realidad Hitler se solía comportar siempre correctamente y con mucho dominio de sí mismo. Veamos el famoso pasaje de Shirer:

- Hitler se hallaba en un estado de nerviosismo intenso. Aquella mañana yo le había visto pasar, caminando a grandes zancadas, para ir a inspeccionar su yate, amarrado a la orilla del río. Me pareció agitado por un tic nervioso. Su hombro derecho subía y bajaba de manera mecánica y continua, mientras su pierna izquierda se distendía bruscamente. Tenía los ojos orlados de enormes ojeras y parecía estar al borde de un derrumbamiento nervioso. "Teppichfresser", murmuró mi compañero alemán, un director de periódico que detestaba en secreto a los nazis. Me contó que, desde hacía varios días, Hitler se encontraba en tal estado de frenesí a causa de la cuestión checa, que más de una vez había perdido el dominio de si mismo tirándose al suelo y mordiendo el borde de la alfombra, de donde procedía la expresión de "comedor de alfombras" que yo había oído aplicada al Führer (en voz baja naturalmente), la víspera, en el hotel Dreesen, durante una conversación con algunos chupatintas a las órdenes del Partido.

Bien, Shirer fue uno de los primeros historiadores que difundieron rumores como si se trataran de hechos. Es revelador que Shirer acepte sus impresiones como si fueran pruebas. Es absolutamente impensable que una persona como Hitler, que sentía pánico al ridículo, que detestaba desnudarse en público y que tenía una educación y unos modales muy correctos, fuera capaz de lanzarse al suelo a morder alfombras. Cuesta mucho imaginar una situación así y de haber existido tendríamos pelos y señales de semejantes escenas contadas por testigos. Si Hitler, en privado y en solitario fuera capaz de morder alfombras, nunca lo sabremos. Pero en público jamás.


Bien, centrados en el Pacto de Munich, comenzamos con la descripción que nos ofrece Joachim Fest:

- Hitler había hecho hincapié en una reunión conjunta inmediata, por cuanto pretendía irrumpir el 1º de octubre en el país de los Sudetes, con más decisión que nunca. Con el fin de ponerse de acuerdo con Mussolini, le salió al encuentro en Kufstein; y parece ser que en aquellos momentos estaba todavía indeciso de si hacer o no fracasar la conferencia prevista, con el fin de conseguir por la fuerza el triunfo total. En todo caso, sobre un mapa facilitó a Mussolini todas las explicaciones necesarias respecto a la guerra relámpago que pretendía desencadenar contra Checoslovaquia y la siguiente campaña militar contra Francia. Solo esforzándose mucho se mostró dispuesto a postergar tales intenciones, por el momento, pero no dejó que quedasen dudas flotando:

- O bien la conferencia resulta un éxito en un espacio de tiempo corto, o bien la solución será conseguida mediante las armas.



Para David Irving, Hitler no estaba tan seguro de querer una guerra contra Checoslovaquia:

- A las once de la mañana -tres horas antes de la hora tope fijada para Hitler en su ultimátum- Mussolini telefoneó a su embajada berlinesa para anunciar que acababa de recibir un mensaje de los británicos y quería tiempo para considerarlo, ¿estaría dispuesto Hitler a ampliar veinticuatro horas más el plazo del ultimátum?

El Forschungsamt se adelantó a anunciar esta petición. Ribbentrop puso mala cara. Göring, intensamente consciente de la debilidad de su fuerza aérea contra Gran Bretaña, le acusó de desear la guerra. Hitler los hizo callar a los dos.

- ¡Nadie desea la guerra! -gritó, tal vez el único indicio que dejó escapar de que todo había sido una baladronada desde el primer momento.


El pacto devolvía a Alemania los ex territorios alemanes de los Sudetes, en los que casualmente se hallaban situadas las más importantes defensas fronterizas de Checoslovaquia, que de ese modo se quedaba prácticamente indefensa. Pero el asunto de Munich dejó a Hitler con mal sabor de boca y acusó a Göring de cobardía a sus espaldas.

- La próxima vez -amenazó- actuaré tan rápido que ninguna viejecita tendrá tiempo de protestar.

El biógrafo Ian Kershaw, en su afán de desprestigiar a Hitler, prefiere dar crédito a William Shirer, a quien cita en su biografía. Evidentemente no cita la cuestión de las alfombras, pero sí cita el estado de nerviosismo de Hitler en la crisis checa. Por otra parte, Kershaw es más partidario de la corriente belicista de Ribbentrop y da crédito a la tesis de que Hitler prefería la guerra que el famoso pacto:

- Ribbentrop había abogado por la guerra hasta el último minuto. Se le había robado su ocasión de humillar a los ingleses... y aumentaba su indignación el hecho de que Chamberlain hubiese sido vitoreado en su recorrido a través de Munich en un coche descubierto como si se tratase del héroe del momento, el verdadero salvador de la paz en Europa. El estado de ánimo de Hitler se había modificado de un día para otro. La impresión que había dado de estar gozando de su triunfo sobre las potencias occidentales se había desvanecido la mañana siguiente. Parecía pálido, cansado y enfermo cuando Chamberlain le visitó en su apartamento de Prinzergentenplatz para presentarle una declaración conjunta en la que Alemania e Inglaterra acordaban que no habría más enfrentamientos bélicos entre ellas.


Para Kershaw "Munich no fue ningún gran motivo de celebración. Tenía la impresión de que le habían arrebatado el triunfo mayor que estaba seguro que habría logrado con una guerra limitada con los checos, que había sido su objetivo todo el verano.

Sin embargo, Hitler dijo en 1942:

- Recibo actualmente de Hacha los más efusivos testimonios de simpatía. No los publico para no dar la sensación de que necesitamos del apoyo de un vencido.

John Toland hace referencia en su biografía sobre el asunto:

- En el Dreesen, corrió la voz entre varios periodistas de que el Führer estaba tan perturbado por la crisis de Checoslovaquia que se dejaba caer al suelo y mordía el borde de la alfombra. El rumor surgió a raíz del comentario de un ayudante de Hitler que dijo que el jefe estaba tan furioso que "se comía la alfombra". Esta expresión popular alemana fue tomada al pie de la letra por algunos corresponsales norteamericanos, que habrían tenido que traducirla por "se subía por las paredes". Semejante ingenuidad divertía  a los ayudantes de Hitler, que pocas veces habían visto a Hitler fuera de control. Cuando perdía los estribos, lanzaba ocasionalmente peroratas de una media hora; pero, por lo general, sus estallidos eran de corta duración. "Yo estuve presente e unos cuantos de esos arranques -escribió Wiedemann-, y todo lo que puedo decir es que no eran diferentes de las crisis de cólera de otros hombres con mal genio y poco autocontrol".

2 de abril de 2011

Los nuevos tiempos y Hitler

Paso a poner unas fotografías poco conocidas del Führer. Hace poco salió una noticia sobre unas fotos inéditas de Eva Braun pero lo cierto es que la mayoría de ellas ya eran conocidas hacía mucho tiempo. Aún estoy por sorprenderme con alguna noticia de Hitler, pero lo cierto es que todos son refritos y lo mismo de siempre. Eso sí, la presencia de Hitler cada vez es mayor, aunque en la mayor parte de las veces se trata de cosas tan superficiales como tratar de ver la cara de Hitler en un gato, o lo que es peor, en una casa. La gente ve Hitlers por todas partes. Esto se está pareciendo al III Reich, en donde cada hogar tenía una foto del Führer bien visible. Y después critican a los alemanes por haberle seguido, ¡pero si la gente lo sigue haciendo! Todos recordaréis el escándalo que se montó con unas declaraciones del diseñador Galliano en las que decía que amaba a Hitler. Toda la prensa internacional se hizo eco del asunto. Lo sorprendente del asunto es que la prensa tomara en serio unas declaraciones de una persona ¡que estaba borracha! No solo eso, parece que el hombre va a tener que abandonar su carrera. Las garras de la corrección política son en ocasiones tan ridículas. Lo que debería haber sido una simple anécdota se convirtió un escándalo internacional. Es un asunto para la reflexión sobre la figura de Hitler, no de Galliano. En fin, siento mucho no estar muy activo últimamente. Se debe a una falta de tiempo alarmante. Eso y que casi no tengo tiempo para leer como me gustaría. Tengo una buena pila de libros sin leer. Como desagravio, pongo unas fotos de Hitler, éstas muy poco conocidas, o eso espero. Algunas de ellas están firmadas por el propio Führer: