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5 de agosto de 2011
20 de abril de 2011
Cumpleaños del Führer
Hoy es el cumpleaños del Führer. Durante muchos años en esta fecha Hitler recibía una ingente cantidad de regalos procedentes de toda Alemania y del extranjero. Escojo como homenaje algunas de las descripciones que hizo su secretaria personal Christa Schroeder:
- Toda la vida de Hitler no había sido si no esfuerzos y luchas. Vencedor mucho tiempo ante las más temibles adversidades, le resultaba difícil imaginar que, un día, su estrella pudiera conocer un final tan lamentable.
- Un día, tras un congreso del partido en Nuremberg, se quejó de que se encontraba cansado. Durante un desfile que duró varias horas, había permanecido bajo un sol de plomo, el brazo elevado en saludo, intentando, como me explicó luego, fijarse en cada una de las figuras que ante él desfilaban. "Cada uno debe tener la impresión de que me he fijado en él personalmente, y esto me fatiga enormemente".
- Llegó a suceder que mujeres que le vieran quedaran como paralizadas en su sitio y que fueran atropelladas por los automóviles que venían detrás.
- Hitler no sólo era duro y obligatorio con los demás, sino que lo era en igual grado consigo mismo.
- Cuando, en el curso de una conversación privada, recibía una nota informándole de alguna catástrofe, Hitler mantenía la calma.
- Solía lamentarse conmigo de no disponer del tiempo necesario para leer la bella literatura dedicada a los problemas del espíritu y de estar condenado a leer tratados técnicos, únicamente. Ese lado negativo de su formación explica los numerosos reveses que sufrió en el plano psicológico.
- Frecuentemente compraba cuadros que no le gustaban con objeto de apoyar al artista.
- Durante la guerra, me confió más de una vez que su mayor anhelo sería quitarse el uniforme y dedicarse exclusivamente a las cosas del arte.
- Se jactaba de haber dado la orden de fotografiar en color el interior y el exterior de cada monumento histórico para que, al llegar la paz, pudieran reconstruirse exactamente.
- Su necesidad de saberlo y comprenderlo todo exigía horas de explicaciones ante la menor intervención.
- Hitler tenía una verdadera animadversión a desnudarse delante de otra persona.
- Hitler estaba obsesionado por la idea de llegar hasta una edad avanzada.
-Gracias a su alimentación exclusivamente vegetariana y a su renuncia al tabaco y al alcohol, Hitler contaba con ganar unos años más de vida para terminar la obra de su misión terrestre.
- Desde su punto de vista, la nicotina era más temible que el alcohol.
- Acariciaba la idea de prohibir con una ley el tabaco.
- Prefería sobre todo los platos únicos y tenía una marcada debilidad por las alubias. A continuación venían los guisantes y las lentejas. No había ninguna diferencia entre lo que él comía y lo que se servía a los invitados, a excepción de que su comida no había estado en contacto con ninguna carne o grasa.
- Hablando sinceramente, creo poder desmentir las imputaciones de que tenía una vida sexual anormal... estoy convencida de que, en ese dominio, era perfectamente normal.
- Los deseos de dar y de recompensar le representaban un placer y una satisfacción reales.
- Estoy persuadida de que, en parte, respondía a la afectuosa amistad que sentía hacia los niños.
- En presencia de las víctimas, raramente se comportaba como un dictador intransigente.
-Cuando sitió Varsovia, lanzaba llamadas a la población invitándola a abandonar la ciudad.
15 de junio de 2009
Hitler y el tabaco
Que Hitler fue un enemigo del tabaco parece que no resulta tan conocido al gran público. Lo digo porque, con motivo de la publicación en Gran Bretaña de las memorias de Christa Schroeder (de la que hablé aquí hace poco), lo que más ha llamado la atención es la postura de Hitler frente al tabaco. Lo que sorprende a la prensa es que la postura de Hitler es muy parecida a la política que se sigue en la actualidad con el tabaco. Hitler quería disuadir a los fumadores poniendo una calavera en las cajetillas de tabaco. Sin embargo también tenía en mente prohibir la venta de tabaco. En el caso de Hitler no se puede negar su capacidad visionaria y su intuición. Porque por aquella época apenas se hablaba del asunto. Yo creo que un estado debe velar por la salud de sus ciudadanos y si se tiene certeza de que un producto (el tabaco en este caso) produce cáncer y muchas enfermedades, prohibir de inmediato su venta.
Por ejemplo, el gobierno español ha subido hoy el precio del tabaco. Sabemos que es para recaudar más impuestos pero también se han atrevido a decir que es una medida disuasoria para que la gente deje de consumir. Dicho de otra forma: es una hipocresía absoluta.

Esperemos también que los gobiernos adopten la medida de prohibir el tabaco y no practiquen tanto cinismo. Hitler pudo ser muchas cosas, pero en otros muchos aspectos tenía más coherencia y valentía que muchos dirigentes demócratas.
4 de junio de 2009
Las secretarias de Hitler
Gracias a la película "El Hundimiento" la secretaria más conocida de Hitler es Traudl Junge. Lo curioso es que esta señora se dio a conocer muy al final de su vida, a pesar de que muchos historiadores hablaron con ella siempre. También es curioso que Traudl Junge solamente estuvo junto a Hitler desde 1943. Lo que no sale en la película, y no es tan conocido, es que Junge cuando huyó del búnker de Hitler no tuvo tanta suerte como aparece en la película. La señora Junge fue violada en repetidas ocasiones por los soldados soviéticos y fue hecha prisionera personal de un alto rango de los servicios secretos soviéticos. A Traudl Junge debemos el libro "Hasta el último momento" en donde narra sus vivencias junto a Hitler y alguna anécdota interesante del Führer. Por lo demás, la mujer se pasó el resto de su vida lamentándose por su colaboración "inocente" con Hitler.
La siguiente secretaria más conocida de Hitler es Christa Schroeder, que trabajó para el Führer durante todo su mandato. El libro que escribió Schroeder se titula "Doce años junto a Hitler". Ciertamente este libro sí que contiene datos interesantes aunque me llamó la atención algún detalle. Por ejemplo, Schroeder se refiere en una ocasión a Hitler como "el mayor hipócrita de Alemania". En otra ocasión asegura la secretaria que Hitler le dijo una vez, a propósito de ciertos crímenes que se cometían y que mucha gente pensaba que no eran del conocimiento de Hitler, "tonterías. Lo se todo". Así que cuando leí el libro tuve mis dudas porque es conocido que Christa Schroeder fue una fanática defensora y admiradora de Hitler.
Bien, pues resulta que el libro fue concebido por uno de los interrogadores de Schroeder tras la guerra que se llamaba Albert Zoller. La secretaria estuvo internada en un campo de concentración y fue interrogada hasta la saciedad. Por aquella época lo que más interesaba a la gente encarcelada era salir cuanto antes. Así que es fácil imaginar la cautela que tuvo que tener Schroeder para poder lograr su libertad. Finalmente la consiguió en 1948 con el grado de "simpatizante del nazismo". Tanto Zoller como Schroeder acordaron publicar un libro con las vivencias de la secretaria pero pronto ésta se dio cuenta de que muchas de las cosas que aparecían en el libro ella no las había escrito. Así que la secretaria no le dio el permiso para publicarlo. Sin embargo Zoller sí que lo editó bajo el nombre de "Hitler en privado. Vivencias de una secretaria secreta". Nótese que no aparece el nombre de Schroeder por cuanto ella no le dio el permiso. La secretaria se pasó el resto de su vida lamentándose de que ella no había dicho jamás ciertas cosas. Sin embargo ella sí que logró publicar el libro en alemán (Zoller publicó el suyo en francés) bajo el título de "Er war men Chef" (Él Fue mi Jefe). Sin embargo las traducciones que han abundado han sido las de Zoller, con los consiguientes errores de una traducción a otra. Puesto que Christa Schroeder esta muerta, se puede publicar el libro ya que no hay que pagar derechos de autor. Pero lo cierto es que la propia secretaria siempre renegó del libro y de muchas frases que ella nunca pronunció.
Así pues, aun cuando el libro contiene aspectos muy interesantes, hay que tener en cuenta la historia real de Christa Schroeder y que en la editorial Milenio, que publicó el libro en español hace unos años, no explica en absoluto.
nunca aceptó hablar sobre Hitler, por más que le ofrecieron sumas millonarias. Ella siempre afirmó que fue la secretaria privada de Hitler y que no debía hablar sobre él. Ciertamente es una postura coherente, a la vista de los problemas que tuvieron sus compañeras. Tambien Gerda Daranowski fue violada por los soviéticos en muchas ocasiones tras la guerra.
Lo que me llama profundamente la atención de las secretarias de Hitler es la confianza que el Führer tuvo con ellas. Era tanta, que ellas siempre estuvieron dentro del círculo de los íntimos de Hitler. Ciertamente el cariño entre ellos fue mutuo. Hitler siempre las trató con mucho cariño y respeto y ellas le sirvieron con lealtad. Yo me pregunto qué secretarias han tenido el protagonismo que tuvieron estas mujeres en la historia. Digo protagonismo por la cercanía que tuvieron con Hitler. Ellas acudían a comer en compañía del Führer, iban a toda clase de fiestas de las más altas esferas del régimen etc. Esto nos demuestra una vez más la sencillez de Hitler. De hecho Hitler siempre prefirió tratar con gente sencilla. Todo su círculo de empleados era muy querido por él.
6 de noviembre de 2008
Las secretarias del Führer


Ya se sabe que Hitler fue teniendo más y más confianza con sus secretarias a medida que pasaba el tiempo, invitándolas a sus cenas, tertulias y su vida íntima. Hitler las adoraba y ellas también a él. Al final, cuando se estrechaba el círculo en Berlín, Hitler las quiso poner a salvo en el Berghof. Dos de ellas, Johanna Wolf y Christa Schroeder, partieron hacia el refugio alpino de Hitler para trabajar allí y por si el Führer se decidía a ir. Quedaron dos junto a él Traudl y Gerda. El 22 de Abril de 1945 Hitler les da también la orden de marcharse. Les dice:
- Vístanse inmediatamente, señoras. Dentro de una hora despega una avión que las llevará al Sur. Todo está perdido, irremediablemente perdido.
También se lo pide a Eva Braun, que le dice:
- Tú sabes que me quedo contigo. ¿Por qué entonces deseas que me vaya?
Entonces Hitler le besó en los labios. Nunca lo había hecho en público.
Las secretarias y la cocinera contestaron:
- Nos quedamos aquí.
Hitler las miró e insistió:
- Les ordeno que se marchen.
Sin embargo, las mujeres movieron la cabeza negativamente. Al final Hitler les estrechó la mano y les dijo:
- Ah, si mis generales fuesen tan valientes como ustedes...
El relato de Traudl Junge lo conocemos de sus memorias, que inspiraron en parte la película "El Hundimiento". Christa Schroeder tuvo un destino amargo. Al final de la guerra tuvo que colaborar con un oficial francés en la redacción de un libro, "Doce años junto a Hitler". Christa se lamentaría de por vida. Pidió perdón a sus antiguas compañeras y amigas porque "me hicieron decir lo que querían. Estaba sola, intimidada." Los editores recogieron testimonios inventados acerca de Hitler y lo reunieron en ese libro inventado acerca de Hitler. Lo curioso es que ese libro se reeditó hace bien poco, aun a sabiendas de que mucho texto esta inventado por los editores. Schroeder estuvo en un campo de concentración y, tras su colaboración con los editores, se revisó su condena y le permitieron salir del campo. La secretaria sí escribió un libro en alemán titulado "Él fue mi Jefe" pero el libro "Doce años junto a Hitler" se publicó primero en francés, de donde partieron el resto de traducciones, incluida la alemana. Christa se pasó el resto de su vida advirtiendo que ella no había dicho todo lo que se imprimió en el libro. Así pues, hay que coger el libro con mucho cuidado. Yo lo he leído y ciertamente me sorprendieron muchos pasajes. Me sorprendió mucho que se hablara de exterminios, abonos hechos a partir de cenizas humanas y otros asuntos que sabemos Hitler nunca hablaría con sus secretarias.
Las verdaderas memorias de Christa Schroeder las dejó ella misma al historiador Anton Joachimsthaler, que las publicó con muchos comentarios y aclaraciones. Lamentablemente no tenemos traducción al español, por lo que solo se puede conseguir en idioma alemán. Ciertamente la bibliografía sobre Hitler en español, a pesar de ser numerosa, es muy comercial y tiene numerosos errores. Gran culpa de la imagen que tenemos de Hitler la tienen esas traducciones e inventos sobre su figura. Quizá lo que podemos hacer es comparar los libros que tenemos y observar dónde están las contradicciones y errores.
Primera imagen: Hitler con sus secretarias Daranowki y Wolf. Segunda Imagen: Christa Schroeder
Parte de la información sacada del libro Hitler y Eva Braun, de Nerin E. Gun
1 de noviembre de 2008
Hitler casamentero
Hitler era quien autorizaba las bodas entre alemanes y mujeres extranjeras. Generalmente se trataba de soldados alemanes y mujeres autóctonas de los países ocupados, como Francia, Bélgica, Holanda Dinamarca o Noruega. A Hitler le presentaban cada dos semanas las fotografías de los novios y las contemplaba con mucha atención. Las fotografías eran de perfil, de frente y otra foto de cuerpo entero. Al Führer le gustaba hacer comparaciones con mujeres que conocía. Muchas mujeres no eran muy agraciadas y Hitler decía siempre en broma que algún día los soldados le maldecirían por haber autorizado la boda. También estudiaba los informes de cada pareja. Casi nunca firmaba de inmediato la autorización. Siempre le pedía a su ayuda de cámara Linge que se las presentara por segunda vez.
Cualquier miembro del personal de Hitler que quisiera casarse le tenía que pedir permiso. Lo que sí lamentaba mucho era cuando algún miembro de su personal se casaba y debía desaparecer por ello. Cuando una de sus secretarias, Traudl Humps, se comprometió con Hans Junge, el Führer no pudo menos que lamentarse diciendo:
"Tengo muy mala suerte con mi gente. Primero, Christian se casó con Dara y se la llevó, con lo cual me quitó a la mejor de mis secretarias. Y ahora que he encontrado alguien que la sustituya a la perfección, también Taudl Humps me abandona y además se lleva al mejor de mis criados. "
Sin embargo, la secretaria siguió con Hitler hasta el final.
1 de octubre de 2008
Hitler y sus amigos

Mucho se ha hablado de Hitler como un ser solitario y sin amigos. No es cierto. A Hitler nunca le gustó estar sólo. Necesitaba estar constantemente rodeado de gente. De hecho, tengo la impresión de que detestaba la soledad. También es habitual oír que Hitler era una persona enigmática. ¡Nada más lejos de la realidad! Hitler hablaba sin parar y no tenía el menor problema en hablar de su propia vida. En realidad se ha hecho su figura enigmática, para que los historiadores puedan adornar sus historias con muchas dosis de fantasía. Pero no hay muchos enigmas en lo concerniente a su personalidad. En una ocasión dijo:
"No soy un hombre solitario; ¡tengo el mejor amigo del mundo, tengo a Göring!" ("Göring", David Irving)
Llama la atención que un hombre de la posición de Hitler, prefiriera siempre la compañía de sus empleados a la de grandes estadistas, principes o ministros. A excepción de Mussolini, nunca le gustó la compañía de políticos ni estadistas. Resulta realmente curioso ver cómo Hitler prefería comer en compañía de sus empleados. En ese sentido, fue un líder muy cercano a su pueblo. Bastaba contratar a una secretaria o una cocinera, para que ésta fuera parte del séquito del Führer.
Su fotógrafo escribió un libro llamado "Yo fui amigo de Hitler". En verdad fueron muy amigos. Hitler se reía mucho con las ocurrencias de Hoffmann. En una ocasión Hitler llegó a decir "Cuando Hoffmann se ausenta por unos días, le echo de menos". Su secretaria le respondió que Hoffmann estaría encantado de saber eso y Hitler le respondió que ya lo sabía. Eso nos aleja mucho de un Hitler frío y distante.
Albert Speer repitió hasta la saciedad que Hitler fue su amigo. Pero todos los comentarios de Speer deben mantenerse en cuarentena porque se pasó media vida intentando salvar su pellejo. No obstante, es cierto que pasaron muchos ratos juntos y que Hitler se relajaba mucho en su presencia. Trabajaron mucho juntos haciendo proyectos y Hitler siempre le prefería porque podían hablar durante horas de arquitectura.
Pero Hitler siempre prefirió la compañía de sus secretarias y servicio doméstico. De ahí que hayan proliferado las memorias de varios de ellos. Estas memorias resultan muy valiosas para conocer la personalidad de Hitler. Las citaré a menudo.
Las obligaciones de la guerra dejaban muy poco tiempo libre a Hitler. Su única relajación era estar en compañía de su perra Blondi, de Eva Braun y de sus secretarias. Un día les dijo: "Ya no me queda más que estas pocas horas que paso con ustedes cada noche."
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