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4 de agosto de 2011
10 de marzo de 2009
Una visita de Hitler
Hitler no era el típico líder de una nación. En privado era humilde y no le importaba ir a visitar a sus amigos a sus casas en vez de recibirlos en la cancillería o en su refugio alpino. Así pues, visitó la casa de Leni Rienfstahl en varias ocasiones. La siguiente escena la podemos leer como una entrevista a Hitler. Resulta muy reveladora de cómo fue Hitler. ¿Quién dijo que Hitler era un hombre reservado? Reproduzco una de estas visitas en boca de Leni:
"En el vestíbulo saludé a Hitler y a su acompañante, Albert Bormann, hermano de Martin Bormann... antes de entrar en la sala de estar, Hitler pidió a su acompañante que le esperase y mi doncella le condujo al bar rústico que se encontraba en el sótano. Entre tanto, Hitler fue conmigo a la espaciosa habitación que era al mismo tiempo sala de proyección.... Hitler parecía estar de excelente humor. Admiró la casa, el jardín, y sobre todo, la instalación interior, lo que me sorprendió un poco, porque tenía un estilo completamente diferente al de sus propias habitaciones.
- ¿Desea usted tomar café o te? le pregunté con cierta timidez.
- Haciendo una excepción, voy a tomar té, pero flojo, porque debo tener cuidado con mi estómago.
- Raramente sucede -dijo Hitler- que pueda tomarme tiempo y pueda ser durante unas horas una persona privada. Ya se que también es usted muy activa, y apenas puede tener vida privada. Creo -continuó- que usted, lo mismo que yo, trabaja demasiado. Debería cuidarse más.
- Las personas como usted -dijo Hitler- están casi siempre solas. No lo tendrá usted fácil.
- Usted, para ser mujer, es extraordinariamente activa y dinámica. Esto actúa como un reto para muchos hombres y le crea a usted enemigos. También desaprobarán muchos los éxitos de usted y no sólo hombres. Probablemente sabe que incluso a mí me resulta difícil hacerle fácil su trabajo.
- Ya sabe cuánto la admiro y respeto, y es para mi una alegría estar en su compañía, pero desgraciadamente mis obligaciones no me permiten concederme este placer más a menudo.
- ¿Y su vida privada?
- Desde que decidí ser político, renuncié a mi vida privada.
- ¿Le ha resultado difícil?
- Muy difícil -respondió Hitler- especialmente si me encuentro con mujeres bellas que me gusta tener a mi alrededor. Pero no soy el tipo que encuentra placer en las aventuras triviales. ¿Cómo podría compaginar esto con mis obligaciones para con Alemania? ¡Cuánto habría de decepcionar a cualquier mujer, aun cuando la amara!
- Tengo la intención de crear una Alemania fuerte e independiente, un baluarte contra el comunismo, y esto sólo es posible mientras dure mi vida. Después de mi, no vendrá nadie que pueda hacerlo.
- ¿De dónde saca usted esa convicción?
- Es una vocación que percibo dentro de mí todos los días, una convulsión interna que me hace obrar así y no de otra manera...
- ¿Ha sido usted siempre vegetariano?
Dijo que no, y me contó vacilante que, después de un grave shock, nunca más había podido comer carne. Me arrepentí de mi pregunta, pero Hitler continuó diciendo:
- A Geli, mi sobrina, la quise demasiado. Creí que ya no podría seguir viviendo sin ella. Cuando la perdí, estuve días sin comer, desde entonces se me revuelve el estómago cuando veo carne, de la clase que sea.
- ¿Era Geli su primer amor?
Hitler se puso a hablar de mujeres a las que había amado antes de Geli:
- Mis asuntos amorosos - dijo- fueron casi siempre desafortunados. Las mujeres estaban casadas o querían casarse.
Yo no mencioné el nombre de Eva Braun. Pero él dijo que siempre le molestaba que algunas mujeres amenazaran con suicidarse para atarle. Sólo habría podido casarse con Geli. Le pregunté si le gustaba la linda inglesa Unity Mitford que, como sabía todo el mundo, estaba tan enamorada de él. Su respuesta me dejó sin habla:
- Esta muchacha es muy atractiva, pero yo no podría tener nunca una relación íntima con una extranjera, por hermosa que fuera. Mis sentimientos son tan nacionales, que sólo podría amar a una alemana -dijo, y añadió divertido- : ya veo que usted no lo comprende. Por lo demás para un matrimonio sería yo absolutamente inepto, porque no podría ser fiel. Entiendo a los grandes hombres que tienen una querida....
Aquella noche yo había sentido que Hitler me deseaba como mujer."
Fuente: Memorias, Leni Riefenstahl
31 de octubre de 2008
Hitler y Kennedy... parientes!

El destino es curioso. Tanto que Hitler y el ex presidente americano Kennedy pudieron llegar a ser parientes. Para llegar a semejante conclusión hay que seguir la siguiente historia:
Unity Valkyrie Mitford, joven estudiante inglesa de 20 años, frecuentaba en 1935 la Osteria Bavaria de Múnich puesto que le habían dicho que Hitler solía frecuentar ese establecimiento y su mayor deseo era conocer al canciller alemán. En efecto, la chica solía sentarse cerca del Führer y le miraba fijamente hasta que éste se dio cuenta y preguntó por la muchacha. El ayudante de Hitler ya se había informado sobre la muchacha y le dijo que se trataba de "una inglesa". Al momento Hitler la invitó a su mesa. A pesar de que Unity no hablaba nada de alemán ni el Führer inglés, éste quedó maravillado con la muchacha. A partir de entonces Unity formó parte de la vida de Hitler ya que sería invitada en Bayreuth, Berlín, Munich e incluso en Berchtesgaden, donde una celosa Eva Braun tuvo que tratarla. Hitler paseaba a menudo con ella e incluso la invitaba a las celebraciones del partido en Nuremberg en tribuna de honor.
La tremenda chica se hizo una ferviente nacionalsocialista. Su hermana se casó con Mosley, el líder de los fascistas británicos. La boda se realizó en Múnich y Hitler invitó a los novios a cenar en su domicilio. Unity le dijo al Führer "Mi cuñado, mein Führer, debe aprender de usted".
Por supuesto Unity estaba locamente enamorada de Hitler. Lo cierto es que el Führer tomaba muy en serio a la joven. Le hizo entregar la insignia del Partido y le regaló un retrato dedicado que ella mostraba orgullosa. Lo cierto es que la influencia de la joven fue cada vez mayor ya que trató con políticos como Churchill, Edén o Chamberlain.
La mayor desgracia que le pudo ocurrir a Unity fue la declaración de guerra de Gran Bretaña a Alemania el 3 de Septiembre de 1939. Unity escribió una carta a Hitler y le devolvió la insignia del partido y la foto dedicada. Después se pegó un tiro tratándose de suicidar. Sin embargo no lo consiguió. Cuando Hitler se enteró mandó a los mejores médicos a atenderla. Los gastos corrieron a cargo del gobierno. El mismo médico de Hitler, Morell, la trató. Sin embargo a partir de entonces la joven quedó inconsciente. Hitler la visitó y ordenó que la trataran de forma preferente. Hasta la misma Eva Braun le envió flores. Unity murió en Inglaterra en 1948.
¿Qué tiene que ver toda esta historia con Kennedy? Pues que de haberse casado Hitler con Unity, éste se hubiera emparentado con la familia Kennedy puesto que el hermana de Unity, Deborah se casó con el duque de Devonshire, cuyo hermano contrajo matrimonio con Kathleen Kennedy, que era hermana del futuro presidente John Kennedy. ¡Vaya lío! Sin más, se trata de una historia curiosa, como tantas en la vida de Adolf Hitler.
Fuente: Hitler y Eva Braun, Un amor maldito. Nerin E Gun
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