17 de febrero de 2009

El lector Hitler



Ayer salió en El País un artículo por un libro que se acaba de editar sobre la biblioteca privada de Hitler. Hitler acumuló una biblioteca de unos 16.000 volúmenes. Desconozco si se publicará en España, aunque es muy probable, habida cuenta del eco que esa publicación ha tenido en nuestra prensa. El artículo del El País, escrito por Jacinto Antón es absolutamente grosero, indecente y escrito con muy mala uva. Además, al escribir sobre lo que leyó Hitler desde nuestra perspectiva, se pueden hacer chistes fáciles y otras mofas de muy mal gusto. Al final tengo la impresión de que quien queda a la altura del barro es el propio articulista .  Empecemos a criticar al crítico de turno. Comienza el articulo diciendo que Hitler quemaba libros, pero que también los leía. Afirmación vulgar donde las haya. Para empezar, Hitler no quemó ningún libro, fue su ministro Goebbels quien lo hizo. Y no olvidemos que los libros siempre, en todos los regímenes han tenido sus persecuciones. ¿Acaso no está prohibido Mi Lucha en muchos países, incluida Alemania? ¿Por qué se critica tanto la quema de libros por Goebbels y nos quedamos tan contentos con nuestras propias piras literarias?

Jacinto Antón continúa diciendo que Hitler era incapaz de tener relaciones profundas y sinceras de amor o amistad. Incluso se atreve a afirmar que lo que sentía por Eva Braun y por su perra Blondie eran "afectos envenenados y ¡CLARO! si no tenía cariño por Eva ni por su perra ¡cómo iba a tener cariño por los libros! ¡Cielo Santo! Jamás he leído nada tan pueril. No sabemos a ciencia cierta si Hitler sintió amor hacia Eva Braun. Existen muchos historiadores que lo están debatiendo. Pero de lo que no cabe ninguna duda es que el Führer sí tuvo cariño hacia su amante. Y  hacia su perra Blondie. Además: ¿Qué  tendrá que ver que no tengas cariño hacia tu amante y POR LO TANTO, no lo puedas tener hacia otras cosas? Según Jacinto Antón "el sello de TODOS los bibliófilos" es el cariño hacia los libros.  Hitler tenía semejante biblioteca porque la despreciaba. Qué descubrimiento tan fantástico ha hecho. Maravillado me ha dejado. Pensar que Hitler no pudo sentir cariño hacia nada es, sencillamente, estúpido. Hay escritores y pseudo historiadores que simplifican tanto al personaje solo porque le odian. Demuestran tan poco respeto hacia los lectores, tanto desprecio hacia ellos que, en este caso, sí que una buena quema de sus libros sería necesaria... igual igual que lo hizo Goebbels.



Hitler hacía con los libros lo mismo que con los países: los depredaba. Otra estupidez. Tan fácil es esa afirmación como aplicarla a otros aspectos de Hitler. Imaginaos que queréis escribir un libro sobre los gustos culinarios del Führer. Podéis aplicar la misma teoría absurda y decir que Hitler no comía sino que depredaba. Es algo tan simple. Continúa Jacinto diciendo que a Hitler la lectura le servía "para llevar agua al molino de sus ideas". ¡Y se queda tan ancho! Pero ¿a quién no? Seguro que este buen hombre lee para llevar agua al molino de las ideas de su vecino.

Pero bueno, aquí lo que cuenta a partir de ahora es demostrar que Hitler, a pesar de haber sido un gran lector y poseer una biblioteca que para si quisieran muchos no leyó nunca por placer. Pobrecito Adolf... me lo imagino sufriendo lo indecible con cada libro que leía. Precisamente son abundantes sus declaraciones sobre el gran placer que le producía la lectura. Pero claro, aquí los únicos grandes lectores deben de ser los que leen bestsellers baratos. ¿Y cómo arreglamos el que Hitler leyera a alguien aceptado y valorado en nuestros días? Muy sencillo señores: Hitler no lo leyó y punto. Como por ejemplo a Nietzsche o a Schopenhauer. Faltaría más. Si al articulista o historiador de turno le gusta mucho un autor, si coincide con el gusto de Hitler... pues lo solucionamos diciendo a los sufridos lectores que no, que tranquilos, que Hitler tenía toda su bibliografía pero que no los leyó.

Nuestro Jacinto se apoya en el biógrafo Kershaw, ese que escribió la biografía diciendo que odiaba a Hitler, quien dijo que dudaba de que Hitler "leyera lo que hay que leer". Vaya. Qué afirmación tan interesante. Lo que no entiendo es por qué no nos dan un listado de lo que hay que leer para no acabar siendo dictador de un país. Igual el futuro de la humanidad está en manos de este tipo de simplezas. Siguiente contradicción: Hitler no leía novelas. Lo curioso es que después nos dan detalle de bastantes novelas que sí leyó. Hay que tener valor. Estoy por decir que la mayoría de quienes leemos ensayo e historia no solemos leer novelas, más que nada por falta de tiempo. Es más, la mayoría de los escritores admiten no leer novelas. No se por qué se recrimina a Hitler que no leyera novelas, lo que es falso, por cierto, y no se le recrimina a los muchos que tampoco las leen.

El punto fuerte de los 16.000 volúmenes de Hitler es un manual de 1931 sobre gases venenosos. Desde luego aquí los historiadores y articulistas de pacotilla lo tienen tan fácil... No voy a hablar sobre un tema que he evito en este blog. Simplemente decir que Hitler padeció intoxicación por gases durante la Primera Guerra Mundial. Es perfectamente comprensible que entre sus libros figurara uno sobre los gases. Las calenturientas mentes de los historiadores harán el resto. Es lamentable. Decir también que Hitler prohibió el uso de gases durante la II Guerra Mundial.

Un tema tan interesante como este se ha convertido de nuevo en un show impresentable. Qué pena. La mala leche de los historiadores se cebará de nuevo sobre Hitler. Y sobre los lectores, claro. Sin pudor y con una falta de respeto que roza el delirio. Los historiadores no están dispuestos a admitir que Hitler fue un ser humano que leía, comía y defecaba como nosotros. 

5 comentarios:

  1. No tienes disculpas que pedir, nos abres los ojos sobre la mierda de cultura que nos rodea. Los que tenemos que dar algo somos nosotros, y son las gracias a tí.

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  2. A mí también me parece no solo pésimo, sino de muy mal gusto hacia los lectores, porque este señor nos toma simplemente por idiotas. Es deleznable ese estilo simple, facilón y graciosete del que hace gala en todo su ¿artículo?, reuniendo todos los tópicos vertidos en Hitler desde la guerra. Lo de que es perfectamente comprensible que Hitler tuviera un libro sobre gases ya es hilarante.

    En fin, continúa el mal gusto, la zafiedad, vulgaridad e ignorancia; aunque realmente siempre ha sido así, el ciudadano medio es muy limitado intelectualmente para tener opiniones propias, lo mejor es pasar de estas gilipolleces...

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  3. Gracias... precisamente ya existe una corriente de historiadores que no son nada partidarios de este tratamiento hacia Hitler. Yo creo que el camino hacia un tratamiento ecuánime es lento pero seguro. Aquí se siguen escribiendo artículos zafios y ordinarios como este. El problema es que, como dices, el ciudadano medio no es capaz de distinguir.

    Saludos!

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  4. jaja…me recordaste a Sánchez Dragó en su libro “Y si habla mal de España es español” donde escribe de lo más cabreado y no le importa lo mas mínimo decirlo. Eso sí! todo lo que escribe se percibe a leguas que le sale del alma...como a tí,vaya! :)

    Saludos Nacho! ;)

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  5. Yo leo varios libros a la vez, conozco a grandes hombres que son practicos en la lectura rápida y son capaces de leerse en tiempo record cualquier libro, son gente culta y sobre todo lectora.... por fortuna sobre ellos nadie escribe informes tan " interesantes". ( Y no quiero ni pensar que libros malditos pueden tener en sus bibliotecas privadas ).Jajaja

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