9 de enero de 2011

El hombre y la mujer según Hitler

Todos conocemos las ideas del nacionalsocialismo con respecto a la familia y la mujer. Hitler hablaba a menudo de ello en sus conversaciones. En ocasiones Hitler puede parecer, bajo nuestra visión actual, un machista redomado. Sin embargo existen declaraciones del Führer a favor de la emancipación de la mujer y en contra de la violencia machista. Veamos sus opiniones sobre la mujer y el hombre:

- La envidia es en la mujer una reacción de defensa. Tiene seguramente un origen ancestral, y debe remontarse a la época en que la mujer no podía en absoluto prescindir de la protección del hombre. En principio es una reacción de mujer grávida, causa por la que necesita aún más protección. Se siente entonces frágil, miedosa, por sí misma y por el niño que lleva dentro. Y este niño ¡cuántos años necesitará para adquirir su independencia! Sin la protección del hombre, la mujer se ve expuesta a todos los peligros. También es natural que se sienta especialmente unida al héroe, al hombre que le asegura el máximo de protección. Ante esta seguridad, se comprende que defienda reciamente su bien; de ahí el origen de los celos. 

- El hombre está animado por un sentimiento análogo con respecto a la mujer que quiere pero el reino de los celos femeninos es infinitamente más vasto. Una madre tiene celos de su nuera, una hermana de su cuñada.

- El universo del hombre es vasto, comparado con el de la mujer. El hombre se concentra en sus ideas, en sus ocupaciones. Sólo incidentalmente dedica todo su pensamiento a una mujer. Por el contrario, el universo de la mujer es el hombre. Se puede decir que no ve más que a él, por eso es capaz de amar tan profundamente.

- La inteligencia no es en la mujer una cosa esencial. Por ejemplo, mi madre habría hecho muy triste figura en la sociedad de nuestras mujeres cultivadas. Mi madre vivió rigurosamente para su marido y para sus hijos. Era su único mundo. Pero le dio un hijo a Alemania.

- Juzgo inadmisible que una mujer pueda ser llamada  a declarar en un juicio, sobre cuestiones de orden íntimo. He hecho suprimir esto. Tengo horror de la inquisición y del espionaje.

- En mi juventud. yo era un solitario y prescindía muy bien de la sociedad. He cambiado mucho, ya que ahora no puedo soportar la soledad. Lo que prefiero es cenar en compañía de una mujer bonita. Y antes que encontrarme solo en casa, iría a comer a la Hostería. 


Hitler se encuentra con Eva Braun por primera vez
- Una boda dichosa solo puede realizarse más que entre seres verdaderamente atraídos el uno hacia el otro; me hallo íntimamente convencido de ello... por otra parte, quede bien sentado que tan solo pueden dejar de ser solteros lo seres físicamente sanos  y sin taras raciales.

- Resulta absolutamente comprensible, según mi modo de ver, que un hombre busque en una mujer cualidades complementarias a las suyas y la posibilidad de realizar un ideal de vida. Pero no existe regla a este respecto; no hay más que casos particulares. Acabo de hacer alusión a casos en que uno se halla dispuesto a ponerse de parte del hombre, pero existen asimismo muchos otros en que resulta abusivo exigir que la mujer se sacrificase sistemáticamente ante el vínculo matrimonial. Puedo decir que no experimento simpatía alguna por los esposos que maltratan a sus mujeres, que les infligen torturas morales y las confinan al exclusivo desempeño de los quehaceres materiales.